37. El por su crimen y tú por ser una cómplice más

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Gabriella:

—¿Vigilarte? Si lo he ordenado.

Alzo mis cejas.

—¿Tiene una orden para eso?

—¿Desde cuándo necesito una orden para vigilar a alguien?

—Cierto, olvide que la ley a veces abusa de su poder. —Respondo y veo el enojo en sus ojos. —Jefe, puedo acusarlo de invasión de privacidad y acoso.

Se ríe.

—No te lo recomiendo.

Trago saliva.

—Podría acusarte de sospechosa de cómplice de Dante Grimaldi.

Mis labios se cierran, él se acerca a mí.

—¿Aun piensas acusarme?

Sus ojos me miran y termina sonriendo.

—Eso creí.

—Lo que piensa encontrar a través de mi no va a encontrarlo. —Le aclaro. —Ya le dije, no hay nada que hallar.

—No estoy seguro de eso y cada vez confirmo mi teoría de que estas protegiéndolo.

—¿De qué está hablando?

—Le exigí a Ángelo entregarme su teléfono.

Abro los ojos.

—Y según el reporte, hay una llamada que le hiciste a Ángelo, intervenimos los teléfonos y el mensaje es claro, dices que hay algo que no le habías dicho, algo que ocultaste y fue una hora antes de que se llevara a cabo la operación en el almacén de Dante Grimaldi.

Mierda.

—¿Puedo saber por qué había un mensaje así si la operación ya estaba en curso?

El corazón se me acelera.

—¿Acaso ya sabias sobre el almacén con anterioridad?

Dios..

—¿Esa no fue la primera vez que fuiste al almacén, no es así? Lo ocultaste.

No respondo.

—¡Lo ocultaste, Gabriella!

Intento irme, pero el jefe me sostiene del brazo con fuerza, me jalonea.

—Dime ahora mismo que lo estas encubriendo y tu condena será menos larga que la suya.

—Suéltame.

—Respóndeme, Gabriella.

Sus dedos se cierran en mi brazo, forcejeo y termina por arrojarme al suelo.

Retrocedo arrastrándome hacia atrás en el suelo y veo sus ojos llenos de enojo, como nunca antes los vi.

—Voy a atrapar a Dante Grimaldi, eso te lo aseguro, Gabriella. —Me juro. —No servirá de nada que lo ocultes.

El corazón se me acelera. 

—Recapacita ahora que puedes hacerlo.

Mis labios se separan.

—Porque al final no será solo el quien pague, si insistes en protegerlo como creo que haces, tú también vas a pagar, el por su crimen y tú por ser una cómplice más.

Me siento igual de atrapada que esa noche en el almacén.

Igual de atrapada.

Dentro de la Mafia  (#4 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora