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Video en multimedia para acompañar el capítulo. ____________________ Especial 3/3
Esto es lo que sabes hasta ahora:
Dos familias enemigas mantienen la tradición de odiarse que recae en sus hijos.
Sirius y Regulus son los dos barones Black que casualmente coinciden en edad con Julieta la heredera de los Moonlight. Aunque no es la única Moonlight ya que tiene un primo, Edgar que quedó huérfano por razones misteriosas.
Dos Black y dos Moonlight.
Y cómo si el destino no fuera irónico ambos Moonlight han caído enamorados por los Black.
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Julieta baja de las gradas a toda velocidad mientras corre hacia el lago negro para poder llorar sin ser juzgada. Aunque sus planes parecen destruidos cuando al correr comienza a sentir como las lágrimas recorren un camino desde sus ojos hasta su boca.
En su cabeza todo avanza muy rápido, la imagen de su amante besando otros labios se repite una y otra vez torturándola. Sin darse cuenta cae torpemente y logra rasparse las manos en un intento de amortiguar su caída. Ahora sus manos sangran y sus ojos lloran al mismo tiempo que su respiración se agita y su corazón se rompe.
Le costaba admitir que por jugar con fuego había terminado quemándose, y ahora estaba en llamas.
Regulus Black había cumplido su propósito limpiamente, porque no solo había logrado que Julieta sintiera, había logrado enamorarla.
—Duele... — dijo Julieta en voz baja, sorprendiéndose así misma con el tono torturado de su voz. — Me duele... mucho.
En su mente la joven se preguntaba que había cambiado. Si hace un par de noches la había tocado, besado y dado tantas cartas de amor que la hacían sonrojar y sucumbir ante la curiosidad y el deseo de más.
¿Qué había cambiado si la noche anterior le había tocado el piano y la había llamado su amante?
La helada brisa secaba sus lágrimas, pero sus mejillas permanecían mojadas ya que sus ojos desbordaban las pruebas de su corazón engañado y roto.
Llora un par de minutos más antes de comenzar a ver todo con un poco más de claridad, en un intento de tener un poco más de sensatez.
Debía dejar de llorar.
Pensó en la carta de su madre y la idea del matrimonio que antes le parecía ridícula he inconcebible. Ahora le parecía un escape y una nueva oportunidad para esta vez dejar de sentir, para que dejara de doler.
Se mantuvo un momento en silencio analizando la situación antes de decirse " estaré bien, estaremos bien". Sentía que si se repetía esas palabras lo suficiente en algún momento conseguiría creerlo.
