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—Hinata— susurró alegre a la vez que la chica volteaba a verle

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—Hinata— susurró alegre a la vez que la chica volteaba a verle. Su alegría fue reemplazada con nerviosismo al notar el aspecto de la chica, sintiendo su corazón palpitar con fuerza contra su pecho y la respiración comenzar a faltarle ante el aspecto de la Hyūga.

La verdad era que no sabía exactamente qué se había hecho, pero sabía que se veía mucho más hermosa que de costumbre. Y la imagen hacía que le faltara el aliento.

—Hi-Hinata...— murmuró aún aturdido ante la belleza de la chica, la cual se levantó lentamente y se acercó a él.

—Naruto-kun...— el rubio pudo notar el sonrojo en las mejillas de Hinata, aunque estaba tan embobado con el aspecto de la misma que no podía articular palabra alguna. —T-Te estaba esperando...— las palabras salieron en un murmullo que si no fuera porque estaban en un lugar completamente en silencio y solos, el rubio no lo hubiera escuchado.

—¿M-me estabas esperando?— preguntó confundido, no recordaba que hubieran quedado de ir a ese lugar en algún momento.

Los latidos de su corazón se aceleraron por razones desconocidas cuando la chica suspiró demostrando sus nervios, haciendo que inevitablemente él también sintiera nervios. Intentó calmarse inútilmente, pues sólo lograba que su corazón se acelerara un poco más cada vez.

—N-Naruto-kun... Yo... H-Hay algo que debo confesarte...— dijo con un tono de voz un poco más alto, llamando la atención del rubio, sus ojos azules abriéndose un poco más de lo normal ante la palabra "confesarte", aunque no había forma de que fuera lo que estaba pensando ¿Verdad?

Hinata no se encontraba mejor que el chico enfrente de ella, estaba nerviosa y ansiosa a la vez, finalmente le diría sus sentimientos al chico del que ha estado enamorada desde que sólo era una niña, tantos días, noches e incluso inviernos enteros que pasó con su corazón latiendo solamente por un sólo chico. El único que lograba que su corazón se pusiera de esa forma, el dueño de todos y cada uno de sus suspiros y sonrojos, y eso le alegraba de cierta manera, Naruto no era un mal chico, al contrario, era muy bueno y alguien digno de admirar, o al menos así lo veía ella -y pronto todo el mundo shinobi también lo verá-.

—¿C-Co-confesarme?— tartamudeó haciendo reír ligeramente a la primogénita Hyūga.

Aunque fuera una risa ligera, baja y tímida, Naruto sentía como lograba que sus mejillas ardieran como si sufriera la peor de las fiebres, a la vez que pensaba en si de verdad la persona frente a él no era un ángel o algo parecido.

—¿Por qué no nos sentamos, Naruto-kun?— suspiró, sentándose en la misma roca a la orilla del lago en la que estaba antes de que él llegara. El rubio tragó duro y se sentó a un lado de la chica, con la curiosidad invadiéndolo. —¿Sabes? Me gusta mucho ver el cielo— volteó hacia el mismo con una pequeña sonrisa, el chico sin entender muy bien a dónde iba la conversación volteó a ver el paisaje, perdiéndose en el mismo por unos minutos. —¿Naruto-kun?

☾︎ 𝐼 𝑠ℎ𝑜𝑢𝑙𝑑 ℎ𝑎𝑣𝑒 𝑙𝑜𝑣𝑒𝑑 𝑦𝑜𝑢 𝑏𝑒𝑓𝑜𝑟𝑒... ☽︎ ♡︎ ɴᴀʀᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora