Día 9

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Pasar la noche obligada en la sala de maestros no había resultado tan incómodo como creí, excepto por la necesidad de dormir en los sofás del lugar pues era eso o el suelo.

Jade, desde luego, amaneció malhumorada y quejándose.

- Aún no abre – Forcejeó por milésima vez con la perilla de la puerta.

- Sikowitz dijo 24 a 72 horas, Jade -

- Sikiwitz diji 24 i 72 hiris, jidi – Me imitó.

- No pienso aguantarte todo el día con ese humor –

- Entonces vete –

Suspiré y miré hacia otro lado con la intención de pensar en otra cosa y desentenderme de la gruñona.

- Oye, Tori... Mira esto, ven – Me llamó mientras veía fijamente hacia su botella de agua.

- ¿Qué? – Me acerqué.

- Mira hacia el interior –

- No veo nada – Miré a través del envase

- No, por la boquilla, mira hacia el interior desde arriba –

- ¿Por aquí? Sigo sin ver nada... – Intentaba, manteniendo uno de mis ojos cerrados para enfocar mejor.

- Acércate más – Lo hice.

- No entiendo qué... ¡Maldita sea, Jade! – Me separé al instante cuando ella oprimió la base de la botella causando que el agua diera directo en mi rostro.

Jade moría de risa, mientras yo buscaba en la cocineta un trapo para cercarme.

- Caíste en la broma más vieja del mundo ¿A caso no tienes internet? -

- Me entró directo al ojo –

- Es sólo agua – Continuaba burlándose – No seas tan llorona –

- ¿Ya estás lo suficientemente divertida? – Pregunté terminando de secar mi rostro.

- No, pero algo es algo –

- Eres odiosa –

- Muchas gracias - Sonrió.

Luego de ese incidente provocado, preparamos el desayuno y eso nos mantuvo ocupadas y a Jade concentrada por un pequeño lapso.

- Maldita sea... - Se quejó moviendo su cabeza en círculos – Ese sofá me desgració el cuello y la espalda, si tengo que pasar una noche más ahí... –

- Pues... Aún te debo cuatro masajes, ¿Recuerdas? –

- Ah sí, claro... ¿Esperas que me tumbe en el suelo para eso? – Preguntó con sarcasmo.

- Yo pienso que esta barra tiene un buen tamaño –

- No digas tonterías –

- De acuerdo... Quédate con tus dolores, entonces – Me levanté y me mudé al sofá.

Jade se quedó unos minutos en la barra, mirándome de mala gana. Yo fingí ignorarla pues eso era lo que más funcionaba con esa chica.

- Bien... - Dijo finalmente – Subiré a la estúpida barra, más vale que valga la pena –

- Déjamelo a mí – me levanté con actitud mientras ella se sentaba en la barra – Uhmm... - La observé.

- ¿Qué? –

- Deberías quitarte la blusa – Sugerí y ella se burló.

- Claro... ¿Y tengo que hacerte un baile sensual también? –

CUARENTENA - JORIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora