Inestable. Inestable.
Me siento tan cansada ya de esa palabra que tantas veces me la han repetido en menos de veinticuatro horas. El doctor que me ha atendido por la herida en mi brazo y Steve, me observaban con atención, quizás preguntándose qué hacer conmigo.
Ni yo sé qué hacer; estoy perdida en lo que siento. ¿Odio? ¿Deseo? Porque estoy tan segura que para el amor no hay espacio en mi corazón. Estoy ahora en el hospital con visitas restringidas gracias a la insistencia de Steve ya que no quería volver a ver a Axel. No quiero volver a imaginar lo que he vivido tanto tiempo. Sus ojos son mi propia pesadilla, que al verlo, sentí como el aire de mis pulmones comenzaba a menguar y mi corazón ya no encontraba el ritmo armonioso con que palpitaba.
Aquellos gritos que escuchaba cuando estaba con él siguen retumbando en mi cabeza y lo único que puedo hacer es encogerme, cerrar los ojos e imaginar que todo era mentira, que lo que viví fue solo una pesadilla lejana. Pero no, realmente estoy inestable. Estoy sola y tengo tanto miedo de lo que puedan hacerme; no podré estar tranquila si me encierran de nuevo.
Aún aquí, estando en una habitación de hospital con las paredes pintadas de turquesa, siento que me asfixio, me ahogo porque mi mente mezcla el pasado y mi presente haciendo una distorsión de la realidad. ¿Qué me está sucediendo? ¿Será que ya perdí el juicio y estoy volviéndome loca?
No quiero estar encerrada, no lo soporto y no lo haré jamás. Es como si las paredes se estuviesen juntando para terminar aplastándome. El único método que encuentro seguro es desahogándome contigo por medio de este diario. Quizás mi letra esté distorsionada por mi culpa, pero ya no importa para mí.
Nada me importa. Intenté seguir adelante con la poca vida que tengo pero él volvió a estar frente a mí como una burla a mis intentos. Sus ojos tenían ese brillo de posesión y cólera contenida que algunas veces llevaba, sé que está enfurecido conmigo por haberlo dejado, creo que no será capaz de aguantar y cuando tenga la oportunidad me hará daño.
En estos momentos me gustaría que papá esté conmigo, él sabría cómo comprenderme y me daría algún consejo. Pero está muerto. Quizás yo también debería estarlo. A los muertos no se les puede lastimar, no se les pueden joder la vida ya que no tienen ninguna. Pero con la simple idea de quitarme lo único que tengo me da escalofríos y el familiar nudo en la garganta aparece , estrangulándome para que las lágrimas hagan su aparición en el momento exacto.
Las ganas de vivir se están esfumando como las lágrimas que resbalan por mis mejillas. Si él está cerca de mí, no podré seguir intentando vivir. Soy una estúpida cobarde, lo sé, pero ya no encuentro una salida, anoche me dijo dos simples palabras que lograron helarme la sangre por completo: "Eres mía" Tanto miedo le temo a esas palabras. Son como un juramento de que volveré junto a él de alguna u otra manera.
Me hubiese gustado no estar viviendo esto, ¿por qué de entre tanta gente soy la que le está pasando esto? ¿Por qué yo? Las pagas de las malas decisiones de mi padre no debieron incluirnos a mi hermana y a mí.
Quizás sea necesario morir para saber si de verdad merezco esto. Quizás hice algo malo en mi vida y la pagué de peor manera. Ya no sé qué pensar, ¿y si es mi culpa? Axel nunca me dijo los motivos con detalles del por qué me privó de la libertad durante tanto tiempo. No creo que esta vez aguante lo suficiente para poder escapar. Tuve la oportunidad de escapar lo más lejos posible pero me daba miedo.
No podré vivir si tendré que ver a mis espaldas si no hay alguien siguiéndome. Demasiado dolor he sentido. Muerte, muerte y más muertes he tenido que ver para aprender de una maldita vez que no debo estar respirando, no debo seguir viviendo si lo único que causo es muerte. Mi bebé murió porque no supe cuidarlo, nunca pude verlo, ni siquiera vi su rostro o sus ojitos. Me hubiera gustado verlo crecer, jugar, oírlo decir sus primeras palabras.
La vida es tan injusta con las personas que no lo merecen, ahora estoy segura que no merezco que las cosas buenas pasen por mi vida. Desgracia será lo único que obtendré del destino.
Si debo morir para poder ser libre lo haré.
Creo que esa es la única salida que tengo al final.
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Relatos de un secuestro ©
Ficção GeralEl amor y la felicidad fueron sustituidas por el miedo, el terror de no poder ser libre de nuevo. Ya su voluntad se esfumó como el aire expulsado de sus pulmones, así mismo como su mente, su cordura está a punto de morir. Todo cambió en pocas horas...