24. Jamás podría olvidar esa cara calienta pollas

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Gabriella:

—¿Te iras?

—Solo será un día. —Responde Ángelo. —No te preocupes, todo ha estado en calma desde que te encontraste con Giovanni y no hemos hecho nada para levantar sospechas.

Trago saliva.

—Volveré..

—Después de que Selina tenga a su bebe.

La mejor amiga de Ángelo entro en labor de parto y como buen "Padrino" quiere estar presente, debe ser muy importante para el como para dejar la operación a cargo de alguien más así sea solo por un día.

—No puedo perdérmelo por nada.. Soy el padrino. ¿Sabes cuánto batalle con su esposo para que aceptara que ese niño sea mi ahijado?

—Me imagino que mucho.

Angelo sonríe.—Te llamare.

—Yo igual, te mantendré al tanto.

—Sé que lo harás.








(*)








—Aun no me has dado una respuesta.—Me recuerda Dante después de apartar la boca de mi cuello.

Sus ojos azules me buscan, buscan una explicación en mis ojos.

Me examina por completo.—Creí que era lo que deseabas.

—Lo deseo.

Soy sincera.

Pero no es algo que pueda aceptar, no a base de mentiras.

—Entonces solo di las palabras.—Me pide acariciando mi mejilla.—Di que deseas vivir conmigo, como mi mujer.

Dejo que mis ojos se cierren.

—¿Hay algo que te impide que lo hagas?.—Su tono de voz suena diferente.

Muchas cosas, Dante.

Muchas cosas.

Abro los ojos, bajo su mano despacio.

—Déjame hablar con mi tío.—Miento.

Dante me observa en silencio, pero enseguida, responde.

—Claro.

¿Qué es lo que estoy haciendo?












(*)










"El numero al que usted ha marcado no se encuentra disponible, por favor deje un mensaje si.."

Aprieto el botón.

—Ángelo, sé que ahora mismo estas ocupado.—Pronuncio, me muerdo el labio.—Hay algo que necesito decirte urgente.

Ingreso a la mansión de Flavio Greco.

Mis pies se detienen.

—El otro día te mentí y no es cierto que no hubiera algo más que decirte. Hay algo que no te he dicho y ...

Me congelo.

Mis pies se detienen y bajo la mirada en el charco de sangre, uno de los hombres de Greco se encuentra en el suelo con un disparo en el cráneo y cuando me acerco con cuidado, distingo tres cuerpos más.

¿Qué ha pasado?

Mi arma..

Mi arma la tengo en la habitación.

Retrocedo y logro llegar al largo pasillo que me conduce a mi habitación, me apuro en llegar y en la intersección, dos hombres me impiden el paso, me giro y hay otros dos hombres en el otro extremo.

Estoy atrapada.







(*)









Me trasladan hasta la sala de estar del segundo piso, donde se encuentra Flavio Grego atado y golpeado, la sangre se desliza por mi mejilla y ahora mismo trato de conectar como llegamos a este punto.

No necesito pensarlo mucho.

Giovanni Colombo aparece frente a mí.

Tiene una sonrisa en el rostro.—Sabia que te había visto antes, agente Gabriella Rizzo.

El corazón se me acelera.

—Jamás podría olvidar esa cara calienta pollas, ni la de tu amiga muerta.

Mis puños se aprietan.

—¿Realmente creíste que era tan estúpido?

—Lo fuiste para dejarme escapar ¿No?

Se acerca a mi e intento soltarme del tipo que me tiene bien agarrado el brazo, tengo rostro de Giovanni otra vez cerca al mio y me produce asco, el solo sonríe.

—¿Es suficiente prueba para ti?

Y solo hace falta girarme para entenderlo todo.

Lo veo.

A Claudio.

Está observándome con una expresión seria.

—Es suficiente.—Le confirma.

Realmente estoy acabada.

Dentro de la Mafia  (#4 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora