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Lo único que importaba de verdad a Chopscotch era dominar el arma de su elección, el hacha gigante, cuando escuchaba a su ídolo musical favorito, Wolfgang. Nunca le importó su corta estatura, o que el resto de fantasmas del inframundo se riesen de su manera de hablar, haciendo rimas mientras inventaba sus propias letras sobre los solos de guitarra de Wolfgang. Como es natural, cuando este se unió a los Doom Riders se quedó hecha polvo; pero en vez de hundirse, eligió dar un buen uso a sus habilidades con el hacha y se enfrentó a Wolfgang y a sus Moon Goons cuando pretendían maldecir a toda su ciudad durante un concierto malévolo. Su disposición a enfrentarse a su ídolo pilló a todos por sorpresa, y pronto empezaron a hacer rimas en su honor. Poco después conoció al maestro Eon, que se quedó tan impresionado por sus habilidades de lucha y su actitud positiva que la reclutó como Sensei de la clase Aporreador. Ahora enseña a los nuevos Skylanders cómo luchar... ¡y cómo rimar!
