Lan Qiren, en su intento por crear a los mejores y más disciplinados discípulos de todas las sectas habidas y por haber, implementó un nuevo método de castigo después de su inminente fracaso con Wei WuXian: copiar las más de tres mil reglas parados de mano.
Si a Wei WuXian no le había servido copiarlas durante la mayor parte del tiempo que estuvo en los Recesos de las Nubes entonces había un fallo en el castigo. Quizá la comodidad de un asiento era el problema así que deshacerse de él sería la solución.
Las paradas de mano obligatorias se implementaron después de que Lan WangJi perdiera el control la noche que había ahogado sus penas en la Sonrisa del Emperador. Si bien a los discípulos con un buen grado de cultivo no les afectó tanto a otros sí, pues sostenerse con una mano y escribir con la otra no era nada fácil. De hecho, era demasiado cansado, no importa lo poderosa que fuera la fuerza Lan, sostenerse de aquella manera por tanto tiempo hacía temblar cada parte del cuerpo.
Lan SiZhui había observado a alguno que otro discípulo casi llorar y caerse a medio castigo. También los había oído quejarse por lo bajito. Así que en ese momento, en el que frente a él se estiraba perfectamente recta una pálida figura, el pequeño joven maestro Lan estaba con la boca abierta y los ojos a nada de salirse de su sitio.
Lan WangJi se sostenía de manera perfecta sobre una mano, tenía la palma completamente abierta sobre el piso del Jingshi mientras con la otra mano realizaba exquisitos trazos sobre el papel. Los largos cabellos se desparramaban al costado izquierdo de su rostro mientras sostenía la cinta de regulación entre los dientes.
Ni un solo temblor, resoplido, queja o el mínimo indicio de cansancio se reflejaba en el rostro del Jade así que Lan SiZhui pensó que intentarlo no sería cosa difícil y que los discípulos mayores simplemente exageraban.
Tomó un papel del escritorio de Lan WangJi y un pincel, perfectamente preparado para la batalla se puso al lado del Jade pero cuando lo intentó se topó con la sorpresa de no poder hacer más que elevar un solo pie al aire.
Triste y enfadado se sentó durante unos segundos.
Observaba la hoja, después el pincel sin tinta y hace todo a un lado. Sin que se dé cuenta Lan WangJi lo observa de reojo mientras Lan SiZhui pone las dos manos sobre el piso y vuelve a elevar la piernita. Intenta una, otra, otra y otra vez subir la otra pierna pero siempre termina causando un ruido sordo cuando los pies le impactan contra el piso.
Simplemente no puede hacerlo.
Sus bracitos tiemblan y su carita se pone roja. Además, ya le han dolido los dedos de los pies y no quiere hacerlo más.
Cuando Lan WangJi termina pasan de las seis de la mañana, se asegura de que tanto Lan Yuan como él estén presentables antes de salir del Jingshi a cumplir sus deberes.
A mediodía, durante el breve receso, Lan SiZhui y Lan JingYi se vuelven a reencontrar.
—¿Dónde estabas? —pregunta con curiosidad.
—Con papá.
—¿Tienes papá?
—Sí.
—¿Quién es tu papá?
—Hanguang-Jun.
—...
—¿E-estás bien?
Lan SiZhui se acercó muy cuidadoso y preocupado a su amigo. Lan JingYi se había quedado en silencio, con la boca abierta y mirándolo sin pestañear.
Lan JingYi muy seguido se sentía intimidado por el gran y estoico maestro Hanguang-Jun pero soñaba, como un fan enamorado, poder ser igual de grandioso que él.
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Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLing
FantasyVer. 1 | Sin editar. "...Para el trigésimo tercer azote, los discípulos de la secta Lan sostenían ya los brazos de Lan WangJi. Los ropajes blancos colgaban hechos jirones y se tintaban de un rojo tan intenso como las granadas cuando son aplastadas...