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Mi no tan querido enemigo.
Es para mi inesperado ver cómo un par de besos puede causar tanto en usted. Supongo que me he equivocado todos estos años al nombrarlo el rey helado, parece que su corazón es más fácil de conquistar de lo que creí.
Acepto ser cortejada por usted, aunque le advierto que no es el único intentándolo.
Espero saber más de usted. Y qué me haga "sentir".
Sinceramente, alguien quien no siente.
Estaba abochorna. Yo Julieta Moonlight pidiéndole a un hombre que me haga sentir y lo más impactante, que ese hombre sea mi enemigo eterno.
Le doy la carta a mi lechuza antes de arrepentirme y la veo perderse en la noche camino a las mazmorras.
El mundo parece estar de cabeza estos días, primero la noticia de mi posible compromiso, Sirius intentando besarme, yo besando a Regulus Black y ahora las cartas de mi posible prometido que no me provocaban tanto calor como las indecorosas palabras de mi enemigo de sangre.
Julieta, Julieta ¿En qué te has metido?
Las puertas del dormitorio se abren y puedo ver a Freya caminar con expresión furiosa dentro de la habitación, debe estar tan perdida en sus pensamientos que no se percató de mi presencia.
—Buenas noches Freya. — mi voz le provoca escalofríos y de un salto voltea a verme ligeramente abochornada.
Otra persona que parece tener su mundo de cabeza es Freya. Aún es desconocido lo que ocurrió con su compromiso, mientras tanto los hermanos Prewett, incluida Molly la miran como si fuera una enfermedad contagiosa.
—Buenas noches mi lady. — se ríe Freya y toma asiento en mi cama, que por cierto es muy pequeña para adolescente en pleno crecimiento.
—Luces molesta. — menciono lo obvio. — Sabes que cuentas con nosotras, puedes decirnos si alguien está molestándote.
—Lo sé... — suspira mi amiga. — No sientes como que de repente todo se vuelve rápido e incontrolable.
Justo así podría describir los latidos de mi corazón cuando estaba cerca de mi odio, rápidos e incontrolables.
—Si, justo así se siente todo últimamente. — respondí.
—Quiero que seamos niñas otra vez. — suspira.
Algo malo debe estarle ocurriendo a Freya, ella era de todas la más fuerte y valiente, últimamente se sintió un poco alejada a su yo verdadero, se sintió temerosa, triste y vulnerable.
Amores prohibidos ¿Pero sería amor lo que sentíamos? O solo era deseo y curiosidad.
—Sea lo que sea — tomé su mano. —, vamos a superarlo juntas.
