•ＩＭＰＯＳＩＢＬＥ• [RUBEGETTA/RUBIUSPLAY]

ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 6

   La mañana transcurrió sin ningún percance por lo que tuve la oportunidad de ir al pueblo a comprar el alimento que me hacía falta y algún antojito que viera por ahí. Estaba sentado justo frente a la heladería pensando en que hacer mientras me terminaba mi helado de fresa; no quería regresar a casa, no después de lo sucedido ayer. Comenzaba a sentirme inseguro debido a Willy, así que tratando de dejar el tema de lado decidí ir a visitar a Luzu, necesitaba todos los detalles de su fiesta y también ofrecería mi ayuda por si acaso. Todo aquello de lo que había hablado mi Hermano me parecía una total mentira. 

   Mientras recorrería el maravilloso pueblito de Karmaland. 
   Personas de todo tipo caminaban por las calles, salían de los puestos y charlaban entre ellos, sin duda había tomado la mejor decisión de mi vida al venirme a vivir a este pueblo; inmediatamente mi estado de ánimo subió, motivándome a buscar a mi querido amigo. 
   Su casa se encontraba en lo alto de una montaña; todos en el pueblo le temían, pero lo cierto era que Luzu era más bueno que el pan aunque no lo quisiera admitir. Subiendo los escalones de dos en dos llegue en menos de un minuto a su enorme puerta de color gris. Un solo golpe basto para que un "Ya voy" se escuchara, segundos después apareció mi amigo.

   - ¡Rabis! –Dijo con alegría-. ¿Qué tal? ¿Y ese milagro? –Pregunto mientras sonreía-. 
   Una risa tonta me abordo. 

   - ¡Luzu compañero! –Dije en respuesta-. Me acabo de enterar de la fiesta ¿Por qué no me lo habías dicho?
   Si bien éramos amigos no siempre lo veía. Luzu era de las pocas personas que lograba ver en mis horarios de visita al pueblo, aun así eso no cambiaba nada entre nosotros.

   -Era una sorpresa, Rabis –Contesto-. ¿Quieres pasar? Estoy haciendo pizza y bueno sé que a ti te encanta...
   -No me lo digas dos veces, compañero –Respondí y nos adentramos a su casa-. 
   En cuanto entramos a su casa Manolo salió a recibirme, seguido de su caballo.
   -Toma asiento –Dijo-. Esto nos llevara mucho tiempo...

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   - ¿Qué dices? ¿Te gusta? –Sonreí-.
   Estaba boquiabierto, delante de mí se encontraba todo un escenario montado. Alrededor del terreno había arboles de diversos frutos, de ellos colgaban luces de colores (Rojas, azules, verdes, amarillas, moradas, blancas, rosas y anaranjadas), en el centro del terreno había un pequeño escenario echo con lozas de madera y troncos mientras que al techo lo cubrían algunas ramas de árboles con una que otra enredadera en ellas; justo a la mitad había una alfombra de color vino que te comunicaba con la entrada principal, la cual estaba adornada con un marco. Este último estaba aún sin decorar, pero seguramente el día de la fiesta estaría totalmente listo. 

   Aun no me podía creer todo lo que mis ojos veían, simplemente parecía...imposible. 
   La voz de Luzu me hiso volver a la realidad.
   - ¿Crees que les guste a los chicos? –Lo mire-.
   - ¿Bromeas? –Dije-. ¡Les va a ENCANTAR! 
   Un brillo en su mirada apareció.