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Se sintió cálido, torpe y algo aterrador como cualquier primer beso, sentía mi corazón golpear mi pecho a una velocidad impresionante, mis manos sudorosas y algo temblorosas sobre los hombros del desconocido al que acaba de regalarle mi primer beso, no era una simple presión de labios, era roces y caricias que aunque duró unos instantes en los que supe que era correspondida, para mí se sintió una eternidad de la que estaba segura jamás olvidaría.
Una parte de mi corazón fue robada con aquel beso.
—Gracias — le sonreí sobre sus labios antes de salir corriendo.
¿Qué acababa de hacer? ¿Sirius quería besarme? ¡Mierda! tal vez solo era broma, pero ¿y si no? ¿Qué significaba eso?
Caminaba entre la multitud para llegar a la salida de la carpa, la abertura de la carpa mágica daba hacia una ventana gigante, nevaba, necesitaba algo de frío para recordar cómo respirar. Tenía demasiadas ideas cruzando por mi mente, intentaba despejarme, pero mis pensamientos siempre regresaban al hombre de traje perlado y antifaz plateado, sus labios sobre los míos los leves movimientos lentos, su aroma.
¿Quién era él?
Los minutos pasaban y sabía que tenía que regresar, era mi fiesta después de todo, tenía que obligarme a ser valiente, tenía que enfrentar la situación en la que yo misma me había metido.
—Vamos Julieta respira y enfréntalo. — me repetía una y otra vez, como si el mantra de la nada me enviara fuerzas sobre naturales para volver a la fiesta.
—¿Julieta? — la voz de Freya me hizo recobrar el aliento. — ¿Estás ahí?
—Aquí — le respondí con voz temblorosa, no me había dado cuenta lo mucho que temblaba.
Freya se acercó lentamente, tenía un aspecto similar al mío, mejillas sonrojadas y manos frías y temblantes, se había quitado los zapatos y ahora lucía unos centímetros más baja, tomó asiento junto a mí y se quedó en silencio esperando a que yo hablara.
—Acabó de besar a un desconocido. — confesé y mi corazón dio un vuelco, comenzaba a sentir una extraña sensación de vergüenza mezclada con nostalgia.
—Besé a Gideon. — mi angustia fue olvidada al escuchar la confesión de mi amiga.
—¿What? ¿Pero que no estás comprometida con Fabián? ¿Cómo diablos pasó? — estaba segura que Freya no necesitaba que resaltara lo obvio del problema, pero estaba tan asombrada que no podía salir de la ensoñación.
—Fabián me invitó a bailar y estábamos pasándola muy bien, — hizo una mueca — el whisky de fuego hizo efecto y yo quise besarlo entonces él me besó, lo besé de vuelta y fue hasta que mi el lunar en el cuello que me di cuenta que estaba besando al gemelo equivocado. — lloriqueó — ¿Qué voy a hacer Juli?
