ᴅᴏɴ'ᴛ ᴋɴᴏᴡ ʏᴏᴜ ¡! ᴡᴏɴʜᴇᴏɴ ғʀᴏᴍ ᴍᴏɴsᴛᴀ x

OO8; ʀᴇᴀʟɪᴛʏ

-

Mientras la reina platicaba amenamente con el panadero tan bien luciente, quien le preparó un buen té y le dio una rebanada de pastel recién horneado, la princesa tomaba del mismo té pero con un panqué de chocolate en las mesas de la panadería, las cuales hacían la función de hacerla parecer un café porque había clientes que disfrutaban estar en sitios así, entonces no fue problema adaptar el sitio hacía dos años en el que ChangKyun atendía mientras su padre horneaba. Muchas jovencitas iban sólo por ver al bonito hijo del panadero y al mismo panadero pero ambos ya tenían ojo en otras personas.

El té fue servido en finas tazas de porcelana y el pan en platos del mismo material, ambas parejas en distintas mesas, platicando distintos temas, con distintos intereses también. Mientras la reina y el padre de Daniel platicaban sobre próximos eventos para dejar a sus hijos platicar amenamente por un rato, Blair y ChangKyun conversaban sobre travesuras que habían hecho antes en el palacio de Bath.

—Te ves linda hoy, Blair. De verdad te echaba de menos, platicar contigo siempre es un honor.

—Gracias por notarlo y... Yo también te echaba de menos, conversar contigo siempre es grato y vaya que me hacía falta conversar con alguien que no sea mi prima.

—¿Te hacía falta platicar con alguien? ¿Ahora por qué?

—Pronto cumpliré los dieciséis y ya sabes, intentarán buscarme un esposo y yo de verdad no lo quiero. Mi madre es quien está realmente apegada a eso y mi padre no quiere que se me acerque ningún chico. Él es un poco celoso pero estoy de acuerdo con él, yo no quiero comenzar a buscar a un hombre o que me regalen a uno.

—MinJi, me gustaría de verdad poder servir de algo pero sólo puedo ser alguien para que te desahogues. Tu padre tiene su punto y tu madre sólo quiere hacer lo mismo que toda la monarquía, no debes aceptar estar con alguien si no quieres a esta edad, eres una mujer pero muy pequeña aún. Dudo que si los rechazas te obliguen a unirte a alguno, sólo sé firme y habla tal vez con la reina, ella es linda y comprensiva, lo evitará si se lo pides.

—No estoy segura de eso pero intentaré hablarle sobre eso. Mi padre estará contento si mi madre desiste.

La madre de MinJi le había advertido que al cumplir sus dieciséis años le comenzarían a buscar pretendientes aunque HoSeok y ella estuvieran en contra, por casi obvias razones.

HoSeok no iba a permitir que otro hombre se atreviera a tocar a su hija, no iba a dejar que se la llevaran a otro reino para después simplemente dejarla encinta cada año. Era irritante incluso pensar en eso, la quería para él y no le importaba si después de un tiempo tuviera que revelarlo y dejar su puesto sólo por quedarse con ella, si se trataba de Blair, Audrey no importaba.

Y MinJi, MinJi no se sentía capaz de amar a otro hombre que no fuera su padre. Era extraño, totalmente extraño que se sintiera de ese modo hacia el hombre que la crió pero era sincero, realmente sincero y no se sentía avergonzada de ello, de hecho, estaba tranquila sabiendo que era correspondida y estaba dispuesta a entregarse por completo a Cedric.

La única razón por la que ambos se distanciaron durante esos días, fue porque se sentían levemente avergonzados por haber hecho aquello en la oficina del mayor. Su padre le tocó de forma erótica y él disfrutó el hacerlo. Igual, se sentían presionados pensando que en algún momento Audrey se daría cuenta de lo que había estado pasando o que sospechara, por eso decidieron dejarlo por un tiempo aunque se les notaba tensos, sólo por no poder besarse.

—Blair, tenemos que irnos. Tu padre debe estar esperándonos.

—Oh, lo siento Daniel. Tengo que irme pero prometo venir de nuevo o al menos enviarte cartas.

—No se preocupe, bella dama. Sus manos no deben desgastarse en tomar una pluma para escribir algo para un panadero, sólo úselas para tomar rosas y venga a visitarme cuando su valioso tiempo lo permita.

Dijo ChangKyun al estar ambos de pie, MinJi rió y se acercó a darle un fuerte abrazo el cual fue correspondido. Daniel la tomó suavemente de la cintura y la levantó con delicadeza, dando una vuelta con ella haciendo que su vestido se moviera con el aire.

—Eres un tonto.

Le dijo MinJi al estar de vuelta en el suelo y se despidió con un último beso en la mejilla del menor. Éste rió y aunque algo triste, la dejó ir. Su padre les entregó una canasta llena de pan caliente como siempre que les visitaban y le abrazó por los hombros sabiendo lo que su hijo sentía por aquella niña.

—Quién sabe, el destino es muy confuso a veces. Tal vez te tenga uno preparado junto a ella, de algún modo, sé que estarán juntos y se querrán demasiado.

Le dijo su padre una vez estuvieron solos y el pobre muchacho suspiró resignado, esperaba que su padre tuviera razón. De verdad quería a MinJi, pero tal vez era demasiado para el hijo de un panadero.

Una bonita mujer no se casaría con él ni por error.