20./꧁ 𝕵𝖚𝖑𝖎𝖊𝖙𝖆 ꧂

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Había pasado tres días en la enfermería.

Tres días en los que me había vuelto loca ante el silencio y la espera de un diagnóstico ante mi malestar. Pasaba las horas escribiendo cartas que jamás entregarían y otro tanto haciendo listas con las razones por las cuales deberían odiarlo.

Mi objetivo era recordar las razones de mi odio además de su apellido para poder olvidarlo. Sabia que podría conseguirlo, porque podía vivir sin él , pero no quería vivir sin el.

Y es que estaba a la espera de mi diagnóstico.

¿Estoy embarazada?

La primera vez que esa idea cruzó mi cabeza casi me desmayo. Pero poco después me imaginé a mi misma con la barriga regordeta y a Regulus tocando el piano para mi, para nosotros. Nos imaginé con los mismos rostros pero con otros nombres que nos permitieran formar una familia, donde nos permitieran amarnos.
Imaginar se había convertido en mi lugar seguro, el lugar donde podía entregarme a mis pasiones y hacerlas realidad.

Yo siendo ministro.

Yo en un vestido blanco en el altar de la mano de Regulus.

Yo siendo libre e imperfecta.

Siempre había deseado ser madre, siempre había deseado tener algo que amar y la idea de tener algo mío de Regulus me hacía sentir de muchas maneras. Me hacía sentir plena, amada, feliz y mujer.

Era extraño describir el sentimiento de adultez que embriagaba mis pensamientos al pensar en que probablemente estaba embarazada, sentimientos que invadían mi ser la mayoría del tiempo, ya que la otra mitad solo podía sentirme una niña.
Una niña con un amor no correspondidos.

¿Regulus me apoyaría?
¿Qué haría si no?

Sirius venía a verme todas las noches casi como si esperara encontrarme infraganti con Regulus. Desde que le había confesado mis sentimientos por su hermano menor y él  como sucedieron las cosas ( gracias a él sin que se diera cuenta .) Sirius parecía tener la necesidad de cuidarme a mi y
a mi corazón roto como si fuera una especie de muñeca de porcelana.

Aunque yo me sentía más como una muñeca de trapo.

—No te pases.- había dicho Sirius con los ojos muy abiertos.

—¿Que no me pase? Sabes, crecí en Italia y ahí golpéanos a las personas que usan ese lenguaje sucio perro sarnoso.

-¡Bah! Puedo decir una mierda cuando me dices que estás enamorada de mi hermano ¿cómo pasó? Esto es una broma verdad ... ¡Ja! No pudiste engañar a este merodeador. - Se levantó y comenzó a hacer un extraño baile de la victoria.

𝕽𝖔𝖞𝖆𝖑𝖘 𖤍 // 𝕽𝖊𝖌𝖚𝖑𝖚𝖘 𝕭𝖑𝖆𝖈𝖐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora