Nunca subestimes el amor de una madre.
Bakugo entendió ésas palabras justo en el momento exacto.
El amor también puede llegar del cielo.
| KiriBaku
| Romance intenso
| No Quirks
| Fantasía
• Los personajes pertenecen a Kohei Horikoshi. •
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Un golpe estridente llamó la atención de los presentes en el coliseo, Kirishima no estaba para nada avezado con la espada larga y gruesa como Bakugo, pero sin duda le gustaba. En aquel momento se encontraba entrenando con sus compañeros; Kaminari, Sero y Midoriya. Sin embargo, ya que desde un inicio el pelirrojo había dejado en claro no pelear con alguno de los animales de combate, Izuku se ofreció a pelear con él justo como lo hacía con Katsuki.
—Woh, eres realmente fuerte ahora, Kirishima-kun. —El pequeño peliverde apremió con una linda sonrisa en el rostro.
El nombrado, quien extrañaba sus cuchillas en total silencio, sólo observo el arma algo huroneo pues en cierto modo le empezaba a llamar la atención, después de todo, una espada era el arma preferida de Bakugo.
—Gracias. —Respondió con entusiasmo antes de volver al otro con un golpe certero y estruendoso. —Espero que Bakugo llegue antes de que el entrenamiento termine, quiero que me vea con ésta espada.
Aquello llamó la atención de Midoriya. —Por cierto... ¿Por qué Kacchan no vino hoy?
Eijiro realizó un contrataque rápido y se detuvo para dar una gran bocanada de aire, el entrenamiento con aquel nuevo instrumento de batalla le estaba pasando factura rápidamente. —Pues...—Tomó un poco de agua para aclarar su garganta. —Dijo que tenía que hacer algo de suma importancia con su padre. Me pidió que viniera a entrenar con ustedes.
—¿Él no odia salir con su padre?
Kirishima se detuvo a pensar un momento en aquellas palabras, había pasado ya tiempo con él y estaba sumamente consiente de aquel dato, se hundió de hombros con un sonrisa. —Tal vez fue algo muy importante ¿No lo crees, Midoriya?
—No es eso... —El peli verde miró un momento hacia sus recuerdos del pasado. — Kacchan jamás ha faltado a un entrenamiento a pesar de lo importante que es un asunto de sus padres.
Kirishima parpadeó con inocencia curiosidad. —¿Qué? ¿A qué te refieres?
Izuku, a pesar de la indagación que aquello le causaba, no quiso meterse más en asuntos ajenos. —En guardia, Kirishima-kun. —Le sonrió con soberbia. —En éste momento soy alguien que quiere asesinar a tus leones.
El pelirrojo sonrió con total energía y continuó aquel entrenamiento con Izuku por algunas horas, turnó con Sero y Kaminari, por supuesto, ganando en todos y cada uno de los retos que se le estaban dando. Desde que su secreto fue descubierto por sus compañeros, sorpresivamente se sentía mucho más seguro y confortable, no debía contenerse ni mucho menos guardase preguntas.
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—¡Abre la maldita puerta, cara redonda!
La chica se encontraba del otro lado con el cuerpo temblándole por culpa del miedo. —¿N-No vienes aquí a tomar venganza?
