07: Silencio

695 88 8
                                        

Kun se dió por vencido a la tercera llamada sin contestar y se levantó de su asiento excusándose con los otros.
Tomó el elevador y se plantó afuera de la habitación de los dos miembros faltantes. Tocó suavemente y no obtuvo respuesta, giró la manija de la puerta y resultó que esta estaba abierta.

Entró con cuidado y se llevó una gran sorpresa al ver a dos jóvenes en la cama, abrazados, envueltos con la sábana y aparentemente sin ropa. Parecían dormir profundamente, por lo que, para evitar momentos incómodos, les dejó una nota escrita en el buró al lado de la cama y abrió la cortina del cuarto para que el sol les diera en la cara un rato más tarde.

Sin más ideas, fue de regreso al comedor, recibiendo miradas confusas de los demás.

—¿No se suponía que ibas a buscar a Hendery y Xiaojun?— interrogó el chico Tailandés.

—No van a bajar a desayunar, quizá compren algo en el aeropuerto— el mayor trató se cerrar el tema pero ya sabía que sería imposible.

—¿Por qué? — preguntó esta vez el más joven.

—Están dormidos; no más preguntas— el líder les dio una mirada seria a todos y siguió comiendo su sándwich.

—Suena falso, Xiaojun nunca duerme tanto; a menos qué...— El más bajito se interrumpió e hizo una mueca de desagrado.

—¿A menos que qué?— respondió SiCheng.

—¡OMG! No me digas que los encontraste en medio del acto— se dirigió de nueva cuenta hacia el mayor— ¡No lo puedo creer!

—¿Cuál acto?— interrumpieron Yang y Lucas al unísono.

Kun simplemente rodó los ojos. De Yang podría esperar esa pregunta, después de todo era el bebé del grupo, aunque en ocasiones dudara de su supuesta inocencia; pero Xuxi, por Dios santo, no es que ellos se pusieran a hacerle competencia a los conejos pero esa experiencia ya no era algo desconocido para los dos. A veces creía que el moreno le gustaba fingir exceso de inocencia solo para sacarle de sus casillas.

Sin contestar nada, miró su comida como si esta le develara los misterios del universo. Un sencillo gesto con el cual el resto de jóvenes entendieron que no debían preguntar nada más.

Habiendo acabado el desayuno, todos regresaron a sus habitaciones para rehacer sus maletas y matar el tiempo hasta que tuvieran que ir al aeropuerto. Quedamente, Kun le pidió a SiCheng que se llevase a Ten a su habitación y que no lo dejara salir hasta que él le dijera. El chico prefirió no preguntar y aceptó, jaloneando al Tailandés al tercer piso.

Desde otra perspectiva; dos chicos apenas se despertaban bastante desorientados gracias a la luz que se filtraba por la ventana.

Un soñoliento Xiaojun se enderezó en la cama y analizó su alrededor con los ojos entrecerrados, ahí recién pudo recordar que no estaba solo y seguía desnudo. Con las mejillas como manzanas y el corazón desbocado se apresuró a buscar una muda de ropa al escuchar a Hendery balbucear entre sueños.

Se encerró con un portazo que terminó por despertar a Hendery. El muchacho se restregó el rostro y se preocupó al no sentir el cuerpo de Xiaojun junto al suyo, hasta que escuchó el ruido de la regadera y captó lo que estaba pasando.

Con pesadumbre se colocó su camisa y su ropa interior para esperar a que DeJun saliera del baño.

Anoche se sintió en las nubes, llegó a creer que las cosas serían más sencillas viendo a su amado chico entre sus brazos sin nada que les agobiara. Pero de alguna manera sabe que existía la probabilidad de que lo que pasara entre ellos podría empeorar la situación.

Tenía mucho miedo de que Xiao saliera de la ducha como si nada hubiese pasado y se aleje de él otra vez.

Sacudió su cabeza para alejar cualquier pensamiento fatalista y con una determinación que estaba lejos de sentir, se quitó la camisa de nueva cuenta y abrió con fuerza la puerta del baño.

DeJun se giró alarmado y ahogó un grito al ver a Kunhang ahí con la mirada oscurecida.

—Hen, ¿qu-qué estás haciendo?— la voz del castaño tembló mientras este intentaba tomar una toalla para cubrirse.

—¿Qué estás haciendo tú? No me despertaste para bañarnos juntos— le respondió mientras se quitaba la última prenda y se metía en la ducha.

—Ngh, Kunhang...— el roce que el otro propicio entre sus cuerpos le hizo suspirar, pues aún se sentía bastante sensible por lo de la noche anterior.

—No digas nada, Xiao— estrujó su cintura dejando pequeños besos en la parte trasera de su cuello— por favor, déjame creer que justo en este momento, todo está bien entre nosotros.

—KunHang, mírame—el bajito se giró y lo miró sin titubear— todo está bien, sé que yo soy el responsable de tus dudas, pero te aseguro que esta vez no me voy a alejar.

Hubiera sido una escena maravillosa para el más alto si la seguridad en las palabras del castaño también se viese reflejada en sus ojos, y ellos lo hacían pensar demasiado.

Lo dejó pasar y se sintió menos angustiado cuando pudieron seguirse besando y terminaron por ducharse entre caricias llenas de afecto.

Una vez vestidos, Xiaojun empezó a empacar sus cosas y hasta entonces fue que reparó en la nota que había al lado de la cama.

Un sentimiento de bochorno lo inundó solo de pensar que su Gege los vio en la cama y como vinieron al mundo. Con una mueca le extendió el papel a Hendery, quien le restó importancia al hecho y se encogió de hombros.

El más alto volvió a su habitación para poder empacar y partir a tiempo al aeropuerto, además de comprar comida porque los dos se perdieron el desayuno.

Ambos chicos tendrían que preparase mentalmente para el interrogatorio que se le venía encima, eso seguro.

NAKED | XIAODERYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora