Un beso, otro, otro más...mierda. No iba a cansarse nunca de la sensación que le invadía el cuerpo cuando besaba a Andrei, cuando recorría con sus manos cada centímetro de su piel mientras sus bocas jugaban a un juego que hace mucho los dos habían aprendido de memoria.
Hernán se apartó un segundo de él, buscando un poco de aire fresco que respirar entre los dos centímetros de distancia que lo separaban de su novio. Tenerlo ahí, entre sus brazos, bajo el peso de su cuerpo, enredados en esa maraña de sábanas que habían sido testigo de varios gemidos desde que se habían despertado hace media hora... simplemente no conocía una forma mejor de pasar esa cuarentena que les obligaba a mantenerse en casa durante días con el único entretenimiento que darse placer el uno al otro una y otra vez. Y otra...
Estaba seguro que iban a quedarse pronto sin lubricante... y ese sería el único problema de estar encerrados.
-¿No quieres seguir?
Abrió los ojos para ver como Andrei lo miraba desde abajo, con su pelito todo despeinado y esa sonrisa seductora que le encantaba poner cuando le hablaba a él. Se apoyó en sus codos intentando no dejar todo el peso de su cuerpo sobre él, pasó la mano sobre su cabeza, apartando el flequillo de su frente.
-¿Alguna vez no quise?
Andrei se encogió de hombros, con sus ojitos chispeantes, y alzó ligeramente la cabeza para darle un beso rápido en los labios. Esos besos cortos pero húmedos que hacían que la entrepierna de Hernán palpitara.
-No sé... quizá ya te cansaste de mí.
Esa mezcla de inocencia y pura provocación sensual que emanaba de la boca de Andrei lo volvía loco. Todo él era una gran contradicción excitante, miraba su carita de niño y no podía creer que fuera el mismo que lo hacía gritar de placer cada vez que cogían, no podía creer como le reclamaba como un niño con esa voz sensual y varonil que parecía no concordar con todo él.
Hernán lo miró, intentando abarcar todo el campo de visión que podía. Nunca iba a cansarse de tener a su pendejo, todo lo que generaba en él ni siquiera podía describirlo, jamás podría encontrar las palabras precisas que lograran describir todas las sensaciones que ese pendejo grafitero le hacía sentir cada vez que lo tenía cerca y la manera de extrañarlo cuando no podía verlo.
-¿Cómo me podría cansar de ti?- preguntó sin esperar respuesta, agachándose para dejar un beso profundo en la boca de ese pendejo que tanto amaba.
-No sé... suspiró Andrei todavía con los labios de Hernán sobre los suyos, con los ojos cerrados.
-No puedo...jamás me cansaré de esto- Hernán dejó un beso húmedo sobre el cuello de Andrei que lo hizo gemir- ni de esto..., otro beso, en su clavícula, ni de esto... beso en el pecho de su novio y sonrió acercándose peligrosamente a morderle el pezón, ni de esto... susurró divertido.
Andrei gimió alto cuando sintió los dientes de Hernán sobre su cuerpo y sus caderas se movieron de manera inconscientes, haciendo que sus erecciones se rozaran duras una vez más, disfrutando del contacto de su piel caliente.
-¿No puedes? Preguntó en un suspiro de placer.
Hernán negó con la cabeza mientras bajaba por su pecho dejando besos húmedos, deteniéndose en las caderas, mordiendo lentamente porque sabía que esto le daba placer a su novio, sacó la lengua y comenzó a marcar un camino para llegar a ese miembro necesitado de atención, le encantaba degustar ese sabor salado de restos de sudor y esencia de Andrei que él tan bien conocía.
-Y sobre todo...- Hernán terminó su recorrido de besos hasta que agarró la erección de Andrei entre sus manos- no puedo cansarme de esto...
Otro gemido se escuchó en la habitación cuando Hernán abrió ligeramente su boca y dejó otro beso húmedo en la punta de su miembro en la punta de su miembro, haciendo que Andrei se estremeciera debajo de él.
-No me quejo.
Hernán soltó una risa al escuchar las palabras de su novio y comenzó a lamer su erección desde la punta a la base, disfrutando de los sonidos que salían de la boca de Andrei, de sus suspiros, de cómo se retorcía su cuerpo de placer. Se terminó de colocar bien entre sus piernas y agarró su trasero con firmeza, abriéndolos despacio. Un gemido todavía mayor se escuchó cuando introdujo su lengua en ese agujero calentito y apretado que era el trasero de Andrei.
Alargó su mano buscando a tientas por la cama el lubricante y se echó un poquito en los dedos. Solo un poquito, la cuarentena era muy larga y debían dosificar.
Metió el primer dedo despacio y sonrió complacido comprobando que Andrei todavía estaba bastante dilatado de la vez anterior, de cuando habían despertado esa mañana. Amaba verlo así, tan preparado y deseoso por tenerlo dentro, metió otro dedo más y comenzó a moverlos en círculos dándole placer mientras se tocaba a sí mismo.
-Ven acá
Alzó la cabeza cruzando con la mirada necesitada de Andrei que pedía por él, y en un movimiento rápido volvía a estar encima suyo, besando con avidez su boca, mordiendo su labio inferior y tirando de él, tocando todas las partes de su cuerpo a las que podía llegar con las manos mientras sus caderas se rozan cada vez más rápido.
-Podría estar haciendo esto todo el día- declaró Hernán en un susurro.
Andrei rio sobre su boca mientras acariciaba el trasero de su amado tira.
-Y... ¿Tienes algo más qué hacer?
Los dos sonrieron cómplices, había pasado mucho tiempo ya desde que comenzaron a salir y aún tenían esa necesidad de tocarse y sentirse a todas horas, de no quitarse las manos de encima. Hernán seguía de vacaciones y Andrei aún estaba sin clases debido a la cuarentena. Y lo único que tenían que hacer durante cada una de esas horas que estaban obligados a permanecer en casa era sentirse una y otra vez sobre esa cama o sobre cualquier otra superficie que tuvieran a mano.
-Nada mejor que esto.
No terminó de decir la frase y ya había introducido su miembro dentro de Andrei, haciendo que éste soltara todo el aire que contenía bajo un grito de placer y sorpresa que él amaba escuchar.
Y de nuevo estaban ellos dos sobre la cama, moviéndose al compás, restregando sus cuerpos, reprimiendo gemidos, mordiendo sus cuerpos, agarrando con fuerza las sábanas...
Sin duda esta será una gran cuarentena...
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Encontraron la mejor manera de pasar la cuarentena y no aburrirse estando en casa.
Recuerda que si puedes quédate en casa, entre todos nos cuidamos.
Pronto el nuevo fic, con nuevas aventuras...atentas en cualquier momento subiremos el primer capítulo.
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Volver a Jugar
FanfictionEsta historia cuenta sobre como el destino se encarga que dos personas de mundos opuestos puedan encontrarse y seguir un mismo camino...pero este camino estará lleno de escollos y dificultades, sólo el amor y los detalles irán uniendo a esta pareja...