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Todo Hogwarts se encontró en la sala común de Gryffindor que, gracias a una carpa mágica lucía como un salón de alta clase diez veces mayor a la sala común. Ropas elegantes, maquillaje impecables y máscaras que ocultaban el rostro del mago detrás.
Un buen experimento que se le ocurrió a Sirius cuando Julieta le comentó sobre la fiesta que deseaba realizar sin distinciones de sangre, una oportunidad para no ser juzgados, una oportunidad para ser libres.
Aunque Julieta no se sintió tan libre.
Esa misma tarde después de clases había recibido por correo millas de regalos por parte de sus compañeros, familiares y desconocidos que buscaban agradar, sus padres le enviaron un hermoso collar de oro y diamantes demasiado ostentoso para su gusto, pero era una Moonlight y ser ostentoso venía implícito en su ADN hasta Edgar era excéntrico y amante de las joyas, a veces se sintió tan diferente a su familia. Aunque el regalo no venía solo con una carta de felicitaciones, no aquella carta traía consigo el anuncio de su más grande miedo haciéndose realidad.
Su padre la había prometido, bueno según la carta su posible futuro prometido asistiría a su fiesta y buscaba pedirle su mano en la espera de que ella aceptara.
Sus padres podían ser muy mente abierta y no tener prejuicios para ciertas cosas, pero el matrimonio por conveniencia era sin duda una obligación y ella estaba consciente de que esa ventana abierta para que ella decidiera aceptar o no en realidad era una trampa.
Sus esperanzas y sueños de convertirse en una mujer independiente y libre se veían rotos el día de su cumpleaños gracias a un chico que se sintió lo suficientemente atraído a ella y su fortuna, ya que al ser elegible para casarse y hacerlo esa persona que la despose debe tener acceso a su fortuna. Seguramente una familia de sangre pura medio de alta clase que quería usarla para llegar a la sima de la realeza.
Lo odiaba.
Y mientras los invitados llegaban y disfrutaban de la música, la dama en apuros derramaba lágrimas mientras sus doncellas la alistaban.
—Puede no ser tan malo. — dijo Samanta mientras cepillaba su cabello. — Si viene a tu fiesta significa que es un estudiante y no un viejo viudo.
—¡Sam! — la regaño Amanda mientras ajustaba el corsé. — Lo que Sam quiere decir es que es un chico de Hogwarts qué tal vez, te guste como no sé .... ¿Potter?
—¡Potter! — Exclamó Julieta horrorizada. — Por supuesto que no es Potter, él me odia. — volteó los ojos fastidiada, ya no quería pensar más en su futuro, era su cumpleaños y sus invitados la esperaban, además tenía una apuesta por cumplir con Sirius.
—Podría ser Gideon. — habló por fin Freya que se había mantenido callada desde que Julieta les contó sobre su futuro compromiso. — Si así fuera seríamos cuñadas, eso no es tan malo.
