Lan WangJi recordó, mientras miraba las puntas blancas de la Cinta de Regulación, que, además de su madre y hermano, sólo una persona en la vida la había tocado y que dos veces le fue arrebatada de la frente. Por supuesto, en todas las ocasiones en las que su cinta estuvo en peligro fue por Wei WuXian.
En ambos momentos, claro está, no le hizo ni la más mínima gracia pero ahora que lo recordaba podía sentir en su corazón una bonita nostalgia.
Una de las ocasiones en la que cinta fue tomada por las manos de Wei WuXian fue en la Cueva de la Tortuga XuanWu, estaba muy mal herido y la cinta terminó siendo usada como vendaje para su pierna.
Lan WangJi había odiado verla manchada de su sangre y si lo pensaba, aquello pudo haber sido una representación de lo que se había convertido la Secta Lan después de que el Receso de las Nubes ardiera y alguna premonición de la guerra que azotaría al mundo del cultivo y lo que eso traería a su vida.
Dejando eso de lado, también recordó la otra ocasión en lo que eso sucedió. Ésa había dejado una huella demasiado intensa en el Jade porque para entonces la lucha interna de sus emociones y todo lo que le fue enseñado estaba en su punto cumbre.
Aquel año, la secta Qishan Wen fue la sede principal de la Conferencia de Cultivo, durante siete días se llevarían a cabo diferentes actividades en las que los jóvenes maestros pondrían a prueba sus habilidades y también demostrarían la grandeza de su secta de procedencia.
Una de las actividades más importantes y esperadas era la competencia de tiro con arco.
Ese día Lan WangJi había cambiado su usual túnica blanca por una roja con ornamentos hechos de oro. Era inusual el cambio de color en las ropas de secta Lan pero, todos debían admitir aún si era a regañadientes, que ver a los dos Jades de Gusu ataviados con aquellos ropajes era, sin duda, como estar frente a dos hermosos y místicos monumentos.
Justo había pasado un año desde que Lan WangJi había descubierto que, para bien o para mal, su interés por el joven maestro Wei iba más allá de lo que se podía considerar normal. En pocas palabras, descubrió que se había enamorado.
No pudo evitar sentirse un poco ansioso cuando su hermano le hizo saber que irían a la Conferencia de Cultivo porque era obvio que no había manera de que no volviera a mirar a Wei WuXian, y para su gran fortuna así sucedió.
Lan WangJi se encontraba tensado las cuerdas de su arco cuando una voz que en ningún momento dejó de repetirse en su mente, aun cuando había pasado todo ese tiempo, lo llamó: —¡Hey, WangJi, eres tú!
Wei WuXian, justo la persona que quería y no quería ver.
Fingiendo que no había escuchado nada decidió encaminarse hacia la entrada del campo de cacería pero, justo como lo recordaba, Wei WuXian se acercó a él para molestarlo: se paró frente a Lan WangJi y cada vez que éste daba un paso Wei WuXian hacia lo mismo. Si se movía hacia la izquierda, la derecha, hacia el frente o atrás entonces ahí se movería Wei WuXian para no dejarlo pasar. Inclusive parecía que estaban bailando.
Por supuesto, Lan WangJi comenzó a irritarse. Elevó apenas un poco el mentón y habló en un tono serio: —Permiso.
—¿Por fin me estás hablando? ¿Estabas haciendo como que no me conocías o como que no me escuchabas?
Sí.
A su alrededor murmullos y risas se elevaron cuando los discípulos de otras sectas observaron la situación. Cansado por el infantil espectáculo Lan WangJi volvió a hablar con el mismo tono serio y la mirada inclusive aún más fría: —Permiso.
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Recuerdos impregnados del primer amor | v.1 | Lan MeiLing
FantastikVer. 1 | Sin editar. "...Para el trigésimo tercer azote, los discípulos de la secta Lan sostenían ya los brazos de Lan WangJi. Los ropajes blancos colgaban hechos jirones y se tintaban de un rojo tan intenso como las granadas cuando son aplastadas...