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Sakura

acuéstate ahí. —ordenó Reiji.

Yo obedecí recostandome en el extenso sofá. Tenia algo de miedo pero también estaba emocionada.

— Bueno. Puede que sientas... Bastante dolor —se acercó Ruki sonriendo.

— Pero como yo voy a estar a cargo de transferir la sangre, voy a hacer que te duela aún más  —sonrió perverso el de anteojos.—. Alcanzame la aguja, Ruki.

— Ten —se la extendió indistinto.

Tragué duro tomando fuerza o intentar conseguirla.

— Quedate en sostén —miré a Reiji—. Solo hazlo de una vez. No eres tan importante para que te mire el pecho.

Miente cuanto quieras, yo sé  que no es así estúpido. 
O eso me hubiera gustado decirle pero... Tenia en sus manos mi futuro y posiblemente eso hubiera arruinado por completo mi oportunidad de volver a ser un zorro.

Quité  toda mi ropa quedando en sostén,  la mirada de Reiji era de satisfacción  al verme semi desnuda a su merced y claramente al obedecerle.

Ruki se acercó y desinfectó la zona donde se encontraba el corazón.

— Bien. Respira hondo —sonrió de costado divertido—. Aunque eso no va a minimizar el dolor.

Abrí los ojos ahogando un grito cuando clavó la aguja sin piedad en mi pecho, sentí  como penetraba mi corazón y era algo para nada agradable. Mi vista empezó a nublarse por el dolor.

— Vaya... Si te dolió  el pinchazo... No quiero imaginarme cuando empiece a meter la sangre.

Apretó  la jeringa y vi la sangre desaparecer de donde se encontraba.
Reiji quitó  la aguja de mi pecho y se fue a tirarla, creo.

— No siento nada... —solté confundida ya que no sentía ningún dolor.

— Espera a que tu cuerpo lo reconozca —Ruki me dedicó  una pequeña sonrisa sádica. — Eso será  en unos segundos.

— ¿Es- —apreté mi mandíbula— Mierda.

El dolo punzante era demasiado para mí. Mi cuerpo empezó  a sentirse caliente por lo que empecé a sudar y tenía demasiada sed. Traté  de aguantar los sollozos y los gritos pero nada de eso funcionaba.

Mi cabeza me estaba matando. Sentia como si me estuviera clavando una estaca y la estuvieran martillando. En mi cuerpo sentía agujas siendo clavadas, sentía mucho calor.
Me entraron ganas de vomitar. Me sentía muy mal. Mordí mi labio para enfocarme en ese dolor específico e ignorar todo lo demas pero era imposible.

— Morder tu labio hasta que sangre no arreglará nada. Causará todo lo contrario.  Sumarás un dolor más que soportar y además de que nos llamaras la atención al percibir ese característico olor. —Soltó Reiji acomodándose sus lentes recargado en su escritorio.

Queria hablar. Queria pedir algo de agua, un analgésico o algo. Pero lo único que salía de mi boca era nada.

— Parece que quieres hablar. Que patética y débil eres. ¿No puedes aguantar un minúsculo dolor? —Ruki era él único que aún seguía a mi lado por lo que tomé su mano con fuerza clavando mis uñas. — ¡Oye! —se quejó molesto pero no quitó mi agarre. Solo se quejó  y miró a otro lado fastidioso. Agradecía el pequeño gesto.

— Esto tardará un rato. —Suspiró y agarró  uno de sus libros leyéndolo, sin dejar de estar recargado en su escritorio.

Intenté  controlar mi respiración  pero no funcionaba. Me costaba respirar y enfocarme en una cosa u objetivo.

Un grito desgarrador salió de mi garganta, lastimando esta. Ya no aguantaba. Mi cuerpo no aguantaba y mi fuerza emocional tampoco.

¿Y si no funcionaba? ¡¿Y si no volvía a ser un zorro?!

— El cuerpo nunca olvida —soltó Ruki evitando mi mirada —. La sangre nunca olvida. Tus venas aún contienen memoria de cuando eras un zorro. Va a funcionar, si es lo que te preocupa.

¿Acaso lee mi mente?

Quise sonreír o agradecerle por tranquilizarme pero el sufrimiento no me permitía hacer o decir nada.
Mi vista empezó a ser borrosa y sentía como poco a poco dejaba de sentir mi cuerpo.

•••
¡hola y adiós!

La rival de Yui || DL 2da TempDonde viven las historias. Descúbrelo ahora