¡A-Yuaaan!
La voz cantarina de Wei WuXian atravesó el sistema de Lan WangJi. Recordó su visita a Yiling y la ternura con la que Wei Ying pronunciaba el nombre del niño.
Agazapado en el minúsculo hoyo de un tronco quemado y partido por la mitad su pequeña figura se escondía con recelo. Cuando escuchó los movimientos de Lan WangJi Wen Yuan se encogió aún más, temiendo que pudieran lastimarlo.
—H-her... man... Xian. ..
Con miedo, debido a su inexperiencia con niños tan pequeños, Lan WangJi detuvo todo movimiento. Sólo le faltó dejar de respirar. Trago saliva en seco e inhaló hondo antes de proseguir.
Ya en cuclillas tomó la manita del niño y se alarmó debido a la temperatura de su cuerpo. La fiebre lo iba a matar si no lo sacaba de ahí ya pero Wen Yuan no hacía más que encogerse y pegar su cuerpo contra el interior del tronco.
El subconsciente del niño estaba reacio a salir por miedo a que Wei WuXian volviera por él y no lo encontrara.
—No, no... mano Xian.. no...
Lan WangJi desesperado como pocas veces en su vida tomó al niño en brazos en un rápido movimiento pero no contó nunca con que, aún en su estado de delirio, Wen Yuan se moviera tanto que sus bracitos escurridizos encontraron la abertura perfecta para golpear contra su espalda.
El dolor agudo y punzante que envolvió a Lan WangJi estuvo a punto de tumbarlo y fue lo suficientemente fuerte para nublarle la vista y mirar destellos multicolores.
Sostuvo, más ido que cuerdo, los bracitos de Wen Yuan para que éste no continuara moviéndose y recordó algo importante que con mucha suerte lo calmaría.
—A-Yuan —sin intentarlo la voz de Lan WangJi sonó baja y tranquilizadora—, soy el hermano rico. El hermano rico ha venido por ti...
Lan WangJi soltó un suspiro cansado cuando Wen Yuan se relajó. Aun delirando fue capaz de entender sus palabras y quién se las dirigía. ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde que el niño estuvo metido dentro del árbol a medio quemar?
Es mas, ¿Cuánto tiempo habrá pasado ya desde que Lan WangJi llegó? ¿Horas... días? Había aterrizado cuando el sol se alzaba en el punto más alto del cielo y ahora que elevaba su rostro hacia el mismo éste seguía ahí: brillante, cálido y eterno como la vida que Wei WuXian ya no sería capaz de vivir.
A decir verdad no habían pasado tan sólo un par de horas ni el tiempo se había congelado o el sol había decidido no bajar más.
Lo cierto es que Lan WangJi estaba tan inmerso en su búsqueda que aún cuando el día le dio la bienvenida a la noche y la noche se despidió él no lo notó. El sol y la luna habían subido y bajado más de una vez desde su llegada y él no había dejado de buscar. Sin comer, sin beber, sin descansar y sin curar sus heridas era un milagro que Lan WangJi siguiera de pié.
Quizá... Quizá Wei Ying lo estuvo ayudando para que él pudiera llegar a Wen Yuan.
Reacomodó a Wen Yuan entre sus brazos, procurando que sus pequeñas manitas no fueran a rozar su espalda otra vez. Le pasó un poco de energía espiritual, lo suficiente para que ambos aguantaran a llegar a los Recesos de la Nubes. Después invocó a Bichen y tras un último vistazo a tan doloroso lugar Lan WangJi montó en su espada rumbo a Gusu.
Antes de llegar a Recesos de las Nubes se detuvo en Caiyi Town. Necesitaba estabilizarse del mareo tan intenso que casi los tumba a ambos de Bichen pero no pudiendo demorarse por más tiempo por el estado de salud tan delicado que estaba matando a Wen Yuan, Lan WangJi apenas y se tomó un de par de minutos.
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Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLing
FantasyVer. 1 | Sin editar. "...Para el trigésimo tercer azote, los discípulos de la secta Lan sostenían ya los brazos de Lan WangJi. Los ropajes blancos colgaban hechos jirones y se tintaban de un rojo tan intenso como las granadas cuando son aplastadas...