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Lo que acababa de pasar no era normal. Hugo nunca había sido así, ni siquiera en sus épocas más rebeldes aún así siempre cumplía con su deber. "Definitivamente debe tratarse de algo grave" pensó el secretario de salud Alcocer. Pasó toda la conferencia con los nervios de punta, moviendo rápidamente los pies debajo de la mesa. Al finalizar la reunión le llamó desde su teléfono varias veces pero no respondió. El secretario subió su coche y pidió a su chofer que lo llevara a casa del doctor Gatell y decidió esperarlo por un tiempo. Al ver que no regresaba se fue a su casa y estuvo casi sin lograr dormir. Hugo era casi un hijo para él, temía que algo le pasara.

Al siguiente día todos tuvieron de nuevo una reunión por la mañana, el doctor Hugo López Gatell lucía impecable como siempre. El secretario Alcocer caminó hacia él con un rostro de angustia. - ¿Estás bien? Le preguntó.

-¡De maravilla maestro! Siento mucho lo de ayer era una emergencia.

-No te preocupes Hugo, solo quiero saber si esta todo bien.

-Si no se preocupe maestro, tuve un imprevisto se metieron a la casa unas personas y...- El secretario lo interrumpe -¿Qué?, ¿Todo bien? No me lo creo. ¿Se llevaron algo?

-No maestro, no entraron a mi casa. Pasó en casa de una amiga y me llamó cuando escuchó los ruidos, por suerte llegué a tiempo.

-¿Una amiga? 

De pronto una sonrisa se asomo en la cara del secretario Alcocer, Hugo también sonrió.

-Si señor, una amiga mía.

Los dos se rieron. Para no incomodarle el secretario no preguntó nada más, pero el doctor Alcocer conocía a Hugo más que bien y sabía que algo bueno debía estarle pasando. Se puso muy contento.

...

-"Hola Hugo, tenía que agradecerte de nuevo por ayudarme ayer. Me apena mucho que hayas tenido que faltar a trabajar solo por mí"- Decía el mensaje de texto que recibió Hugo a medio día.

-"Hola ______, no te preocupes tu también tuviste que faltar a trabajar, no es culpa tuya"

-¿Como te encuentras?

-Bien, salí recien de una reunion. ¿Tu estas bien? Honestamente ayer me quedé preocupado.

-Estoy bien. Me siento muy segura con las cámaras y la nueva cerradura.

-¿Vendrás hoy a la conferencia?

-Sí estaré ahí más tarde.

-______, quisieras tomar un café? Al terminar la conferencia. Solo si tu quieres, eso esta claro.

-Con todo gusto Hugo, nos encontraremos más tarde.

...

El doctor Gatell se vistió con su mejor traje, ______ también llevaba su mejor vestido. Subieron a sus autos, estuvieron en la conferencia de las siete de la tarde como todos los días y al final se encontraron afuera de palacio nacional. -Gatell vamos a buscar algo que cenar, estamos hambrientos ¿Vienes? Le dijo el doctor Alomia al salir. Pero Hugo le contestó que estaría ocupado. Le sonrió a ______ y dijo -"Vayamos por el café"

-Claro, es un placer. Solo hay un problema

-Que ocurre?

-Vine en mi carro, puedo seguirte.

-Oh no te preocupes, yo te llevo después a tu casa. Y mañana paso a recogerte antes de la conferencia.

-Bueno ¿Que estamos esperando?

Los dos se rieron y subieron al auto. Llegaron a casa del doctor Gatell, _____ dejó su abrigo en la entrada y se sentó en el sofá mientras Hugo encendía la cafetera.

-Cuéntame de tí ______.- Le dijo Hugo

-Tengo 29 años,  detesto ser una reportera. Mi familia me obligó a estudiar periodismo, ya te había contado del negocio familiar. Ahora me dedico al periódico día y noche cubriendo notas, supervisando a los editores, administrándolo aunque si te digo la verdad nada de eso me hace feliz.

-¿Has pensado en dejarlo todo y perseguir tus sueños?

-Sí, lo pienso todos los días miles de veces. Aunque no he querido decepcionar a mis familiares. Recuerdo que desde que era una pequeña niña me decían que cuando creciera seria una muy exitosa periodista y que heredaria la empresa familiar.

-Siempre puedes ser exitosa ______,  serias exitosa siendo cualquier cosa. No importa si periodista, doctora, maestra o astronauta, confio enormemente en que serias exitosa en lo que fueras.

-Ojala mi familia confiara en mi tanto como tú. Pero ahora cuentame de tí.

-Yo a lo largo de mi vida he...

Siguieron hablando durante horas mientras tomaban café hasta que se dieron cuenta de que era tarde.  -Vamos te llevo a tu casa- le dijo. 

-No te molestes, recordé que puedo pedirle al chofer de mi padre que pase por mí a la esquina.

-De verdad no es problema llevarte.

-No te preocupes Hugo de verdad, descansa muy bien. Sé que en estas ultimas semanas has tenido tanto trabajo que casi no lo haces.

Le dio un cálido abrazo y le agradeció por la charla y el café. Salió por la puerta y un par de segundos después recordó que había dejado su abrigo. Camino hacia la puerta y cuando estaba justo enfrente el doctor Gatell abrió la puerta con el abrigo en la mano. -______ de verdad yo te llevo, no es molestia- le dijo. Habían quedado frente a frente, tan solo a unos centímetros de distancia.



La nueva (HLG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora