10: Recuerdos

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Sin dar muchas vueltas al asunto, ambos chicos acordaron darse una oportunidad para conocerse de verdad, sin intromisiones ni barreras levantadas por inseguridades que no son alimentadas.

Por más que lo deseara, Hendery se contuvo de pedirle a Jun en ese instante que fuese su novio. Él definitivamente quería preparar algo especial para esa ocasión específica, así como su castañito había preparado una hermosa carta y una canción.

Su corazón no había parado de saltar a cada instante y cuando a abrazó a DeJun, se sintió como una caricia tibiecita en su interior que lo reconfortó.

Muy probablemente se enojaría si alguien le decía que el conocerse no era obra del destino. ¿Por qué otro motivo iba a ser? Si hasta podía sentir la manera en que sus corazones se juntaban cuando tenía al contrario entre sus brazos, además de que su estatura era perfecta para que escondiera el rostro en su cuello.

Se quedaron un par de horas abrazados bajo las sábanas, al menos hasta que Kun fue hasta ahí y les pidió que fueran a desayunar.

Ya en la mesa, la pareja recibió miradas pícaras de parte de los demás, pero nadie dijo nada al respecto. Era muy temprano para empezar con esos chismes.

—Kun, creo que se te pasó la mano con la sal esta vez— se quejó Chittaphon.

—Perdóneme, señor  Chittaphon, ¿gusta otro platillo?— rodó los ojos el mayor.

—Así es, plebeyo — repuso sacando la lengua — Ahh, ahora que recuerdo; ¿van a ir a la fiesta de Yeosang?

—¿Es la de mañana?— cuestionó Yang.

—¿Hará una fiesta?— preguntó Xiaojun al mismo tiempo, le extrañó no estar enterado, pues Yeosang, Hendery, Lucas y él eran amigos. Cosas de la 99 line.

—Sí, y tengo que estar ahí — aseguró el tailandés.

—¿Siquiera te invitó?— burló Kunhang.

—No, pero de seguro a ustedes sí, así que no importa— se encogió de hombros.

—¿Qué dijimos de colarte en fiestas privadas, Ten?— rezongó el líder.

—Ilegal, gente enojada; blah, blah—se quejó el chico— pero esta fiesta no es de un desconocido. Es Yeosang, no creo que tenga problema con ver la cara de estos 3 zombies y la mía ahí.

—Yo no tengo ganas de ir— objetó el de Macau.

—¿Por qué? Tú amas las fiestas de Yeosang y las de Jackson— se extrañó Xiao.

—Es que siempre pasan cosas raras ahí— se excusó el pelinegro.

Lejos estaban de saber que lo que le molestaba a Kunhang era la segura presencia de Mingi. En otras circunstancias no habría motivo para preocuparse, mas esta ocasión vaya que sí lo había.

Hace unos meses, por mera casualidad, se enteró que el chico había puesto sus ojos en su castañito, DeJun. Fue durante otra de esas dichosas fiestas que escuchó a Mingi y a Hongjoong hablando sobre el bajito, Song había asegurado que iba a hacer lo necesario para que se enamorara de él.

Hendery se había quedado escuchando detrás de un muro hasta que se fueron. El enojo le había arruinado la noche, aunque tampoco creía que Mingi fuera a lograr nada. En ese tiempo DeJun, ni siquiera a él, le dejaba acercarse. 

Ahora bien, los sentimientos que se tenían los habían puesto en una intrigante montaña rusa que estaba lejos de acabar, así que lo último que necesita ahora es un grandullón que se quiera pasar de listo con su casi novio. Ambos merecen un poquito de paz para terminar de asimilar que van a intentar tener algo.

Sin embargo, Chittaphon no dejará el asunto hasta convencer a alguno de los 3 que lo lleve a la fiesta, y su víctima es Lucas.

—Pero yo tampoco quiero ir—el más alto hizo un puchero.

—La parejita aquí presente va a ser muy difícil de convencer, además tú no fuiste la última vez, Lu. Te toca.

—Kun, sálvame amorcito— el más alto lo tomó del brazo e hizo berrinche.

—Hoy no, Xuxi; la verdad, yo también quiero ir a la fiesta—el mayor le dio una sonrisa apenada

Lucas se asombró bastante, su novio no era una persona que disfrutara ir de fiesta en fiesta.

Kun era más una persona que prefiere estar en casa cocinando o aprendiendo cosas nuevas. Las cosas pequeñas lo hacen feliz, justo como a él. Nunca se sentiría avergonzado de decir que ese lindo chico de corazón y sonrisa gentiles es su otra mitad.

Volviendo a la realidad, no tuvo más opción que aceptar. Así que mañana por la noche; Kun, Ten, Lucas y Yangyang estarían bailando en un club.

Lo cual significa que Sicheng sería abandonado a merced de los tórtolos. Definitivamente no, ese fue el primer pensamiento del chino mayor. Se negaba a acabar en algún problema marital o escuchar cosas que no desea oír. Por la mañana tendría que pedirle asilo a Taeyong en el dormitorio de 127.

Terminaron de desayunar media hora más tarde. Después, seguramente harían un maratón de películas, pues siempre que vuelven de un tour les conceden un par de días de descanso.

Los más jóvenes salen a comprar palomitas y otros bocadillos para el maratón mientras los demás acomodan la sala para poder echarse en el piso con mantas y almohadas.

Siempre que se podía invitaban a los miembros de 127 y dream a pasar el rato, aunque solo en raras ocasiones podían estar todos juntos debido a sus horarios y actividades.

Este hecho era algo triste para algunos como Kun y Ten, quienes tenían amigos muy cercanos en las demás subunidades. Tanto Kun extrañaba a Chenle como Ten a Johnny.

Por pura suerte ambos también tenían libre ese día y pudieron unírseles a los chinos un par de horas.

Eran 9 jóvenes disfrutando su momento de tranquilidad en una vida muy ajetreada.














Un poco corto y medio de relleno, pero lo interesante se viene en la fiesta...

NAKED | XIAODERYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora