CAPÍTULO 1

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Después de su larga siesta, Cassie estaba lista para el turno de noche que comenzaba a las 20:00 pm. Comenzó a levantarse de la cama y se fue al baño.

Se arregló el pelo como pudo, se lo peinó y se lo recogió en una cola de caballo. Tony conocía su situación y no le exigía formalidades innecesarias, solo le había pedido que comprara el uniforme.

El uniforme no era lo más lindo que vistió alguna vez, pero resaltaba sus curvas de alguna manera. Consistía en una remera blanca de manga corta, con el logo del Tony's ubicado por sobre su busto derecho, y una pollera tubo negra del largo perfecto. El uniforme incluía un delantal de la cintura para abajo blanco con su nombre bordado. Debía recogerlo cuando llegara al restaurante y colocárselo antes de comenzar a atender.

Una vez que se arregló el pelo, se lavó la cara y respiró hondo. Recordó el primer día de trabajo en Tony's. Extrañamente no estuvo nerviosa, estaba feliz. Hoy simplemente se veía cansada.

Cuando terminó en el baño, se puso el uniforme y salió para desayunar. Se encontró con Claudine sentada en el desayunador comiendo su tentempié de la tarde. Cassie se frotó la cara.

—Buenos días, Bella Durmiente —dijo Claudine.

—Buenas, Claude. Dime por favor que hay café. Creo que voy a desmayarme.

Cassie tomó la jarra de la máquina de café y la miró con atención.

—Hay que hacer.

—Gracias, lo noté.

Claudine silbó.

—¡Oh! Alguien está de mal humor hoy. Debes dormir menos, Cassie.

Cassie negó con la cabeza.

—No, no es eso. Tony me dio el turno de noche.

—Eso sí es una mierda. ¡Oye! ¿Quieres que vaya contigo? No creo que Tony tenga objeciones con una persona más trabajando. Pondremos música y nos divertiremos, ya sabes.

Siempre que les tocaba el turno de noche, siempre les ocurría a ambas. Nunca solas. Ellas ponían música a todo volumen en la cocina mientras movían las caderas al ritmo, llevaban los platos a las mesas y se divertían haciendo enojar y gritar de indignación a Alan.

—Gracias, pero déjalo. Ya es bastante que una de nosotras deba aguantárselo. Quédate aquí, mira alguna película y no te atrevas a esperarme despierta, Claudine. Hablo en serio.

Claudine tenía la mala costumbre de esperarla despierta. Ella solo lo hacía para luego hacerle puchero y la terminaba convenciendo de ver una película juntas, la hacía sentir una mala persona si no lo hacía y terminaban acostándose tardísimo. Ella debía aguantar el mal humor de Claudine por las mañanas.

—Tienes razón. Después de todo, tal vez Tony tenga algo preparado para ti que no sea servir a insoportables borrachos sin vida.

Cassie extendió un brazo y la golpeó en la parte posterior del hombro. Fuerte.

—¡Oye!

—Eres una idiota a veces, ¿sabes eso?

—Discúlpame por notar las cosas obvias de la vida, Cassie. ¿No debes irte ya? Voy a pedir comida china. ¿Quieres que te pida algo? Lo guardaré para ti.

—¿Y qué esperabas que coma si no?

—Bien. Lo haré. Intenta controlar tu temperamento de camino, ¿sí? No es tan malo como parece. Podría ser divertido.

Claudine tenía razón, tal vez estaba exagerando.

—Pásalo bien, Claude.

Claudine levantó una mano sobre su cabeza.

CASSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora