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-Tengo que mostrarte algo.- Dijo Hugo y la tomó de la mano una vez que Claudia y Marie se habían ido. Caminaron hacia el muelle y en la orilla había una mesa, una botella de vino y dos sillas. A unos metros había un pequeño bar, así que la música alcanzaba a llegar al muelle ambientando el lugar. El sol comenzaba a ponerse, las velas y los faroles iluminaban tenuemente.

-¿Esto es para mí?- dijo ella sin poder ocultar el brillo de sus ojos por la sorpresa.

-He tenido ayuda, no me des todo el crédito- Respondió el riendo.

-Es hermoso, muchas gracias Hugo.-

-Tengo que decirte algo _______, sé que no me tienes que escuchar, pero te pido que lo hagas.

-Yo también debo decirte algo, déjame hablar primero y escucharé todo lo que tengas que decir.-

-Claro, está bien-

-La verdad ya no puedo mentirte, se que me he hecho la dura contigo estas semanas pero solo fue porque me dolió lo que pasó. Se que eres una persona maravillosa y admiro todo de ti, tu paciencia, tu carisma... tu corazón. Eres una persona única, a tu lado he sonreído como no lo había hecho en mucho tiempo.

-De verdad, _______...

-Pero todo lo que pasa entre nosotros debe de terminar, yo te quiero, pero no puedo interponerme entre un matrimonio, mucho menos entre tu y tu hijo que apenas va a nacer. No quiero ser la razón que te haga separarte de las personas que amas.

-Basta ________, tu no eres la razón que me separa de lo que amo, tu eres lo que amo. Me preguntaste que si era de tener amantes y no, no lo soy, no quiero que tu lo seas. Se que no es la primera vez que te digo esto, pero... quiero que tu seas mi esposa, quiero que lo que hemos vivido aquí en Italia lo vivamos todos los días, que despertemos juntos, que seamos felices.

-¿Pero y tu esposa? ¿Y tu hijo?

-Ven, siéntate conmigo- le dijo él y se sentaron en la orilla del muelle.

-Durante meses pensé en hacer como si nada hubiera pasado, pensé en criar a ese niño, reconciliado con mi ex esposa, hacer la familia perfecta que siempre quisimos... pero volviste, volviste tan hermosa, cariñosa y elocuente después de tantos años a hacerme feliz otra vez, así que decidí que quería pasar el resto de mis días junto a tí. Prefiero tenerte a tí que quedarme con Arantxa y su hijo de otro hombre.

-Oh no, ahora entiendo todo, siento haber reaccionado así cuando la ví en la oficina- Dijo ella y puso su mano sobre la de él.

-No era tu intención, no sabías nada de esto.-

-¿Como pasó?-

-Fue hace muchos años, antes de conocerte por primera vez. Comencé a sumergirme mucho en mi trabajo desde que fui subsecretario, se pasó muy rápido el tiempo, mi trabajo era demasiado, casi no iba a casa, dormía en la oficina, tenía demasiado que hacer y arreglar, mi esposa al principio era comprensiva, pero después comenzaron las peleas.

Decía que no le dedicaba tiempo nunca, que era más importante el trabajo que ella, que no iba a funcionar, un día mientras regresaba a mi casa a eso de las 4 de la mañana, entre, dejé mi maletín junto a la puerta y ahí estaba ella con alguien más, en la cama dónde dormíamos juntos. Tomé mis cosas y me fui ese día.

Después pasó lo de la pandemia, todos estábamos vueltos locos, el doctor Alcocer, mi colega Jose Luis Alomia, mi amiga y jefa de enfermería Fabiana, todo el personal médico y del sector salud. En esos tiempos te conocí, mi vida cambió por completo. Poco después cuando te fuiste me volví mucho más solitario y aburrido, yo ya no era el Hugo que tu conociste.

Mi esposa y yo hablamos un año después y nos reconciliamos, decidí intentar reconstruir nuestra relación. Ya no me importaba lo que había pasado antes, solo quería de nuevo una vida normal y una familia. Pudimos ser felices un par de años más y hace 7 meses recibí la noticia de que estaba embarazada... Fui el hombre más feliz del mundo hasta encontrar en mi casa una prueba de sangre y el bebé no era hijo mío.

Desde ahí no pararon las peleas, con el tiempo me resigné, decidí que cuidaría del niño y que tal vez algún día perdonaría a mi esposa, pero entonces volviste a la ciudad a salvar mi vida de nuevo. Lo amarga que era mi vida cambió de repente. Volví a sonreír, a sentir, a vivir de nuevo, era feliz cuando estaba contigo. Por eso decidí darme otra oportunidad de reiniciar mi vida y de empezar desde cero a tu lado.

- Siento haber sido tan dura contigo, pero no te mentiré, después de aquel día que te ví con tu esposa y tu bebé me sentí muy mal. La habíamos pasado tan bien...

-Pero ahora no tienes de que preocuparte, que me dices... ¿Aceptas?- dijo sacando del bolsillo de su saco un anillo.

-Claro que sí Hugo.

Se dieron un beso y ella lo abrazó con fuerza, él le puso el anillo y se puso de pie, sirvió dos copas de vino y brindaron por su futuro. Volvieron al hotel y corrieron hacia la gran alberca, ella se aventó aún con la botella en la mano, él aun llevaba su traje. Su vestido flotaba en el agua, el la tomó por la cintura y ella rodeo su cuello, se vieron unos segundos a los ojos y volvieron a darse un beso.

La nueva (HLG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora