Capítulo VIII

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El día había llegado, sábado, eran las nueve en punto y Yoshiko acababa de desayunar, ahora estaba en su cuarto observando la pantalla de su televisor que estaba apagado, solo podía pensar en la reunión que tendría con Sakurauchi, ya que su madre le reveló algo que perturbó su falsa confianza.

- ¿Iras a casa de Riko? Que bueno que sigan siendo amigas después de tanto tiempo, por un momento pensé que ya ni siquiera hablaban, hace tiempo que ni siquiera la mencionas. - dijo la señora Tsushima mientras servía el desayuno, si tan solo supiera...

- Mamá, solo iremos para hacer un taller - dijo Yoshiko algo desanimada, aunque habló tan bajo que su madre pareció no escucharla.

- ¿Estás segura que ella te citó hoy? Iré con los padres de Riko a una reunión de egresados de la preparatoria y es desde las dos de la tarde hasta quien sabe qué hora, probablemente hasta media noche o algo más - Yoshiko no dudo de las palabras de su madre ya que era una amiga muy cercana a la madre de Riko y los tres adultos habían asistido a la misma preparatoria, aún recordaba que su madre solía contar como intercedió para que los Sakurauchi terminarán juntos cuando Yoshiko le contaba cualquier cosa sobre Riko.

- De hecho debo ir a la peluquería y terminar de arreglarme, nos vemos después, Yoochan - la señora Tsushima beso la frente de Yoshiko y salió, no sin antes escuchar a su hija decir "¡¡Mamá, deja de llamarme asi, ya no tengo tres años!!".

Después de jugar un rato en su consola y acariciar a Laelaps, Yoshiko se baño y luego tomó la comida que su mamá le había dejado en la nevera con una nota que decía "Te veo en la noche, Yoochan," de verdad, Yoshiko daría lo que sea para que su madre dejara de llamarla así, era vergonzoso.

Espero a que fuera la una y media, le dejó comida y cambió el agua de Laelas. Salió en dirección a la casa Sakurauchi, un recorrido que se le hizo corto y deseó que durara más tiempo, antes de darse cuenta ya estaba al frente de la puerta, dudó en si tocar o no cuando de repente esta se abrió.

- ¿Yoshiko? - a pesar de su parecido quien la recibió en la puerta no era Riko, sino su madre.

- Buenas tardes, señora Sakurauchi. - Yoshiko saludó formalmente a la madre de Riko e hizo una reverencia, aunque fueran algo cercanas por alguna razón, Yoshiko prefería ser formal.

- Pasa, sabes que siempre serás bienvenida. - la señora Sakurauchi recibió alegremente a Yoshiko, a quien consideraba como una hija más.

- Con permiso. - Yoshiko entró al hogar, que estaba bastante ordenado y resultaba acogedor, era tal como lo recordaba.

- Querida, no tienes que ser tan formal, anda y siéntate mientras voy a buscar a Riko. - la mujer dejó a Yoshiko sola en la sala de estar de la gran casa.

- ¿Quién eres tú? - Yoshiko ya no estaba tan sola, sintió que la estaban jalando de la sudadera y sabía perfectamente de quién se trataba.

- Tú no me recuerdas pero soy Yoshiko, una amiga de Riko. - la peliazul saludó a la pequeña Lily, no le sorprendió que no la recordará, aunque solía jugar con ella cuando era más pequeña era normal que no supiera quien era en ese momento, una buena oportunidad para presentarse apropiadamente.

- ¿Gran Yohane? ¿De verdad eres tú? - los ojos de la menor brillaron.

- ¿Me recuerdas? Sí soy yo, pero me puedes llamar Yoshiko. - la peliazul se sentía algo avergonzada de que la pequeña Lily la recordará por su contraparte de Yohane, la cual ya no usaba para nada, no desde hace casi tres años.

- ¿Puedo llamarte Yohane? Por favor. - si a Yoshiko le costaba negarle algo a Riko mucho menos podría negarle una petición a la pequeña Lily, quien era una copia casi exacta de su hermana mayor, la única diferencia es que sus ojos eran algo más claros y su cabello más oscuro a comparación de Riko.

- Está bien, si tú quieres. - el corazón de Yoshiko casi da un vuelco cuando escuchó la voz dulce y suplicante de Lily. Ella no tenía hermanos y no estaba acostumbrada a ser tratada así, era demasiada ternura para ella.

- Aquí estas pequeña, veo que ya saludaste a Yoshiko. Buenas tardes. - entró en la habitación el señor Sakurauchi y tomó a Lily entre brazos mientras venían desde el pasillo la señora Sakurauchi seguida de Riko.

- Buenas tardes, señor Sakurauchi - no importaba cuanto los Sakurauchi insistieran a Yoshiko que dejara las formalidades, la chica simplemente no podía, además el padre de Riko siempre se la había hecho intimidante y muy serio pero era bastante amable.

- Bueno chicas, les deseo suerte en el trabajo, vamos algo apurados, debemos dejar a Lily con su tía, adiós. - la señora Sakurauchi llevo a su esposo casi arrastrado hasta la salida, antes de que cerrara la puerta ambas chicas notaron que la señora Sakurauchi había giñado el ojo, a lo cual Riko se sonrojo e inevitablemente Yoshiko también. ¿En qué pensaba esa mujer?

- Bien, antes de ir a mi cuarto ¿quieres tomar algo? - Riko estaba algo nerviosa, tal vez por el gesto de su madre.

- Agua, por favor - en ese momento la peliazul parecía una pequeña niña avergonzada por pedir algo, Riko lo sabía ya que Lily solía ser así y se le hizo muy tierno.

- Claro - rápidamente Riko se dirigió a la cocina y sirvió dos vasos de agua fría - la verdad yo también tenía algo de sed - confesó. Yoshiko soltó una pequeña risa. Ambas bebieron.

- Dame tu vaso, ya sabes donde está mi habitación - mientras Riko se dirigió a la cocina nuevamente para limpiar los vasos Yoshiko fue al pasillo en dirección a la habitación de Riko.

Al entrar allí Yoshiko notó cambios menores, como la ausencia de juguetes y las sábanas menos infantiles, el resto del lugar era casi exactamente igual a como recordaba.

En lo que esperaba a Riko para comenzar a trabajar se sentó en la cama, vio que había una pequeña mesa donde seguro harían su tarea, al parecer la pelivino ya tenía todo organizado para trabajar, sus lápices y colores en su estuche, sus apuntes e investigación, mientras Yoshiko era quien tenía el paquete que entregó la profesora en clases, decio dejar las hojas y su cuaderno con apuntes que considero útiles en la mesa y dejó su mochila a un lado en el suelo.

- Estoy aquí, Yoshiko, podemos comenzar - dijo Riko quién por alguna razón entró cabizbaja a la habitación, Yoshiko prefirió no preguntar y sólo se levantó de la cama de Riko para ir a la mesa y empezar a trabajar, tenía la esperanza de que no sucediera ningún "inconveniente" y avanzar al menos siete hojas esa tarde.

Bueno, ese era el plan desde un principio

𝙎𝙤𝙡𝙤 𝙪𝙣 𝙘𝙖𝙥𝙧𝙞𝙘𝙝𝙤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora