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Theodor Nott escucha atentamente las indicaciones del profesor Kettleburn, al escuchar parejas entre Gryffindor y Slytherin, sus ojos inmediatamente se posaron en la castaña heredera de los Moonlight.
Se ve hermosa como siempre.
A los ojos de Theodor, Julieta siempre ha sido hermosa.
El describiría su belleza como el tipo de belleza arrolladora, y es que no necesita llamarse así misma hermosa, no necesita auto proclamarse reina.
Tú simplemente lo sabes, Julieta es una reina.
Nació para ser una reina, para ser venerada y adorada. Theodor Nott mentiría si dijese que no moría por ser el afortunado que la llevase al altar.
Sabía que no era el único tras la mano y el corazón de Julieta. Bastaba con ver su correo cada mañana, su lechuza necesita más de dos viajes para transportar la gran cantidad de cartas de amor que le llegaban a diario.
Theodor desde la oscuridad deseaba que sus palabras dulces y sinceras suficientes para conquistar su corazón. Él quería ser un caballero, pero cuando se trata de un premio tan grande es necesario ir a la guerra.
Y es que así se sentían todas las mañanas que Julieta separaba su correo y tomaba sus cartas.
Se sentían una victoria, y esperaba muy pronto ganar la guerra.
—Acércate a ella. — una voz femenina lo sacó de sus pensamientos.
Theo miró por todos lados hasta que vio detrás de su hombro, y se topó con los ojos de Amanda Crouch, la hermana menor de Barty, el chico retorcido que era unos cuantos años mayor que él.
—¿Disculpa? — preguntó Theodor confundido.
—Julieta. — dijo obvia. — Acércate, dile que sea tu pareja.
¿A qué venía eso? ¿En qué momento él había pedido consejos a una de las amigas de Julieta?
Aunque viéndolo desde otro ángulo la ayuda no solicitad le ayudaría con su cometido de casarse con Julieta.
Y es que Theodor Nott no lo sabía aún, aunque lo sospechaba. Desde el baile aristocrático en el que la había invitado a bailar por mera educación, algo dentro de él quedo prendado a la joven, algo dentro de él se enamoró de ella.
Estaba enamorado de Julieta Moonlight.
Se había enamorado de la única persona que su mejor amigo no aceptaría.
—¿Crees que acepte? — preguntó Theodor tímido. Nunca había hablado con Amanda Crouch y le ponía nervioso que la primera vez que hablaran su pusiera tan en evidencia en sus sentimientos.
—Te prometo que lo hará. — guiñó un ojo la rubia.
Theodor estaba pensando en los pro y contras de aventurarse a hablarle a su futura prometida, cuando sin darse cuenta del profesor Kettleburn camina hacia él con una sonrisa.
