Dentro de la Mafia (#4 Hijos de la Mafia)

40. Todo estará bien ahora

Último Capítulo:

Dante:

—Dante.

Su voz suena débil y temblorosa.

—¿Qué sucede, Gabriella?

Ella se queda en silencio, entonces escucho un murmurllo y luego ella.

—¡Dante no vengas!

Su grito suena tan desgarrador que siento mis nervios de punta, grito su nombre y otra vos se escucha en la llamada.

—Muy mal hecho, Gabriella.

Mis manos se forman puños.

—Habla, Martin Catalano, jefe de la agencia antinarcóticos y ex jefe de la ex agente Gabriella Rizzo.

Mis manos se cierran alrededor del móvil.

Me separo de Claudio y trato de caminar para calmarme, aunque por dentro estoy desesperado.

—¿Es propio de un agente amenazar a un ex agente?

—Hacemos lo que podemos, Señor Grimaldi.—Me asegura.—Tiene 20 minutos.

—¿20 minutos para que, Agente?

—Gabriella y yo la estaremos esperando en el departamento, solo 20 minutos y debo decirle que estoy solo, lo cual no me evitara usar métodos con ella.

—Me amenazas con lastimar a mi mujer.. ¿Sabes lo grave que es eso para ti? Antes de acabar el día.

—Antes de acabar el día te tendré metido donde debes estar y jamás salir, una celda.

Mis puños se aprietan.

—Podrías compartir una con Gabriella, a menos que hagas un trato conmigo, pero eso ya lo hablaremos cuando estés aquí.

Puedo escuchar su risa.

—20 minutos, Dante Grimaldi.

Me cuelga el teléfono.

—Señor.. ¿Todo en orden?. —Me pregunta Claudio.

Estoy a punto de estallar del enojo, libero mis puños tensos y me dirijo hacia él.

—Claudio, escúchame muy bien.

Gabriella:

—¿Desde cuándo las normas se rigen de forma nada ortodoxa?

—Nunca nada sale bien sin tener que mancharse un poco las manos, Gabriella. —Me asegura. —Hasta para nosotros, a veces hay que infringir normar para salir con éxito.

—No es legal lo que haces, amenazarme para conseguir atrapar a Dante.

Trago saliva.

—El no vendrá.

Mi jefe se tensa.

—Conoces a Dante Grimaldi, sabes su reputación, el no vendrá por alguien como yo. No lo arriesgara todo por mí.

—Un hombre enamorado comete estupideces.

—¿Eso piensas que tenemos?

—Basta de intentar salvarlo, Gabriella. —Me exige. —Intentando que piense diferente no hará que desista, lo único que haces es meter más crímenes de los que ya tienes.