ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 7

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-VEGETTA-

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-VEGETTA-

   Le había mentido, le dije que iría a por suministros cuando en realidad iba a la casa de Luzu. Quería que viniera conmigo como siempre lo hacía, pero esta vez no podía llevarlo ya que Luzu me prohibió hacerlo. En sus ojos pude ver la tristeza que mis palabras le habían producido, nunca quise hacerlo sentir de esa manera y menos porque el...él era muy especial para mí.

   Todos los días durante los últimos tres meses habíamos estado juntos. Cuando se mudó a Karmaland nunca creí que fuera el, el chico que conquistaría mi corazón. Siempre estábamos juntos, habíamos vivido más aventuras de las que lograba recordar, pero eso solo lo hacía aún más único para mí. 

   Ni siquiera me di cuenta en que momento llegué a casa de Luzu, de pronto ya estaba tocando su puerta esperando por él y su magnífico plan.
   -Hola Vegettita –Saludaba, mientras se acercaba a darme un abrazo-. Gracias por venir.
   Una ligera sonrisa me abordo. 

   -Buenas tardes –Dije-. No es nada Luzu, de verdad.
   Pero en el fondo sabía que era todo. Gracias a ello Doblas se había enojado y yo más que nadie se lo sentido que puede ser en su momento. 

   -Debemos darnos prisa –Me interrumpía Luzu-. Como ya sabes casi todo esta listo, pero hay algo que aún no me cuadra: El marco.
   Una vez terminada aquella charla nos dirigimos a mitad del bosque, mientras que mi mente llevaba todos mis pensamientos hasta una persona: Rubius. 

   Frente a mi encontré un enorme marco, este estaba totalmente vacío, pero aun así se veía hermoso. Siguiéndolo me encontré con una alfombra de color vino la cual llegaba hasta la pista de baile. De su centro salían luces de colores hacia todas las direcciones, se vería precioso cuando se encendieran por la noche ya lo estaba imaginando. Alrededor del lugar vallas de color blanco marcaban el límite del espacio dejando solo por fuera arboles de diferentes frutos; algo en la parte derecha llamo mi atención, era un pequeño camino, pero no se podía ver hacia donde llevaba. Estaba adornado con una puerta blanca la cual tenía de decoración algunos corazones y con letras en grande que decían: "La puerta del amor". 
   - ¿Qué es aquello? –Señale la puerta-.

   Luzu busco con la mirada lo que le señalaba.
   -Una puerta, obvio.
   -Ya sé que es una puerta –Conteste algo borde-. Me refiero que a donde lleva o que.
   Rio. 

   -Es parte de un juego...-Dijo-. Lo descubrirás pasado mañana.
   - ¿Juego? –Pregunte sorprendido-. ¿Habrá juegos?
   Pensé que no me había escuchado hasta que noté como dejaba algunos adornos de lado.
   -Si, en esta fiesta habrá de todo, Veg.
<<Si seguro>> quise decirle.
   - ¿Ya tienes disfraz? –Pregunto después de algunos minutos-. 

   -Sí, mañana pasare a recogerlo –Dije un poco distraído-. 
   Mi vista seguía clavada en aquella misteriosa puerta, esperaba que se abriera u ocurriera algo pero no, nada de eso paso.
   - ¿Pasa algo? –Preguntaba Luzu-.

   Un suspiro me abordo.
   -No, no pasa nada –Dije mientras llegaba a su lado-. 
   -Vegetta a ti te pasa algo... ¿Qué es?
   No quería admitirlo, pero me sentía un poco triste supongo que era debido a la discusión con Doblas.
   -Rubén y yo peleamos –Solté-. 
   Luzu frunció el ceño. 

   - ¿Por qué?
   - Quería venir conmigo y le dije que no...
   Admitirlo dolía más que el tan solo pensarlo. No podía creer que estuviera así de afectado debido a una pelea. Rubén era mi amigo, pero dolía como si fuéramos algo más, algo que me costara confesar y a la vez admitir. 
   -Tranquilo Vegettita, estoy seguro de que todo se arreglara. Yo más que nadie se cuánto te quiere Rubius... 
   -Eso espero... 
   -Te propondré algo –Dijo-. Si no te perdona en el paso de estos dos días les apartare una mesa fuera de todo esto para que puedan hablar y se reconcilien y... 
   - ¿Y si me perdona? –Era mejor tener en cuenta todas las posibilidades-. 
   -Pues aun así lo hare, ambos necesitan estar un tiempo a solas y a la vez disfrutar de algo.

   Luzu tenía razón, Doblas y yo necesitábamos eso o algo más, pero por ahora con eso me conformaba.
   -Vale, ahora sí ¿En qué te ayudo?

                                                  ▲▲▲▲▲▲▲▲▲▲

   Estaba regresando a casa, pero no me sentía cansado. Quería estar fuera un poco más así que, debatiéndome entre mis sentimientos termine por convencerme y visitar a Doblas. Tal vez podíamos arreglar las cosas y solucionar el pequeño problema de hace unas horas.
   Estaba casi anocheciendo, tenía que darme prisa si no quería morir en el intento.

                                                        -RUBIUS-

   Las estrellas comenzaban a aparecer en el cielo y desde la casa del árbol todo lucia mejor de lo que era, aunque tratándose de las estrellas todo era diferente. 
   Tenía tiempo que no subía a mi pequeña casita, aún era muy acogedora y cómoda, sigo sin entender cómo fue que Vegetta pudo hacerla en tan solo un día, mejor dicho algunas horas...
   Había estado toda la tarde tumbado en mi cama pensando en qué hacer con la fiesta de disfraces, si ir o no; mientras que, por otro lado, pensaba en Samu como era de costumbre. 
   Estaba tan sumido en mis pensamientos que me había olvidado de comer. Tenía hambre y ala vez sueño, no sabía qué hacer así que me di por vencido, si me quedaba dormido no cenaría, pero si no podía dormir iría a comer. La suerte decidiría así que solo me deje caer de nuevo sobre la cama esperando mi destino.

   Podía escuchar como la madera crujía justo al lado mío, estaba más que claro que había alguien más conmigo en aquella casa. Tratando de mantener la calma me prepare para lo peor, pero esto nunca paso.
   Un minuto después podía sentir como mi colchón se hundía bajo el peso de alguien más; un olor familiar invadió mis fosas nasales, eso basto para tener paz y tranquilidad en mi interior alejando todo pensamiento malo. Antes de darme cuenta me quede profundamente dormido...
  
-Nunca te había visto dormir –Decía una voz lejana-. Hemos pasado tanto tiempo juntos y nunca lo había hecho –Hiso una pausa-. Ahora entiendo porque las chicas te siguen tanto, ahora todo tiene sentido para mi –Decía-. No entiendo porque siempre terminamos peleados, pero lo hacemos; aunque no lo creas y aunque no se me note me duele mucho pelear contigo –Incluso en el sueño podía sentir el calor que generaba aquella persona, pero no podía saber quién era-. Venía a traerte esto pero ya habrá tiempo para dártelo, tenemos mucho tiempo –De pronto ese calor ya no estaba-. Solo recuerda que te quiero y que haría lo que fuera por ti, incluso si es ilegal, me tendrás a tu lado para toda la vida, lo juro...

   Un ruido algo fuerte me hiso brincar ocasionando que cayera de la cama. Tarde algunos segundos para que mi vista se acostumbrara a la falta de luz en la casita, pero en cuanto lo hice pude observar como una figura de traje negro brincaba del balcón hacia la parte baja de la casa. Sin pensarlo, corrí detrás de él intentando adivinar quién era, pero lo único que alcancé a observar fue como se perdía entre los árboles que había alrededor de mi casa dejando solo a su paso un sentimiento extraño y confusión.

 Sin pensarlo, corrí detrás de él intentando adivinar quién era, pero lo único que alcancé a observar fue como se perdía entre los árboles que había alrededor de mi casa dejando solo a su paso un sentimiento extraño y confusión

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