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Sakura

Un suspiró  se escapó  de mis labios mirando atenta la luna mientras las nubes pasaban a su alrededor por el viento el cual movía las hojas de los árboles y mi pelo.

— Veo que no se te quitó la costumbre.

— Creo que no. De pequeña me decían que era una loba, que no pertenecía  a ese lugar.

— ¿Por el simple hecho de admirar la luna?

Me encogi de hombros.

— Supongo que no era normal —le quité importancia—. ¿Que haces aquí?

— Estas en mi jardín. Son mis rosas, debo cuidarlas

— Ah, claro. ¿Quieres que me vaya?

— Haz lo que quieras, de todas maneras eres una molestia.

— Gracias.

— ¿A que viene eso?

— Por tratarme humanamente.

— No te confundas. Soy igual o peor que mis hermanos, solo que tengo uso de razón.

— Mhm... Yo no te veo igual. Ni a ti ni a ninguno de ellos, son muy distintos aunque no lo crean. Lo único que tienen en común es ser vampiros y "hermanos".

— Humana o no eres igual de estúpida. —soltó en un susurro

— ¿Eh?

Cortó una pequeña rosa y se acercó  a mi, extendiéndola.

Sonriente la acepté, pero en el momento en que toqué  la rosa encerró mi mano en las suyas, obligándome a hacer un puño y las espinas se enterraron en mi piel.

— ¿Ves que eres estúpida? —soltó mi mano y al instante deje caer la rosa, agarrando mi mano lastimada. Este sonrió y levantó  la rosa olfateando las espinas—. Las espinas son bonitas... A nadie le gustan pero, solo porque no tienen color o no son suaves. Solo lastiman pero, ¿sabes algo? Tienen un papel importante —lamió una espina saboreando mi sangre—. Protegen a la rosa y eso nadie lo ve. ¿Entiendes? Son injustamente maltratadas por todo el mundo solo por no ser bonitas y ellas solo cuidan de la belleza, a cambio de beber un poco de ellas, claro para poder vivir y cumplir su trabajo. Son su escudo.

La rosa cayó  al suelo lentamente.

— ¿Y tú tienes espinas?

— No comprendo,  Subaru...

—Tampoco espero que lo entiendas. Acabas de aceptar una rosa llena de espinas por parte de mí. Creyendo que no te lastimaría por el simple hecho de tener un "aspecto humano". Así me ves, ¿Cierto?

— Te veo tal y como eres. Te veo como Subaru.

Este abrió sus ojos y se sonrojó.

— Callate.

Tomó mi brazo obligando a levantarme y luego me volteó, quedando mi cuerpo a espaldas de él. Sus brazos pasaron por mi cuerpo impidiendo moverme.

— Yo quiero ser tu espina si me dejas...

Mordió mi hombro luego de decir eso.

— Le falta ese característico sabor tuyo pero... Es aceptable —volvió a morder.

¿De qué está hablando? No lo entiendo

Me quejé.

Estaba bebiendo  desesperadamente  enterrando sus colmillos cada vez más y apretando el agarre a mi cuerpo.

No entiendo a que se refiere. ¡Yo solo quiero que me suelte y deje de hacerme sentir dolor!

(...)

— ¿Shin? ¡Shin! —salté a sus brazos  feliz.

— Hola, enana.

— ¿Que haces aquí?

— Me llegaron rumores de que habías vuelto  a la mansión Sakamaki —soltó con algo de asco—. Y decidí  pasar a dejarte algunos apuntes de las clases. ¿Piensas volver, cierto?

— Claro. En... Unas semanas espero volver. Hay algo que tengo que arreglar antes —reí nerviosa.

— Entonces te estaré esperando, preciosa —acarició mi cabeza y depositó  un beso en la coronilla de esta—. Cuidate de los Sakamaki. Por favor... Te extraño mucho en el colegio. Y tú compañía me hace falta. Promete volver, ¿Si?

— Shin —dije sorprendida por sus palabras—... Claro que sí. —sonreí enternecida.

— Bien. Me voy antes de que alguno de esos murciélagos feos aparezca y hagan un alboroto con sus estupidos celos. Te quiero. —besó mi mejilla y huyó  lo más rápido que pudo dejándome avergonzada en la entrada de la puerta.

•••
¡hola y adiós!

La rival de Yui || DL 2da TempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora