Capítulo IX

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El reloj de pared en la casa Sakurauchi ya marcaba las seis de la tarde, mientras una alegre datenshi celebraba el avance que habían tenido hasta el momento, mucho mejor de lo que esperaba.

- No me lo creo, ¡tenemos catorce hojas! - dijo sorprendida Yoshiko, le habían sacado provecho a esas cuatro horas seguidas de trabajo sin ninguna distracción o contacto siquiera - Merecemos un descanso, siento que mi mano se caerá en cualquier segundo - Yoshiko trato de aligerar el ambiente ya que Riko se veía algo tensa.

Riko no respondió ante el comentario de Yoshiko, a lo cual Yoshiko se sintió incomoda e ignorada "¿Acaso Riko se enojó?" pensó.

- ¿Estás bien Riko? Te veo algo decaída - preguntó Yoshiko, por más que Riko le pareciera un ser sin corazón, la de ojos rosados no lo era en absoluto y se sintió en la obligación de tal vez poder escuchar que le pasaba, si es que ella decidía hablar.

- No es nada. - respondió Riko con un tono algo frío a lo cual Yoshiko sintió una presión en el pecho, como una puntada, le era difícil describir aquel sentimiento.

- Anda, puedes confiar en mí. - Yoshiko se sentó en la cama junto a Riko y decidió intentar reconfortarla por si había algo que la preocupase.

Entonces fue cuando sucedió, Riko había besado a Yoshiko

En un movimiento rápido la pelivino se lanzó a la peliazul tomándola de los hombros y dejando su cabeza en la almohada de su cama. Yoshiko tenía la mente en blanco, no sabía que hacer, pero los labios de Riko la habían cautivado, tan suaves y delicados. Notó de inmediato un leve sabor a fresa, labial, definitivamente era labial.

Sin que la más alta se diese cuenta en medio de su trance, Riko había subido las piernas a la cama quedando encima de ella mientras la intensidad de aquel contacto aumentaba, Riko parecía desesperada, lo cual asustó un poco a Yoshiko. Esto no era lo que tenía planeado respecto a consolarla en absoluto.

- Riko... Lo siento, ya tengo que irme. - con más desesperación que Riko hace un momento Yoshiko recogió todas sus pertenecías y salió de la habitación de Riko, pero cuando intento abrir la puerta principal le fue imposible, no podía irse a menos que la anfitriona se lo permitiese, ¡lo que le faltaba!

- No hay escape, Yoochan - Yoshiko se sentía en una película de terror, los mechones de cabello despeinado cubrían los ojos de Riko mientras se acercaba lentamente desde el pasillo.

Yoshiko solo se quedó plantada frente a la puerta, bastante asustada, había entrado en pánico y su cuerpo no respondía, su cerebro incluido, estaba atemorizada, nunca pensó estar en una situación así, mucho menos con Sakurauchi Riko. Esta la tomó del cuello de la sudadera, se puso de puntas para estar a la altura de la peliazul y depositó otro beso en sus labios, está vez con menos desesperación e intentando ser delicada.

- Disculpame Yoochan, simplemente eres irresistible para mí. ¿Lo sabes, no? - balbuceó Riko con una sonrisa algo extraña y se relamió los labios. Yoshiko solo pudo negar con la cabeza - Tranquila, voy a abrir la puerta en un momento, te vez algo pálida, ¿te asusté acaso? -

Está vez Yoshiko asintió, de verdad estaba asustada y sorprendida. ¿Aquella era la Riko Sakurauchi que la ignoró cruelmente durante dos años seguidos? ¿Acaso era alguna especie de mal sueño o estaba alucinando? No, no está alucinando, aquello de verdad le estaba pasando justo cuando creyó que se olvidaría de Sakurauchi, esta solo la había atacado terriblemente con un beso, que para su desgracia había disfrutado más de lo que hubiese querido.

Riko fue a su cuarto, mientras Yoshiko se sentó en el sofá individual de la sala que era el más cercano a la salida, apenas Riko abriese la puerta saldría inmediatamente a su casa. Aún sentía cosquillas y culpa en los labios.

- Creo que mamá se llevó la copia de mis llaves o algo asi, no las encuentro, ¿me ayudas a buscar? - por raro que le pareciera a Yoshiko, la pelivino no parecía estar mintiendo, en realidad parecía extrañada de no encontrar sus llaves, la peliazul no le quedó más que entrar a su cuarto y ayudarle a buscar, quería salir rápido de aquel lugar, realmente estaba algo incómoda, bueno, bastante incómoda.

- ¡Voy a llamar a mamá! - después de buscar no más de diez minutos, con el ceño fruncido Riko tomó su celular y le marcó a su mamá para averiguar si ella sabía del paradero de sus llaves.

- Riko, querida. ¿Cómo están?- dijo la señora Sakurauchi mientras se escuchaba música del tipo que ponen en un salón de evento para reuniones de personas mayores, parecía estar divirtiendose.

-¿Esa es Riko? ¡Querida! ¿Yoochan sigue contigo?- esa voz era de la madre de Yoshiko.

- ¡Mamá! - gritó Yoshiko al teléfono, Riko tenía la llamada en altavoz.

- Mamá, no encuentro mis llaves - dijo Riko con un tono confundido, como una niña pequeña que le pregunta a su madre por un juguete perdido.

- Oh querida, disculpa, tu padre tomó mis llaves y como creí que las había perdido tomé las tuyas. ¿Están encerradas?- aunque la señora Sakurauchi intentó sonar preocupada sonaba más como si se estuviera divirtiendo mucho.

-¿Puedes decirle a papá que venga y abra la puerta? - Riko parecía perder la paciencia.

-No se puede linda, a tu padre le surgió una reunión urgente en la compañía ¿Puedes creerlo? Lo llamó el señor Ohara- de fondo se escuchaba la risa de la madre de Yoshiko, parecía que también se estaba divirtiendo.

- Yoochan, ¿no te molesta quedarte allí un rato? Hace mucho que no nos reunimos así, te lo compensare con ese videojuego que estas pidiendo desde el mes pasado- aunque la oferta sonaba tentadora de igual modo no es como si tuviera más opción que quedarse allí hasta que ambas mujeres quisieran terminar su fiesta.

- Está bien, mamá - en esos momentos Yoshiko solo deseo que la tierra la tragara y la escupiera muy lejos de allí.

- Me colgaron - dijo Riko mirando atónita su teléfono - ¿Sabes que? ¡Al diablo! - Riko parecía perder el control de si misma y se lazo contra Yoshiko, lo único que obtuvo fue un pequeño empujón en forma de rechazo.

- Perdón Riko, no puedo hacerlo - Yoshiko debía mantener la poca fuerza de voluntad que le quedaba - ¿Por qué haces esto? Si tu y yo... No lo entiendo.

Riko no supo que responder, solo tomó la mano de su contraria y sonreía de manera extraña, lo que logró confundir más a Yoshiko, aún así está vez no se alejo.

"¿Por qué no puedo odiarte Sakurauchi Riko?"

"De verdad, desearia odiarte"

𝙎𝙤𝙡𝙤 𝙪𝙣 𝙘𝙖𝙥𝙧𝙞𝙘𝙝𝙤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora