CAPÍTULO 9

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Bajó las escaleras hacia la puerta principal, lentamente, para abrirla poniendo la mano sobre su arma en su cintura y...
Espera, si fuera Graves no estaría tocando el timbre y mucho menos si fuese Cristian. Cualquiera de los dos habría sacado la maldita puerta de sus goznes y destrozado todo el departamento hasta encontrarla.

No tocarían el timbre y le darían un valiosísimo tiempo para escapar.

Cassie se relajó visiblemente y siguió bajando las escaleras. Cuando ya estaba en el piso se dio cuenta de un detalle importante: ¡Estaba desnuda de la cintura para abajo!

Corrió hasta su bolso, que estaba sobre la encimera de la cocina, y se puso los jeans rotos que llevaba el día del asalto en el Tony's. Todavía no lo había sacado ni lavado, pero para esta ocasión serviría.

—¡Agente Miller! —gritó un hombre de los que estaba parado en la puerta.

¿Agente Miller? Seguro era algún vecino confundido que preguntaba por alguien en el departamento equivocado. Por alguien con el mismo apellido que Brandon.

Cuando terminó de vestirse, se puso la peluca, los lentes oscuros y abrió la puerta.

—Buenos días —dijo uno de ellos.

—¿Qué se les ofrece, caballeros? No es un buen momento, ¿saben? —dijo Cassie fingiendo una pose sexy apoyándose sobre el marco de la puerta.

Tal vez, si creían que era una prostituta y que habían interrumpido algo importante, se darían cuenta de que se equivocaron de departamento y se irían.

—Soy el agente Darrill Jones —dijo uno de ellos poniendo su credencial frente a su cara— y este es mi compañero el agente William Hamby. FBI. Estamos buscando a Brandon Miller Howard. Tenemos entendido que este es su domicilio. ¿Se encuentra aquí?

FBI. Mierda. Menos mal que tuvo la decencia de ponerse pantalones y la peluca.

—Él no se encuentra aquí en este momento. Así que, a menos que sea de vida o muerte, pueden retirarse —dijo Cassie mientras seguía fingiendo ser una prostituta.

Los agentes comenzaron a reír. Entendieron el mensaje.

—Está bien, señorita. Él se olvidó esto en la oficina equivocada y veníamos a entregárselo —dijo el agente.

El agente, Jones si mal no había oído, le entregó lo que parecía ser un porta-documentos negro de cuero con el escudo del FBI grabado en él.

Cassie la miró con confusión. No podía ser posible lo que estaba pensando. Simplemente no encajaba con nada y, si fuese así, estaba mal en muchos sentidos.

—Muchas Gracias. Que tenga un buen día —dijo el agente sonriendo y se fue seguido por el otro.

Cassie cerró la puerta.

Abrió el porta-documentos y se quería largar a llorar.

Era una credencial del FBI, sin lugar a dudas. En la parte superior decía "DEPARTMENT OF INVESTIGATION" y, debajo, "FBI". A la derecha de las letras estaba el escudo. Debajo de "FBI" decía unas cuantas palabras ilegibles y, debajo de ello, decía "SPECIAL AGENT BRANDON MILLER HOWARD". A la izquierda de "FBI" había una foto. De Brandon.

En la parte inferior izquierda se veía una firma muy larga y, a la derecha, una placa dorada.

Ahora todo cobraba sentido. Él no trabajaba en una empresa de seguros, nunca lo hizo. La misteriosa habitación que ella había descubierto era su oficina donde trabajaba y allí se guardaban los expedientes. Incluso guardaba los de la morgue y las autopsias allí. El conjunto colgado del armario era su uniforme y, casualmente, era el mismo que los que llevaban los agentes que la visitaron hoy.

CASSIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora