CAPÍTULO 5

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Sería un buen día para viajar si no fuera porque no eran vacaciones, sino que estaban huyendo. Huyendo del amor de su vida que quería matarla.

Muy bien.

Cassie conducía un auto de un modelo clásico, pero nunca se quejaría. Nunca le había dado ningún problema. Es más, la había salvado en muchas ocasiones y era relativamente útil para una repentina huída.

Era un Cadillac. Un modelo de 1960. La única desventaja que tenía era que era fácilmente reconocible, pero a ella le importaba una mierda.

Cassie conducía y Claudine iba a su lado en el asiento del pasajero.

Cassie estaba cansada. Venía manejando 160 kilómetros y no parecía que fueran a detenerse muy pronto.

No habían salido muy temprano, por lo que se estaba acercando el mediodía. Ósea que, además de estar cansada de conducir, tenía hambre.

Perfecto. Simplemente perfecto.

Claudine estaba mirando un mapa del estado de Texas, en el que habían ingresado hace unos kilómetros atrás. Necesitaban encontrar tres ubicaciones principales: una armería, un parador y un motel.

—Hay un motel por aquí...—comenzó a decir Claudine, más para sí misma que para Cassie, observando el mapa y marcando distintos puntos en el mismo con su dedo índice — ...no, pero ese está demasiado lejos. Éste, sin embargo... puede funcionar. De hecho, aquí hay un parador. Mira esto, Cassie. Aquí hay un motel llamado Blue Star en el límite de la Ruta 15. A pocos metros, hay un parador en una estación de servicio. Podríamos comprar snacks allí o tal vez alguna comida que valga la pena.

—Bien. Guíame hasta allí.

Claudine bajó el mapa a su regazo pero sin cerrarlo, la miró a los ojos y le dijo:

—Tenemos un problema. Necesitamos dinero. Efectivo. ¿Con qué pensabas pagar, Cassie?

—Lo tengo cubierto, Claude.

—¿Cómo?

—Tengo un amigo...

Claudine  rió.

—Deja de mentirme. Sé que es muy triste oírlo, pero no tienes más amigos que yo.

—Dije... que lo tengo cubierto. Deja de hacer preguntas.

—Bien, pero tarde o temprano tendrás que decirme.

—Elijo tarde. 

—Lo que digas...

Claudine volvió su atención al mapa. Aún faltaba buscar la armería.

—¡Bingo! —gritó Claudine señalando un punto en el mapa.

Cassie se sobresaltó. Nunca se debe gritar cuando alguien conduce.

—¡Dios mío! ¡Claudine!

—Lo siento —dijo Claudine en voz más baja—. Encontré la armería. Por suerte, está antes del motel y del parador, pero está más cerca de donde nos encontramos.

—Bien. Guíame.

—De acuerdo. En la siguiente salida a tu derecha —dijo Claudine señalando hacia adelante.

—Ya lo tengo.

Nos minutos después, divisaron la salida indicada y Claudine la señaló con el dedo.

—Aquí —dijo ella y Cassie obedeció saliendo por allí.

—Muy bien. Debe estar en la siguiente cuadra de mano izquierda —aclaró Claudine.

CASSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora