Dentro de la Mafia (#4 Hijos de la Mafia)

38. Si me voy ahora no volveré jamás

Gabriella:

Siento pánico al volver a casa cuando veo a Dante, está dentro del departamento y no puedo evitar pensar que alguien pudo seguirlo.

Mientras el me ve extrañado, yo voy hacia la ventana y me asomo detrás de las cortinas esperando no ver un auto de la agencia.

Incluso llego a pensar que pueden estar dentro del edificio.

—Gabriella.

No hay nada, corro hacia él y le rodeo la cintura con los brazos, el reacciona sorprendido y sus brazos se separan, entonces por mi actitud me coge del brazo y me examina.

—¿Qué tie..

No llega ni a formular la pregunta cuando ve la marca de los dedos que mi jefe me dejo en el brazo.

Noto sus ojos llenarse de furia y su mandíbula apretada.

—¿Quién carajos te hizo esto?

Niego despacio. —Eso no importa, debo... debo decirte algo.

—Sí importa.

—Dante.

—Solo dime quien fue y voy a asegurarme que se arrepienta de haberte tocado.

Trago saliva.

—Yo mismo lo hare.

—No. —Le pido. —Solo déjalo como esta.

Si lo atrapan por mí

—Lo terminare yo mismo con mis manos.

—Dante, solo escúchame.

En sus ojos aún hay enojo, trago el nudo en mi garganta y se lo digo todo.

¿Por qué lo hice?

Eso solo lo hizo enojarse más.

(*)

—Tienes que irte. —Pronuncio mientras da vueltas por la habitación y yo estoy sentada sobre la cama.

Los ojos de Dante me observan.

—Dante, tienes que irte antes de que...

—Si me voy ahora no volveré jamás.

Dios mío, no...

Los ojos se me llenan de lágrimas.

—Me iré, Gabriella.

Que frágil soy.

Para llorar en un momento como este.

Dante llega hasta mí y se inclina sobre su rodilla para mirarme desde abajo, sus manos toman las mías.

— Non piangere, bella signora

Justo cuando todo estaba marchando bien...

Cuando él y yo..

Me detengo y me paso la mano por el rostro.

—Dante..

Tal vez..

Su mirada no se aparta de la mía.

—Dante.. ¿Dejarías que me vaya contigo?

Sus ojos se abren. 

—Quiero irme.

—Gabriella.

—Hay que irnos, Dante, solo vámonos de aquí.