Capítulo 27|| Amelia

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DÍA 39

No hemos parado de escondernos desde hace cuatro días en los que no pude contarte nada, ni siquiera tuve tiempo para abrir este diario. Ellos me están buscando con el único motivo de matarme para saldar la cuenta con mi padre. Eso es lo que Axel ha querido evitar desde un principio, es por eso que me secuestró.

Yo no puedo verle la lógica de matarme cuando ni siquiera tengo el dinero que ellos demandan, no tengo nada. Ellos me siguen los pasos, casi pisándome los talones cada vez que nos movilizamos hacia algún lado.

Andrew ha desaparecido por ahora, pero según lo que me ha explicado Axel es que él está esperándonos en un lugar de las afueras de la ciudad. No sabes el alivio que sentí al saber que él, al menos estaba bien. He visto hace unos días la televisión mientras esperaba a que Axel regresara de la farmacia, últimamente me he sentido muy mal, me ha dolido todo el cuerpo y me ha dado fiebre repetidas veces.

¿Qué voy hacer ahora? Las ganas de escapar de Axel se han ido por completo, ahora no quiero separarme de él. No puedo, siento la necesidad de estar junto a él. Quisiera que esto no esté sucediendo, de verdad lo deseo; no me gusta sentir esto que me consume, este sentimiento hacia Axel. Todo se ha puesto en mi contra, ya ni siquiera puedo pensar en ser libre.

Ser libre o morir en el intento. Es una frase irónica, no recuerdo donde lo leí o lo escuché. Si me escapo de Axel estoy segura que los que están buscándome me encontrarán fácilmente. No puedo dejar que eso ocurra, si solo hubiese sido por mi hace mucho hubiese escapado sin importarme las consecuencias, pero mi hijo lo cambia todo. Aquel ser que se está formando dentro de mí merece por lo menos, ver la luz del sol, sonreír y vivir la vida a todo su esplendor.

Tengo que seguir viviendo por él, solo por él. Aún recuerdo cuando me negaba rotundamente a tenerlo pero ahora todo ha cambiado en mí, me imagino un niño con algunos de los rasgos físicos de Axel. Si es niña se parecerá a mí, con los ojos de Axel. Sería tan maravilloso poder tenerlo en mis brazos, protegiéndolo de todo peligro.

Pero todo lo que pasa ahora me carcome el alma. En las noches, cada vez que pasaba un auto o el tubo de escape de alguno de ellos sonaba ruidosamente, me sobresaltaba a pesar de estar en los brazos de Axel. Él...bueno, ha estado más atento conmigo, no sé si es por mi estado de embarazo o es por lo que leyó de mi diario.

Estoy segura que siente lo mismo que yo, solo que no sabe cómo demostrarlo. Él ya me lo ha dicho algunas veces al momento de irnos a dormir mezclando algunas palabras cariñosas. Es raro como nos estamos comportando últimamente a pesar de que estamos siendo perseguidos. Puedo decir con total seguridad que en los momentos en los que estoy con Axel de cualquier manera, son en los que puedo ser feliz por lo menos unas horas.

Imagino que estamos en una casa que Axel y yo logramos comprar; sueño que somos felices y que estamos emocionados porque nuestro bebé nazca para que formemos nuestra pequeña familia. Y eso es lo que es, una serie de sueños que no sé si logre cumplir.

He derramado muchas lágrimas por el estúpido y cruel destino. Estoy segura que no me merezco esto, ser perseguida por un mal trato que no cometí es algo injusto. Siento que me asfixio cada vez que siento que ellos están cerca de nosotros, acechándonos para que en algún momento de descuido nos ataquen.

Axel dice que todo irá bien, que nadie me lastimará. Pero ¿cómo sabe que no sucederá? ¿Cómo lo sabe? Sé que estoy divagando sobre el mismo asunto pero ya no sé qué escribirte o si quiera pensar. Todo se está yendo a un abismo del que no sé si saldré algún día.

Ahora, sola en esta habitación, las ganas de llamar a la policía se intensifican, pero si los llamo eso sería condenar a Axel a prisión y eso no quiero, solo quiero que los que me persiguen se pudran en la cárcel, en especial Sara. El odio hacia ella es inevitable, se jactó de que escuchó los gritos de mi hermana cuando poco a poco le iba quitando la vida.

Eso es tan inhumano, trato de tranquilizarme porque sé que estas emociones le hacen daño a mi bebé a pesar de que solo lleva ocho semanas dentro de mí. Todo tengo que hacerlo por el bien de mi hijo.

¿Qué hago? ¿Qué tengo que hacer para mantenernos con vida?

Relatos de un secuestro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora