Día 23

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Tomó cerca de 24 horas reunir todo lo necesario para llevar a cabo el plan que tenía en mente y proponérselo a Jade.

Cuando tuve listos todos los ingredientes de la receta para hornear el pastel de la venganza, entonces decidí buscarla.

Supe que no me escucharía y que, al verme, sólo se daría la vuelta y se iría. O tal vez me insultaría primero.

Como sea, pensé en algo aún mejor.

Dejé una carta sobre la barra de la sala de maestros y me fui a mi aula-habitación para esperar por la respuesta.

- Vega... - Entró Jade con poca sutileza. - ¿Es una broma? –

- No – Respondí con una gran sonrisa orgullosa - Es un plan perfecto, elaborado por mí –

- No entiendo nada, tus dibujos son pésimos – Se quejó observando las hojas con dificultad.

Suspiré y la animé a que se sentara junto a mí para explicárselo.

- ¿Qué es esto? – Preguntó a media explicación, señalando un garabato.

- Es André –

- ¿Y estas somos tu y yo? –

- Si, somos guapas ¿Verdad? –

- Necesitas unas clases de dibujo básico – Se burló.

Parecía que el plan, por mucho que lo criticara, la estaba animando un poco.

- ¿Y qué pasará cuando logremos completar toda esta parte – Señaló las primeras dos fases

- Entonces viene lo divertido –

- ¿Y eso sería? –

- Es una sorpresa –

Me miró con desconfianza, pero sus ojos comenzaban a recuperar su chispa. Yo podría no saber muchas cosas, pero sabía muy bien que amaba la adrenalina y la venganza.

- ¿Lo haremos? – Pregunté para confirmar el acuerdo.

- Lo haremos – Confirmó.

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Pasamos lo que quedaba de la tarde caracterizando nuestros personajes que, básicamente, éramos nosotras mismas en modo venganza y encubiertas.

Una vez más; vestimenta negra, gorras y un par de gafas oscuras, además de un aire completamente misterioso.

- Luces bien de negro – Dije cuando nos contemplábamos al espejo.

- El negro es mi color – Ajustó su gorra – Si vamos a la cárcel... Te mataré –

- Suena justo – Acepté – Ya casi es hora, André se comunicará con nosotras en cualquier momento –

Como si hubiera invocado una llamada, mi teléfono comenzó a sonar, pero no era quien yo esperaba.

- Agh – Me quejé inconscientemente.

- ¿Es André? – Preguntó ella.

- No... Es... Espera – Me separé un par de pasos para atender – Hola... -

- Tori Vega... Qué lindo escucharte –

- ¿Qué necesitas, Joe? –

- Necesito muchas cosas; verte, por ejemplo –

- No tengo tiempo para hablar, busca alguna de tus otras acompañantes y déjame en paz por un rato ¿Quieres? –

- Escucha, Tori, sé que no he sido el mejor expresando lo que me pasa contigo, pero quiero que sepas que hablo en serio cuando... -

CUARENTENA - JORIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora