CAPITULO 2

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Si la perfección tiene forma humana, ella la estaba viendo justo allí.

Él era muy alto, su espalda podía hacer que el armario de Claudine, el más ancho de su casa, se viera diminuto, su pelo corto estaba perfectamente peinado, su piel era de la tonalidad perfecta y sus rasgos faciales eran muy finos y marcados. Él estaba vestido con un saco sport azul oscuro, un pantalón de vestir, zapatos negros perfectamente lustrados y camisa celeste. De nuevo, demasiado formal. Deberían poner un código de vestimenta en la entrada.

El "hombre perfecto" se sentó tres mesas más atrás de los "hombres simio", cerca de la puerta.

Fue entonces cuando Cassie se dio cuenta de que lo estuvo mirando fijamente por varios minutos, pero él no pareció darse cuenta.

—Cerramos en 2 horas —le gritó Cassie cuando se despabiló.

Él le dio un cortés asentimiento con la cabeza y volvió su mirada hacia la ventana.

Cassie volvió a concentrar su atención en los "hombres simio". El que estaba más cerca de ella la estaba mirando extraño. Ella miró alrededor para ver qué estaba mal hasta que su mirada llegó a su regazo. Ella se congeló.

En su regazo, sostenida con su mano derecha, había una pistola. Si su memoria no le fallaba, su nombre era Sig-Sauer P-226. Una mierda muy buena, muy costosa y muy difícil de conseguir. "Hombres simio" ricos y con contactos. Perfecto. Eso era simplemente perfecto.

Cuando el "hombre simio" que sostenía el arma vio que Cassie se dio cuenta, le sonrió. Ella evaluó la posibilidad de alertar al "hombre perfecto", pero parecía completamente sumido en sus pensamientos. Y en la ventana.

—Ahora escúchame bien, chica rebelde. Quiero que vayas a la caja, tomes el dinero y lo traigas aquí sin decir una sola palabra y sin hacer ningún escándalo, ¿entendido?

Cassie pensó que si tal vez, al alejarse de él fingiendo ir a la caja, podría gritar y alertar a alguien. Al "hombre perfecto" o a Alan o a quien fuera que la quiera escuchar. Pero descartó rápidamente esa posibilidad porque sabía que el arma que tenía era de largo alcance y alta velocidad. Podría dispararle aunque estuviese en Canadá cubierta por una placa de acero. No era buena idea.

Comenzó a asentir con la cabeza y, cuando se estaba dando vuelta, el "hombre perfecto" giró su cabeza para mirarla. Momento perfecto.

Comenzó a gesticular hacia él. Primero señaló al "hombre simio" con la mano y luego, hizo la seña universal de "este psicópata tiene un arma". Tuvo que haberlo entendido. Finalmente, lo confirmó cuando los ojos del "hombre perfecto" se abrieron y empezó a levantarse de su asiento lentamente mientras mantenía la mirada en el "hombre simio" con el arma.

¿Qué demonios hace? ¿Acaso piensa meterse en una pelea desarmado con alguien con un arma? Tenía que estar loco.

El "hombre simio" con el arma empezó a notar que Cassie no se estaba moviendo hacia adelante y el otro cliente lo miraba fijamente. Fue cuestión de unir los puntos.

El "hombre simio" se paró del todo, la rodeó a Cassie con un brazo y le puso la pistola en la sien del lado derecho. Ambos se voltearon para ponerse de frente al "hombre perfecto" que estaba completamente erguido y caminaba hacia ellos. Se veía tranquilo.

—Da un paso más y la mato.

El "hombre perfecto" sonrió arrogantemente. Genial. Cassie los conocía a estos. ¿Cómo no se dio cuenta antes? Solo era otro "hombre simio". Solo que éste se vestía bien. Por eso no se vio asustado. Debía haberse molestado mucho cuando los otros consiguieron hacer su movimiento primero.

CASSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora