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Kiba caminaba con lentitud y tranquilidad por las calles animadas y llenas de vida de Konohagakure no Satō, los aldeanos comenzando con su vida diaria como era costumbre

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Kiba caminaba con lentitud y tranquilidad por las calles animadas y llenas de vida de Konohagakure no Satō, los aldeanos comenzando con su vida diaria como era costumbre. Los niños corrían y jugaban alegres y despreocupados por el lugar, gritando y sonriendo enormemente. El Inuzuka sonrió inevitablemente al verlos, era muy satisfactorio ver la felicidad e inocencia de los niños de la aldea que eran ajenos al mundo de los adultos.

Verlos jugar y sonreír tan despreocupadamente, sin conocer los problemas, la maldad y crueldad que su mundo maldito ocultaba, viviendo completamente ignorantes de aquello, siendo felices. Sólo deseaba que su felicidad se preservara por mucho más tiempo.

Y para que eso fuera completamente posible y su felicidad fuese preservada, los shinobi luchaban día a día para evitar que aquellas hermosas e inocentes sonrisas fueran cruelmente arrebatadas. Ese era su principal motivo para luchar. Preservar la tranquilidad y felicidad del pueblo era lo más importante, lo primero en lo que podían pensar.

Por ahora, lo mejor que podía hacer era dar un paso a la vez. Era como un bebé que apenas está aprendiendo a caminar, si llega a apresurarse e intenta correr desde el primer momento, se caerá y llorará debido al dolor que la caída le provocó. Por ello era importante comenzar de a poco, lento pero seguro. Incluso alguien como él podía entender eso.

El único que no lo entendía era Naruto.

El repentino pensamiento con respecto a Naruto hizo que frunciera el ceño. Recordando que el rubio se había ido de la aldea para entrenar con uno de los legendarios Sannin, Jiraiya. Aunque no lo admitiera, estaba celoso y frustrado.

Naruto últimamente se había vuelto fuerte, demasiado fuerte comparado con cualquiera de su generación, y ahora se había marchado para volverse aún más fuerte.

Siendo sincero, temía que el rubio se volviera mucho más fuerte que él, tanto que se volviera totalmente impensable el llegar a superarlo, eso no podía pasar. De ninguna manera.

—¡Bien, Akamaru!— exclamó, el perrito a su lado ladrando una vez con emoción mientras movía su cola. —¡De ninguna manera dejaremos que el tonto de Naruto nos supere, aunque sea el futuro novio de nuestra mejor amiga!— el perrito comenzó a ladrar en acuerdo, para después ambos comenzar a correr hacia las puertas de Konoha.

Después de unos cuantos minutos, las puertas gigantes fueron atisbadas por el Inuzuka.  Sonriendo ladino, bajó de velocidad, acercándose tranquilamente hacia sus compañeros y sensei.

Los tres llevaban mochilas en sus espaldas, él también llevaba la suya pues de la torre Hokage había regresado a su casa para tomar un poco de ropa y armas para la misión. También cargaba con un poco de comida para el camino, aunque se detendrían en varias aldeas en el camino, así que seguramente ahí podrían comer después.

—¡Kiba-kun!— Hinata levantó su mano, moviéndola de un lado a otro mientras sonreía como saludo. Shino simplemente lo miró en silencio, como siempre.

☾︎ 𝐼 𝑠ℎ𝑜𝑢𝑙𝑑 ℎ𝑎𝑣𝑒 𝑙𝑜𝑣𝑒𝑑 𝑦𝑜𝑢 𝑏𝑒𝑓𝑜𝑟𝑒... ☽︎ ♡︎ ɴᴀʀᴜʜɪɴᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora