「01」

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8 / 11 / 2005 

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» El Kim perdido.

— ¡Estate quieto! Me estás molestando... — bufó el menor mientras se cruzaba de brazos y miraba por la ventana con el ceño fruncido

— ¡Taehyunnie se aburre! Quiero salir, quiero salir... — contestó mientras se removía en su asiento, Taehyung se cansó y quitó su cinturón de seguridad, levantándose mientras se movía de lado a lado.

Un viaje largo y aburrido en el cual no se habían bajado del coche por tres horas seguidas. 

— Taehyung cariño, ponte el cinturón. — ordenó su madre mientras miraba por el retrovisor y sonreía negando con la cabeza, el chico no obedeció y se sentó furioso mientras su hermano lo fulminaba con la mirada

— A veces pienso que soy mucho más maduro que tú. — murmuró el menor sin dirigirle mirada alguna 

— Soy mayor que tú... — reprochó el otro mientras lo miraba algo ofendido

— Eso no importa. Yo siempre soy el que te cuida, sin embargo tú nunca haces nada por mi. — el mayor no respondió y se quedó callado sin saber qué decir, tambaleó sus piernas hacia delante y hacia atrás

— Me da igual. — le sacó la lengua y su hermano menor suspiró cansado

 En el vehículo reinó el silencio, hasta que al hermano más mayor se le ocurrió un juego muy divertido.

— Appa ¿Quién soy? — habló divertido mientras le tapaba los ojos a su padre, que se encontraba conduciendo el coche a una gran velocidad

— ¡Taehyung! —  gritó el menor intentando volver a sentar a su hermano en el asiento, pero era demasiado tarde, habían chocado con el borde de la carretera que se abrió y se dirigieron hacia al tronco de un gran árbol.

El hermano mayor se estampó contra el cristal delantero ya que no llevaba cinturón, los padres  sí lo llevaban, pero al estar en la parte delantera sufrieron varias heridas profundas causadas por los cristales incrustados en la piel. Los tres quedaron inconscientes en cuestión de unos pocos segundos que se reprodujeron a cámara lenta.

El más menor y valiente todavía estaba consciente, tenía muy claro que lo ocurrido hace pocos segundos no era un sueño.

— Mamá, papá, Taehyung... — se sacó el cinturón y se inclinó hacia delante, sus padres tenían varios cristales clavados en el rostro y él no los quitó por miedo a que cayese más sangre, apartó los mechones de cabello que le habían tapado el rostro a su madre y lloró desconsoladamente mientras se abrazaba a ésta

— Mamá, despierta... No me dejes... — después miró a su hermano mientras moqueaba, éste se encontraba boca abajo en el regazo de su padrastro.

Le dio la vuelta lentamente todavía con lágrimas en sus ojos y se horrorizó al ver tal imagen,

El rostro de su hermano mayor estaba cubierto de sangre que todavía brotaba en gran cantidad como cascadas carmesí, tenía los ojos cerrados y no hacía movimiento alguno, como si estuviera muerto.

— No... No os dejaré morir. — puso todas las fuerzas restantes que le quedaban y salió del coche con mucha dificultad, observando todo lo que se hallaba a su alrededor, encontró un trigal a lo lejos en el cual divisó una pequeña granja por lo que pensó que ahí habría gente que le ayudaría. Sintió cómo su brazo ardía, aterrado, dirigió su mirada hacia a éste encontrándose con su ropa desgarrada y sangre cayendo al suelo que salía de una herida profunda que posiblemente ocasionó un cristal

Caminó con pasos torpes adentrándose en el espeso trigal, el cual se hacía cada vez más espeso y confuso. Miró hacia atrás, había perdido de vista el coche donde se hallaba su familia, miró su brazo en el cual el trigo rasgaba la superficie de la hemorragia, pero aun así caminó tapándose la herida con su pequeña mano, el gélido invierno no lo ayudaba en nada.

Él no podía seguir.

Un simple chiquillo no puede recorrer quilómetros de trigo por su cuenta y más si está perdiendo la poca sangre que tiene recorriendo por sus venas.

El clima estaba helado y el cielo estaba completamente cubierto por nubes grisáceas.

Intentó dar unos últimos pasos con la esperanza de que salvaría a sus seres queridos, a su padre, a su hermano y sobre todo a su madre, la única que lograba entender cómo se sentía día a día.

— Lo siento... — susurró sollozante para después caer entre el trigo — Os he fallado. — se lamentó una última vez, para después caer inconsciente como el resto de sus familiares.

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Se podría decir que ésta es una pequeña introducción :)

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- R.

my shadow † kth † #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora