Taburete

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Veo la luz que aparece por los huecos de la cortina y me despierto. Siento el frío en los pies porque siempre me los destapo por la noche y me acuerdo del último mensaje que recibí. Sonrío y escondo los pies dentro de las sábanas para descansar un rato más, aunque ya no esté dormida. Hasta que decido que es hora de levantarse y desayunar. Me pongo unos veinte pares de calcetines y cuarenta capas de ropa de estar por casa. En el pasillo, escucho la risa que Rubi exterioriza cuando ve a alguien decir idioteces. Algo que nunca he mencionado es que Rubi tiene otro don a parte de saber tocar la guitarra (según yo) como Dios, y es que puede manejar cuatro idiomas. Así que más de una vez la he visto riéndole las gracias a un youtuber francés. Hoy está viendo al Rubius, su escandaloso amor platónico, al que yo considero el único chico al que se tiraría de verdad.

-Buenos días, Rubi. -Traga un montón de cereales y me saluda con la mano, sin prestarme mucha atención. Está sentada en la barra y yo, justo detrás de ella, abro la nevera y cojo la leche. Me hago los mismos cereales que ella y me siento a su lado, viendo como el Rubius y otros dos juegan a un videojuego.

-¿Qué vas a hacer hoy? - Me pregunta antes de comerse otra gran cucharada de cereales de colores.
-Hibernar.
-¿Tienes frío? Es que hace mucho viento. Pues yo voy a surfear, hace como una semana que no pillo olas y hoy hay unas estupendísimas.
-Tú nunca tienes frío.
-Bueno, si que tengo, pero me aguanto. ¡Por cierto! -exclama pegando un respingo- Muy buena tu entrada nueva de Dandelion.
-¿Te ha gustado? ¿No se me nota un poco desmotivada?
-Que va, está genial. -Se levanta y deja el bol en el fregadero- Me voy ya, que he quedado con los surfistas en quince minutos.

Corre a la habitación a por el traje de neopreno, me da un beso en la mejilla y se va. Conecto mi tablet a los altavoces y pongo una lista de reproducción de Spotify en la que me sale una canción famosa de The 1975 y luego English Love Affair, de 5SOS. Estaba haciendo la cama justo en el momento en el que sonó y actué como una verdadera fangirl. Empiezan a sobrarme un par de las cuarenta capas de ropa y me las quito, pero las ganas de no salir de casa no se van. Llamo a mi madre para preguntarle cómo va todo:

-Hola, mamá.
-Hola, cariño. No te he llamado por si estabas dormida, como ayer me mandaste un mensaje tan tarde, no sabía si te iba a despertar.
-Ya estoy despierta. -Le digo, sujetando el móvil entre la oreja y el hombro y pasando el plumero por las estanterías de los libros del salón.
-¿Qué haces?
-Estoy quitándole el polvo a las estanterías.
-Como buena ama de casa.
-Ahá.-Afirmo-¿Dónde estás? Oigo ruido.
-Estoy en el parque con los niños. ¿Quieres venir?
-No me apetece mucho salir de casa hoy, mamá. Si queréis venir a verme después, por mi encantada.
-Vale, hija. Pues se lo pregunto y vamos.
-Genial. Te dejo ya, que sigo limpiando.
-Besos.

Dejo el movil en la barra y vuelvo a subir el volumen de la música. Cojo un taburete y el plumero para poder llegar a los estantes de arriba. Empieza a sonar Living on a prayer, de Bon Jovi, que es una de mis canciones favoritas y me pongo a cantar como una loca, utilizando el producto de limpieza como micrófono. Algo que todos hemos hecho alguna vez, ¿no? De una manera u otra. Me pongo de puntillas, apoyándome en Danza de dragones, de George R.R Martin, con 1040 páginas y tapa de pasta dura, y, como era de esperar, aunque yo no me lo esperaba, se me cae en el pie. Veo las estrellas cuando topa con mi dedo meñique. Mi primera reacción es saltar, y cuando estoy en el aire pienso: "estás en un taburete y si saltas, probablemente te pegues la leche del siglo." Pero es tarde. Un pie vuelve al taburete, el otro diverge al infinito. Noto como mi cabeza rebota en el suelo y casi me mareo, pero estoy consciente. Bon Jovi empieza a sonarme hasta mal. Me toco la cabeza desorientada y decido levantarme a bajar el volumen, pero me doy cuenta de que me duele el pie. Saco fuerzas para levantarme a pata coja y sentarme en el otro taburete de la barra. Apago la música y miro el móvil, quejándome por el dolor. No puedo llamar a mi madre porque se pondrá histérica, ni a Rubi porque no me escuchará.

-Buenos días, hadita melancólica.
-Calum. -intento desnudar mi pie y maldigo por haberme puesto tantos calcetines- ¿puedes llevarme al hospital? Creo que me he hecho daño en un pie.
-¿¡Qué!? ¿Al hospital? ¿Qué te ha pasado? ¡No! No hables. Voy para allá. -Cuelga.

Me quedo mirando la pantalla con una ceja levantada y la otra bajada del todo. Tengo el pie más grande de la cuenta y no puedo moverlo por más que lo intento. Calum se presenta aporreando la puerta en demasiado poco tiempo.

-¡Daniela! ¿Necesitas que tire la puerta abajo? -Casi puedo verlo cogiendo carrerilla y me doy un manotazo en la frente.
-No. Ya voy, ya voy.

Dando saltitos sobre una pierna e intentando apoyarme en algo firme, llego a la puerta y abro, haciéndome a un lado. Calum entra y me abraza alterado, estrujándome.

-¡Calum! No he llamado a mi madre para que no se ponga histérica y tú eres peor.
-¿Estás bien? ¿Te duele algo?
-A parte del pie que tengo hinchado y rojo, nada.
-¡Oh, Dios! Tienes el pie enorme. -pongo los ojos en blanco. -¡Vamos! Tienes que ir al hospital.
-Cal, por favor. Relájate y escúchame. Tienes que ir a mi cuarto y coger mi bolso negro. Dentro está mi cartera, no voy a ir indocumentada.
-Vale. Bolso negro, cartera, documentación.

Da media vuelta moviendo los dedos de manera extraña y no puedo evitar reírme, aunque estoy rabiando de dolor.

-Y cógeme mi chaqueta de cuero del armario, por favor.
-Sí. -vuelve poco después caminando con los ojos medio ausentes y el ceño fruncido. Me recuerda a la cara de confusión que pone en las portadas. Es adorable. Trae el bolso negro, la cartera y mi chaqueta- Bolso negro, documentación, chaqueta de cuero.

-Muy bien. -Digo aguantándome la risa. Me quito un par de camisetas anchas que llevo de pijama y me quedo con una blanca lisa que tenía debajo del todo, que siempre uso como camiseta interior para estar por casa. Me pongo la chaqueta que me ha traído Calum -¿Estás ya más tranquilo?
-No.
-Relájate, estoy bien.
-¿Puedes andar? -Ahora noto su voz más calmada.
-A pata coja.
-Venga, voy a ayudarte.

Me apoyo en sus hombros y andamos lento, pero avanzamos. En el ascensor, le sonrío para tranquilizarlo y me besa. Cada vez me duele más el pie.

-Por favor, no excedas el límite de velocidad, Calum. No quiero morir yendo al hospital, que es muy cutre.

Se le cala el coche nada más pisar el acelerador y yo ya no puedo evitar reírme a carcajada limpia, a pesar de su mirada de asesino. El pié me duele mucho, pero esto puede conmigo. Cuando llegamos al hospital, me hacen esperar en urgencias y Calum se indigna. Una enfermera viene con unos papeles de algo.

-¿Cómo ha pasado? -Pregunta. Yo intento comenzar a hablar pero Calum salta antes que yo.
-Estaba limpiando y tropezó con una silla y se dio en la cabeza.

La mujer lo mira mal y de dirige solo a mi esta vez.

-¿Quiere hablar conmigo a solas, señorita?
-No, no, está bien. Es lo que ha pasado.

La mujer asiente y Calum entorna los ojos mirándola. Tengo que esperar de todas formas. La próxima vez no llamaré a Calum.

-¿Soy yo -pregunta confuso- o acaba de creer que te he tirado por las escaleras? -Apoyo la cabeza en su hombro, le doy un beso en la sien y sonrío.
-Sí, Hood. Creo que no le inspiras mucha confianza.

Un rato después, me meten en una habitación y me miran el pie. Me dicen que tengo un esguince de grado I en el tobillo y que me he roto el dedo meñique. Yuhu. Creo que me quedo aquí esta noche. Llamo a mi madre y, como suponía, ha puesto el grito en el cielo. Calum está tranquilo sentado en una silla a mi lado, cogiéndome la mano. Llama a Dan para contarle.

-Hola, Dan. Escucha, estoy en el hospital con Dani. Sí. Se ha dado un golpe en la cabeza y se ha despertado con amnesia. No, no. Ven cuando puedas. -Le pego en la nuca y cojo el movil.

-Danny, cariño. Estoy bien. Calum es un payaso. -Escucho su risa de fondo.
-Joder. ¿Pero estáis en el hospital o...? -Dan suena serio.
-Si, he tenido una mala caída. Pero estoy bien.
-Vale, voy para allá. Te quiero.
-Y yo. -Cuelgo y le devuelvo su móvil a Calum- Mira, una persona normal.
-Deja de meterte conmigo, me has asustado.
-Te has asustado demasiado, diría yo. -Sonríe y apoya los codos en mi cama para estar más cerca de mi. Me acaricia un mechón de pelo enredado.
-Te mentí, ¿sabes? Sí que leí tu blog cuando estábamos separados.
-Ya, lo supuse.
-¿Por qué?
-He visto vídeos de todas tus actuaciones.

------Se acabó lo bueno, a partir de ahora, subiré todos los viernes, como de costumbre----
Os quiero.
Lium.

Dandelion IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora