En el zaguán de su residencia, Lan XiChen observaba el cielo grisáceo que usualmente predominaba en Gusu; las nubes le recordaban a los algodones y también a los conejos de su hermano. Se acomodó la capa que tenía sobre los hombros para resguardarlo del clima y después se llevó la taza de té caliente a los labios, dejando que el líquido humedeciera sus labios, calentara su boca y después resbalara por su garganta con deliciosa lentitud.
A su lado, en completo silencio, Lan WangJi repetía la misma acción. Sus labios, su boca y su garganta también sintieron la calidez del líquido en medio de la noche fría mientras escuchaba a su hermano tararear por lo bajo alguna canción.
—WangJi.
El aludido lo observó.
—¿Recuerdas algo de aquella noche en la que bebimos alcohol creyendo que era té?
—Mn.
Lan XiChen se rio de la negativa de su hermano.
A pesar de que los descendientes sanguíneos de Lan An solían perder toda memoria de una noche de borrachera Lan XiChen podía recordar muy bien lo que había sucedido aquella vez. De hecho, se había convertido en un recuerdo muy divertido para él.
En Gusu, el clima era cálido y el cielo estaba despejado de todo rastro de nubes, la luna brillaba llena e intensa y las estrellas resplandecían en diminutos y eternos destellos.
Era una noche preciosa y la vista desde lo alto de la montaña dejaba ver toda la ciudad que aún estaba despierta.
Esa noche Lan XiChen le había sugerido a su hermano pasar un momento en su residencia mientras disfrutaban de unos aperitivos. Por supuesto, el Segundo Jade de Gusu había aceptado y los dos se quedaron sentados un buen rato en un agradable y cálido silencio.
Poco después, Lan XiChen sacó los aperitivos que había comprado por la tarde en Caiyi Town, los acomodó frente a su hermano esperando que fuesen de su agrado, pero, preocupado de que por sí solos no estuvieran tan buenos, añadió: —Se supone que deben ser acompañados con alcohol para explotar su sabor.
Lan WangJi lo miró y Lan XiChen pudo leer el "Está prohibido beber alcohol en el Receso de las Nubes" completamente marcado en sus ojos.
—Pero como no podemos beberemos té en su lugar, ¿Te sirvo una taza, WangJi?
—Mn.
Lan XiChen sacó un té recién traído de la Secta LanLing-Jin. Un regalo que se les había sido otorgado, o eso dijo su tío cuando le entregó la jarra con destellos dorados y la marca de una peonia al lado. Sirvió dos tazas que segundos después quedaron vacías.
Las cejas de Lan XiChen se arquearon, regresaron a su forma original y después hizo un pequeño mohín.
—¿No te parece que el sabor es un poco... peculiar?
—Sí, estoy de acuerdo.
—Pero, aun así no es malo —la sonrisa del Primer Jade comenzó a expandirse mientras agarraba la jarra de té—. Probemos un poco más.
Otra vez las dos tazas se llenaron de líquido y después de beberlo algo cambió.
—Hermano, creo... que esto... no es... té.
El cuerpo entero de Lan WangJi se inclinó hacia el frente hasta quedar recostado sobre la mesita de té y Lan XiChen se llevó las manos a la cara mientras su boca se abría en forma de "o" por la sorpresa.
¡WangJi no se estaba sentado bien!
Con el dedo le pinchó los cachetes y...
¡Se había quedado dormido!
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Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLing
FantasyVer. 1 | Sin editar. "...Para el trigésimo tercer azote, los discípulos de la secta Lan sostenían ya los brazos de Lan WangJi. Los ropajes blancos colgaban hechos jirones y se tintaban de un rojo tan intenso como las granadas cuando son aplastadas...