-¿Alguien sabe hacer fuego? -Nos pregunta Dan a todos.
-Yo. -contesta Rubi- Tengo un soplete.
-Chica lista.La madre de Rubi es una auténtica setentera, una hippie de las de verdad. No ha pasado el tiempo por ella. Aun lleva pantalones acampanados, el pelo rizado y greñoso, gafas de sol redondas y colorines allá por donde vaya. Si te acercas a su casa, puedes escuchar a Elvis desde diez metros y además es una señora "paz y amor" fantástica. Sin embargo, Rubi estaba un poco harta de "aquellos maravillosos setenta" y es por eso que se fue. ¿Por qué estoy contando esto? La madre de Rubi tiene una furgoneta Westfalia (naranja con flores de cinco pétalos), la cual hemos aprovechado para ser nuestro refugio-almacén esta noche. Hemos ido recogiendo uno por uno a todos y mi amiga ha decidido poner una cinta de Bob Marley para ir ambientados con la furgoneta. Es como una mini-casa por dentro, con sus camas plegables, su nevera y una pequeña mesa para comer. Estando así, sentados, cabemos los siete a la perfección, pero las únicas que dormirán aquí serán Rubi y Jade. No podríamos dormir más, aunque quisiéramos. Lo hemos invadido todo con comida y porquería.
Estábamos cantando "Don't worry, be happy" a todo el volumen que el casete permitía (que para ser un trasto de los noventa instalado en un trasto de los setenta, no iba nada mal), cuando Calum admitió que le había dado algo de vergüenza montarse. Por otra parte, a Ash se le veía tan feliz en la carretera que parecía que estaba viviendo sus propios años Marley. Mike iba medio dormido. Hubiera ido totalmente dormido si Dan no hubiera estado molestándolo. Jade sacaba una mano por la ventana mientras hablaba conmigo, que estaba justo detrás de ella.
Acabamos de llegar al acantilado y estamos en proceso de instalación. Tenemos dos tiendas de campaña: una familiar, donde caben cuatro personas, y una más pequeña, en la que caben dos. Calum y Ash intentan montarlas, Rubi y Dan organizan la comida, Michael y Jade están tirados en una tumbona que acaban de sacar, y yo estoy... Analizando lo que hace todo el mundo.
-Calum, eso es mi pezón. -Escucho a Ash. Está tirado en el suelo como si estuviera arreglando un coche por debajo, pero haciéndole algo a una estructura. Calum intenta encajar las piezas casi encima de él, con una mano en el pecho de Ash y otra en una llave inglesa. Está muy concentrado- Calum, ahora eso es mi pene.
-Pues pon tu pene en otra parte.
-¡Eh! -grita Rubi mirando hacia nosotros- ¿Es que no vais a mover el culo?
-Voy a por leña. -Digo. me da miedo Rubi enfadada.
-¿Y dónde pretendes encontrar leña en un barranco de la playa? -Jade me mira tranquila desde la tumbona por encima de sus gafas de sol. Mike sonríe.
-Oh, vaya.
-Creía que eras más lista, cerebrito. -Se burla Dan.
-Tengo troncos en el armario. -Dice Rubi alargando las vocales.
-Ru, ¿hay algo que no tengas en esa furgoneta? -Le pregunto.
-¿No puedo ser precavida?Me río y sigo analizando. Mike ya no tiene sonrisa y veo como Dan le invita a hacer la hoguera con él. Mientras nos organizamos las tareas y Ash y Calum montan las tiendas, se nos hace de noche. Jade lleva el pijama de Mike Wazowski más adorable del mundo, con esa sudadera verde que hace contraste con el celeste de su pelo. Rubi lleva una sudadera que le llega hasta encima de las rodillas y las piernas desnudas, con los pies en la arena fría. Los chicos van todos en pantalones de chándal y sudaderas que no varían el color del negro al gris, porque así son ellos. Yo llevo un jersey ancho y negro. Me acerco a Dan que está improvisando una barbacoa en la hoguera. Sus ojos son completamente naranjas al lado del fuego.
-¿Qué le pasaba antes a Michael? Lo he visto raro.
Suelta el aire y se sienta en la arena con las piernas cruzadas y acercando las manos a la llama para calentárselas. Mira a su alrededor para ver que Mike no está cerca.
-No es nada. Es por Ingrid, ya sabes.
-¿Me entrometo demasiado si pregunto por qué?
-Cuando Rubi ha dicho lo de ser precavida le habrá recordado a ella. Su bolso era como el bolsillo de Doraemon o como un bazar. Podrías encontrar de todo. -Sonríe y mira al cielo- Es una tontería, casi todas sois así. Pero es difícil no acordarse. -Asiento y poso la cabeza en su hombro, apoyándole- Y estar así, estos momentos, los momentos que sabes que vas a recordar dentro de años. Es duro hacerlo sin ella, pero es imposible no recordarla.