Capitulo 1🍼

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Manejar una empresa pequeña es difícil; ahora, una grande es más que difícil.

La vida de Taehyung, un empresario ocupado, no era nada fácil porque, además de sus responsabilidades laborales, tenía que cuidar a su pequeño bebé. Encontrar una buena niñera había sido todo un desafío.

Taehyung vivía estresado por tantos deberes, pero lo único que lo calmaba era el aroma reconfortante de su lindo bebé, quien lo acompañaba todos los días a la oficina. El dulce olor del pequeño siempre lograba arrancarle una sonrisa, incluso en los días más complicados.

—Disculpe, señor, necesito que firme esto —pronunció una chica muy linda, cuyo aroma llegó hasta la pequeña y delicada naricita del bebé, haciendo que este llorara con desenfreno.

—Tranquilo, amor —el pelinegro se acercó al niño, cargándolo entre sus brazos. Sentía el calor del pequeño cuerpo contra su pecho y el ritmo acelerado de su respiración— Los revisaré más tarde, así que déjalos en el escritorio —mencionó, señalando el lugar donde debía poner los documentos.

—Señor, ¿cree que...? —intentó nuevamente la joven, pero fue interrumpida.

—Ya te puedes retirar —dijo Taehyung, y la chica salió de la habitación, molesta por haber sido interrumpida.

A pesar de que la joven ya había salido, su aroma aún persistía en la habitación. Taehyung sabía que este olor era irritante para su pequeño, por lo que decidió llevar a su bebé a su parque favorito, un lugar que solía visitar con la mamá de Dae.

En el parque, Taehyung extendió una pequeña cobija sobre el pasto, bajo una buena sombra, y colocó a su pequeño sobre ella. Luego, se sentó a trabajar, disfrutando de la brisa suave que movía las hojas de los árboles y el sonido relajante de los pájaros. El cachorro se había tranquilizado y todo se sentía en armonía, hasta que la pequeña nariz de Dae se percató del rico aroma que flotaba en el aire.

Taehyung estaba tan concentrado en su trabajo que no notó cómo su pequeño se había quedado callado. Solo se dio cuenta cuando el bebé comenzó a llorar de nuevo, ya que el aroma que le gustaba se estaba apartando de él. El pelinegro miró a su bebé y, aunque se sentía cansado, lo acurrucó entre sus brazos para tomar todas sus cosas e irse a casa.

A la mañana siguiente, Taehyung disfrutaba de su primer día de descanso después de muchos días de trabajo intenso. Decidió ir al supermercado, ya que necesitaba comprar cosas para su bebé. Sabía que podía pedirle a una de sus trabajadoras que lo hiciera, pero quería distraerse un poco por lo que lo hizo él.

En el supermercado, Kim empezó a hacer sus compras cuando, de repente, tropezó con un chico castaño que solo agachó la cabeza, pidiendo disculpas por lo sucedido. Al pequeño Dae le llamó la atención, ya que su aroma era el mismo que había percibido la vez pasada.

Cuando el alfa terminó de pagar, subió las cosas a su auto. Antes de regresar a casa, decidió pasar por una cafetería que también vendía postres. Al adentrarse noto lo bien decorado que estaba el lugar.

—Buenas tardes —pronunció un chico de cabello rosado— ¿qué es lo que va a querer?

—Una rebanada de pastel de chocolate, por favor.

—Jimin, recuerda que hoy tenemos que cerrar temprano, así que... —el mismo castaño con el que Taehyung había chocado en el supermercado entró con unas cuantas bolsas en las manos— Disculpe —inclinó la cabeza— Yo lo atiendo, Jimin, así que apúrate a limpiar para cerrar —dijo, dándole las bolsas al chico de cabello rosado— Muy buenas tardes... ¿qué es lo que necesita?




























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"Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad, pero casi nadie en cambiarse a sí mismo".

(Anthony de Mello).

🍼 Erᥱs mι bᥱbᥱ́ 🍼 VƙooƙDonde viven las historias. Descúbrelo ahora