CUARENTENA - JORI

Día 25

Habíamos pasado toda la noche viendo películas. Jade se sorprendió de que nunca hubiera visto "El origen" y yo me sorprendí de que ella conociera otro género que no fuera el terror y los thrillers psicológicos.

Debo reconocer que me había perdido de una excelente experiencia toda mi vida sin ver dicha película. Realmente dejó una buena impresión y buen gusto.

- ¿Qué opinas? – Preguntó Jade apagando la pantalla.

- Me encantó el concepto –

- ¿Alguna vez has tenido un sueño así? –

- Supongo que sí, en algún momento todos nos percatamos de que es un sueño, es una sensación muy extraña -

- ¿Y qué hay de tus sueños sexuales? –

- Mis... ¿¡Qué!? – Sentí cómo mis mejillas adquirían calor.

- Vamos, Vega, no seas tímida – Sonrió con diversión – Háblame de ellos –

- Yo no... Nunca he tenido... ¿¡Qué sucede contigo!? –

La observé reír, era inusual pues pocas cosas la hacían reír y, desde que había comenzado la noche, lo había hecho más veces de las que recuerdo en toda la vida.

Me agradaba, me agradaba demasiado.

No entiendo cómo, o en qué momento exacto, pasé de estar incómoda en su presencia a querer estar todo el tiempo junto a ella; intentar hacerla sentir mejor en los malos momentos, verla reír en los buenos... Algo muy extraño estaba pasándome.

- Eres muy ñoña – Terminó de burlarse.

- Me gustas – Dije sin pensar y, por supuesto, sin venir al caso.

No me di cuenta, hasta ese momento, de que mi corazón palpitaba tan rápido que prácticamente lo sentía en la garganta.

- Tú... - Intentó responder, pero al parecer mis palabras la dejaron en blanco – No lo sé, Tori... Todo lo de Beck es muy reciente y no... Además lo que ha pasado entre nosotras fue muy rápido y no sé... -

- Por favor... No me rechaces y ya, Jade... Fue muy complicado darme cuenta de esto y aún más decírtelo, necesito que tu respuesta sea positiva –

No entendía por qué me estaba costando tanto comunicarme, era como si de pronto hubiera olvidado cómo entablar conversaciones coherentes.

- Lo tengo que pensar ¿De acuerdo? – Respondió ella levantándose.

- ¿Pensar? – Me levanté al segundo – Espera... - La detuve por el brazo y la hice girar hacia mí.

Nos miramos fijamente por algunos segundos.

- No lo hagas – Me pidió y la ignoré.

Fue mala idea. Ella mordió mi labio con fuerza para hacerme apartar.

- Te dije que no – Me recordó con advertencia cuando me alejé confundida.

- Me... Me gusta –

- ¡No! – Me señaló con cuidado - ¡No digas eso! ¡Nunca digas eso! –

- ¿Por qué no? – Pregunté con tono inocente.

- Porque... - Se acercó apretando los puños mientras miraba mis labios – Porque tú no tienes idea lo que esas palabras pueden causar en mí – su mirada seguía puesta sobre mis labios. – Será mejor que vaya a dormir, es muy tarde y ninguna de las dos está pensando con claridad –

No me opuse mas y la deje marcharse, convenciéndome de que tal vez tenía razón y yo estaba perdiendo la cabeza después de tantas películas.

La observé hasta que salió de mi habitación, dejando la puerta abierta a su paso y mi corazón con un extraño peso que se sentía como si tiraran de él hacia abajo.