Día 27

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Tenía ganas de un día con nieve así que, intencionalmente, modifiqué la temperatura en todo HA. Desde luego esto no hizo que aparecieran copos, pero teníamos una máquina de efectos increíble que congelaba el agua y lanzaba al aire la escarcha blanca.

Cat terminó resfriada después de la primer obra en la que se usó dicha máquina, pero debemos reconocer que fue una puesta en escena muy realista.

En menos de quince minutos el caja negra estaba cubierto de blanco y yo contemplaba con emoción mi creación.

Terminé de completar mi outfit invernal con un gorro y me preparaba para lanzarme sobre un gran m montón de nieve cuando escuché la puerta azotar.

- ¿¡Qué demonios hiciste!? – Nada más y nada menos que una Jade en camiseta.

- ¿Estás loca? – Le lancé una chamarra – Te vas a morir de un resfriado –

- ¡Tú eres la loca! – Se quejó, pero aceptó el abrigo. - ¿Qué es todo esto? Tengo el maldito trasero congelado –

- Es un... - Tomé un poco de escarcha en mis manos - ¡Día de nueve! – La lancé al aire y se desparramó por el lugar, cayendo sobre mi malhumorada compañera.

Me miró de brazos cruzados con expresión aburrida.

- Me voy... - Me dio la espalda y salió del lugar.

Estaba muy feliz con mi idea como para dejarme llevar por su mal humor matutino, aunque al cabo de un rato, cuando ya había hecho todo lo que se puede hacer en la nieve, terminé por aburrirme.

Fue entonces cuando comencé a sentir un vacío ansioso. Me senté junto a mi muñeco y lo miré unos cuantos segundos.

- Jade moriría por destruirte – Sonreí de lado – Si tan sólo las cosas no estuvieran tan extrañas entre nosotras... –

Intentaba no pensar en ello, pero era como decir "elefante verde" y no visualizar una gran trompa verde.

"No pienses en que besaste a Jade"

Besaste a Jade.

- Besé a Jade – Le dije a mi muñeco – Muchas veces... Puede que no lo entiendas, pero si la conocieras, sabrías por qué me impresiona tanto. –

Tuve una idea.

- Te lo explicaré... Es como si tomáramos toda esta nieve – Hice un montón – Simuláramos una jade en versión muñeco de nieve –

Comencé con el cuerpo.

- Todo en su lugar ¿Lo ves? – Señalé – Proporciones envidiables... Ahora, su rostro; facciones fuertes, pero delicadas al mismo tiempo, ya sabes, toda una chica intimidante con una sonrisa perfectamente maquiavélica -

Definí con cuidado la sonrisa formada con piedrecitas que tomé de las macetas.

- Y claro, los ojos de color más impactantes que puedas tener frente a ti – Me las arreglé con un par de botones azules – Por ultimo y no menos importante; su cabello largo y sedoso, digno de comercial –

Me levanté para buscar y acoplar una peluca lo más parecida al cabello de Jade.

- Y ahí está – Señalé mi obra terminada – Imagina que esa bella muñeca de nieve tiene a un muñeco de nieve equivalente en belleza y, además, te odia – Volví a sentarme junto a mi amigo inanimado – Y un día... La besas en medio de una obra improvisada y piensas que no importa porque sólo fue una obra, pero... -

Recordé la noche de películas.

- Pero vuelve a pasar y ya no hay personajes de por medio – Medité con la satisfacción corriendo por mis venas – Y ahora lo entiendes mucho menos, pero no puedes dejar de pensar en ello, no puedes dejar de sentirlo cada que lo recuerdas –

Abracé mis piernas para sentirme menos vulnerable.

- ¿Y cómo la vuelves a mirar tranquilamente a esos ojos azules? – Cuestioné – Con toda la mezcla de pensamientos que se cruzan por tu mente cuando estás cerca – Suspiré - Y tú eres un muñeco de nieve... Ya no sé qué estoy haciendo con mi vida - 

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- Hola señorita linda – Saludó el chico a través de la pantalla - ¿Es nieve lo que veo? –

- Hola, Joe... Si, feliz navidad –

- Es impresionante, pero... ¿Por qué? –

- Quería un día con nieve y... Aquí debes inventar tus propias reglas – Alcé los hombros.

- Me encanta tu creatividad – Sonrió – Y hablando de creatividad, escucha la canción que he estado componiendo –

Se colocó a una distancia prudente y en la toma apareció su preciada guitarra que llevaba consigo muy a menudo.

Me compartió las notas que llevaba escritas y un poco de la letra que, según mencionó, aún le faltaba terminar de pulir.

- ¿Qué opinas? – Preguntó

- Que la "la belleza de tu pulgar" no tiene nada de romántico, pero me gusta la melodía –

- Si bueno, intentaba sacarte una sonrisa y de paso saber si realmente estabas atenta a mi canción, créeme, los pulgares no son mi debilidad –

Al menos había logrado su propósito; me había hecho reír un par de veces.

Me di cuenta que, si dejaba de lado todos mis prejuicios y predisposiciones hacia aquel chico, podía ser un buen amigo y, quien sabe... Tal vez algo más que eso.

- ¿Quieres regresar la temperatura a la normalidad? – Entró Jade de pronto – No puedo pasar todo el día en la azotea –

- Hola Jade – Saludó Joe a la cámara.

- Nadie te está hablando a ti – Respondió Jade tajante – Termina con esta tontería – Me ordenó.

- ¿Con la nieve? – Pregunté confundida.

- ¡Si! –

- ¿Tú trasero se sigue congelando? – Pregunté con gracia.

- Sube la maldita temperatura, Vega –

- Vamos Jade, no seas amargada... Hasta yo lo estoy disfrutando y no estoy ahí, aunque nada desearía más – Argumentó Joe.

Jade no dudó ni un segundo en quitarme el teléfono de las manos y finalizar la llamada.

- Ahí tienes... Devuélveme mis agradables 23 grados –

- Juega en la nieve conmigo – Le pedí.

- ¿Puedo destruir tus muñecos? – Preguntó.

En ese momento me avergoncé al recordar que uno de ellos pretendía ser una versión invernal de Jade.

- No... -

- Entonces me voy –

- Jade... - Le pedí como una niña pequeña. – Juega conmigo –

- De acuerdo... Se detuvo, recogió un poco de nieve y la lanzó directo a mi cara.

No me dio tiempo de nada para cuando lanzó otra y en ello se nos fue la tarde.

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No me queda más que agradecerles la paciencia. Se siente muy bien volver a escribir esto que, sí, no lo considero aún digno de ser presumible, pero es un pequeño escalón.

Espero estén de lo mejor, lxs amo.

- Luna

CUARENTENA - JORIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora