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Sakura

— ¡Shin! —corrí y me tiré  directo a sus brazos — ¡Te extrañé mucho!

—Yo también hermosa —rió feliz mientras me giraba en sus brazos.

— Sueltala animal pulgoso —Ayato vino justo a arruinar nuestro momento feliz.

— Está conmigo, Ayato. Vete a chupar sangre de otra persona porque mientras esté bajo mi presencia tú ni tus estupidos hermanos podrán tocarla —amenazó posicionandose frente a mí.

— No me hagas reír, perro —escupió.

— Shin, tenemos clases... Vamonos —pedí tirando de su brazo—. Por favor, olvidalo —supliqué.

Este se relajó y se volteó ignorando al pelirrojo.

— De acuerdo, vamos —asintió pasando sus brazos por mis hombros mientras caminábamos.

— Deja de provocarlo. No puedo estar evitando que se maten todo el tiempo.

— Yo no hice nada —soltó inocente.

— Shin... —advertí.

Este rió disculpándose.

— No sabes cuánto hacía falta tu presencia en esta escuela, estaba tan... Vacía.

— Ow, cosita —apreté su mejilla—. Gracias por pasarme los apuntes, espero no estar tan atrasada.

— Mi amor, estas conmigo, puedo ayudarte —me guiñó un ojo. Yo quedé estática y pareció  haberse dado cuenta de las palabras que usó. Se separó de mi rápido y empezó  a balbucear—. Yo, e-eh... uh... Euh... No quise decir eso, es decir sí, porque sabes que eres mi mate pero yo... Eh... Eh... No se que pasó.  Lo siento.

Reí  suave.

— Descuida. Esta bien, no pasa nada. Solo me sorprendió —volvimos a caminar hacia nuestro salón—. Sabes... Tengo una duda, tal vez me equivoco pero, en los libros cuando uno tiene a su mate, que vendría a ser su "alma gemela", dicen que son muy posesivos y todo eso.

Soltó una carcjada negando divertido.

— Eso es... —rió de nuevo— Ay dios, estos humanos... En fin, no todo es como en los libros. Si somos algo posesivos es verdad pero, sabemos tener nuestros límites y espacios. Sobre todo nuestra manada, es la más... "rara" por así decirlo.

— ¿Cómo?

— Nada que una zorrita pueda saber.

— ¡Oye! —reproche.

Shin acarició mi cabeza con nostalgia.

— No se que sería de mi si tu desapareces, pequeña... Quedate a mi lado por siempre, por favor —besó mi coronilla de la cabeza y me abrazó fuerte.

Bueno... Shin había ganado bastante músculos. Me acuerdo cuando era tan solo un palito y ahora es... Ahora es... Wow.

— Con permiso. —soltó con molestia separando nuestro abrazo.

— Laito, no te vi... Debe ser porque no existes.

— ¡Shin!—me  quejé. ¿Es que quiere que le ponga un collar o qué?

— Recuerda que yo la tengo todo el tiempo en mi mansión, cachorrito —soltó con gracia—. Incluso podría tomar una ducha con ella si quisiera.

Shin apretó el puño hecho una furia.

— ¡A-A a clase! —empujé a mi amigo pelirrojo dentro del salón. Me detuve un segundo fulminando a Laito con la mirada— ¿Quieres dejar de buscar problemas? Estamos en la escuela y es mi primer día.

— Esta bien —se encogió de hombros y luego me dedicó esa mirada suya, la cual no significaba nada bueno—. Pero deberás darme una recompensa por mi buena acción del día —rió corto entrando al aula.

Bufé.

¡¿Quién más  va a traerme problemas hoy?!

— Ah, Sakura... Volviste —soltó el profesor al verme—. Es bueno tenerte otra vez.

— Cuidado con lo que dice profesor, Sakura es mi novia y no tolero que otros le hablen.

— ¡No es cierto, Laito! —defendí.— Disculpe profesor... Laito tiene esa fantasía de que algun dirá seré su esposa, tiene delirios.

Este asintió y me hizo un gesto con la mano para que vaya a sentarme.

Obedecí yendo a mi lugar. Cuanto extrañaba esto...

Todo mi cuerpo sintió  nostalgia al sentarse en el banco. Mi banco.

El profesor se aclaró la garganta y empezó a dar la clase.

Debería poner atención a su clase pero... Mi mente estaba divagando en muchas cosas ahora.

•••
¡hola y adiós!

La rival de Yui || DL 2da TempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora