Capítulo 8 - A dos años; primera parte.

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Regresando de una Cacería Nocturna a la que asistieron los Gemelos Jade, la caravana de la secta Lan se detuvo un momento antes de subir la montaña hacia el Receso de las Nubes. Era tarde y el sol ya empezaba a colorear el cielo de tonos amarillentos y rojizos así que la vista que había era espectacular.

Lan WangJi se fue acercando al sitio en el que se escuchaba una discusión, detrás del callejón de una casucha. No sabía por qué tenía interés pero seguía avanzando. Se asomó un poco y a la distancia vio a dos hombres, había mucho sentimiento entremezclado en el ambiente y parecían querer golpearse y no. El Jade observó durante unos segundos hasta que uno de ellos agachó la cabeza y el otro lo abrazó con tanto cuidado y cariño que parecía que...

El pobre corazón de Lan WangJi dio un salto y después se sintió amargo cuando vio a la pareja sonreírse y acariciarse sin el temor de ser vistos.

Agachó la mirada y pudo sentir el peso de una mano sobre su hombro.

—Está bien, WangJi —era Lan XiChen que había notado el cambio de actitud en su hermano—. Ése sentimiento que te amarga la boca y te lastima el pecho está bien sentirlo.

»Somos humanos y las emociones están hechas para eso, para que sintamos lo bueno y lo malo de ellas. Sé que las reglas de nuestro clan prohíben la envidia y el recelo pero, ¿Qué clase de seres seríamos si nos despojáramos de todo eso?

Caminando de regreso a la caravana Lan WangJi le preguntó—. Hermano, ¿Alguna vez te has sentido así?

«», pensó Lan XiChen. Una vez se sintió así.

Fue hace muchos muchos años. Eran apenas unos niños y Lan XiChen se sentía triste porque no podía ver a su madre cuando él quisiera o pasar un día tranquilo junto a su padre, madre y hermano. Había visto muchos niños pasar un bonito momento en familia cuando era llevado a otras sectas pero él no podía hacer todo eso por cuestiones que, a esa edad, aún no terminaba de entender así que se sentía receloso y molesto.

Así que sí, él también conoció ésos sentimientos que ocasionaban el querer algo que no podía tener.

—Vamos —eludió la pregunta y se encargó de encaminar a su hermano hacia los demás.

Cuando cruzaron el marco de entrada del Receso de las Nubes y los discípulos se dispersaron Lan XiChen se tomó el tiempo de contemplar el rostro de Lan WangJi. Había un pequeño puchero en sus labios, apenas perceptible. Estaba seguro que ni siquiera él mismo se había dado cuenta de ello.

Lan XiChen sonrió—. Es todavía un niño...—susurró para sí.

Por su parte, Lan WangJi caminó al Jingshi y se fue a sentar a la silla de su escritorio. Había varios trabajos pendientes a revisar, entre ellos estaba el de Lan SiZhui. Tras una breve observación marcó pequeños detalles. De igual manera el trabajo era muy completo y diligente así que obtuvo una calificación excelente.

Fue durante la revisión del trabajo de Lan JingYi que se dio cuenta que seguía leyendo una y otra vez el mismo párrafo y que sin importar las veces que lo releyó no supo qué decía. Su mente iba y venía a la escena que presenció en la tarde y el sentimiento que le había provocado.

Los dos amantes se habían peleado y perdonado. Tuvieron el valor de hacerle sentir al otro lo que guardaban en el pecho y él jamás había sido capaz de decirle a Wei WuXian cómo se sentía. No con toda la guerra, no con todo lo que sofocaba su alma y no cuando sabía que Wei WuXian gustaba de las bellas doncellas.

La única ocasión en la que, asustado, intentó mantenerlo a su lado, sus palabras no fueron bien recibidas.

«Vuelve a Gusu conmigo».

Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora