Desde el primer momento que sus miradas cruzaron, había sentido esa chispa que hace mucho había buscado.
Había deseado saber más de ese chico, de Aristoteles Corcega
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Querido ojos bonitos.
Hoy es un hermoso día, los días son hermosos desde que la cuarentena finalizó.
Te he extrañado como no sabes cuánto, por lo cual he decidido invitarte al mismo parque donde te confesé mi amor cuatro años atrás.
Te espero a las cuatro.
Atentamente, Thiago.
Aristóteles se abstuvo de gritar como vieja, la realidad es que sólo en ocasiones especiales era cuando el cantante le mandaba esas cartas que se habían vuelto el medio más romántico para citarlo.
Guardo la carta en una caja donde tenía decenas y decenas de estás, desde la primera que recibió antes de ser amigos hasta la que hoy había mandado, no había tirado ninguna pues todas le generaban hermosos recuerdos.
Reviso su reloj, aún faltaban tres horas para la cita por lo cual decidió tomar un baño y chatear con el trío de amigos que tenía: Temo, Diego y Mateo.
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- Espero y que no me vayas a entretener nuevamente con un helado, Thiago - Fue su saludo una vez llegó, el mayor escondió el par de sandwiches de helado que había comprado con culpabilidad - No cambias, Thiago
- No puedo cambiar mi forma de ser, ojos bonitos - Se disculpó entregándole un sándwich que era de vainilla - Tu favorito
- Eres el mejor
Ambos se sentaron en una de las bancas y comieron tranquilamente sus sandwiches de helado, aquella era una manera en que Thiago ganaba tiempo para las acciones que realizaba.
- ¿Recuerdas cuándo te dije que me gustabas?, pensé que lo habías descubierto, ojos bonitos
- Claro que descubrí que eres tú, el "ojos bonitos" fue suficiente para unir los cabos contigo, Thiago
- ¿Lo sabías y no me dijiste?, la traición, ojos bonitos - Dramatizó a lo que se ganó un codazo de parte del oaxaqueño
- No seas dramático, no eres bueno para fingir, cariño mío
- Te perdonaré está vez sólo por algo
- ¿Por qué?
¿Alguna vez han visto una película romántica?, bueno, si han visto alguna, sabrán lo que siguió después.
Thiago se levantó, saco de su bolsillo del pantalón una cajita de terciopelo (porque antes muerto que sencillo) y se arrodilló a la par que abría la cajita mostrando el anillo de compromiso.
- Por que quiero que seas mi esposo.
Y asi, con la cara embarrada de vainilla y chocolate de su sandwich de helado quien empezaba a llorar, Thiago vio al ser más hermoso del mundo.
- Si, si quiero.
El anillo fue colocado dónde debía ser y ambos se abrazaron, reían de felicidad y tal vez si el sol no estuviera cabron, serían recibidos por una lluvia como en las películas, así bien cliché.
La boda fue preciosa, todos asistieron (hasta el jefe homofóbico de Aris asistió a la boda de su adorado hijo), los centros de mesa a todo dar y obviamente los padrinos de boda fueron el trío de mensos que tan bien le caían a Aristóteles.
El pastel fue demasiado rico, cortesía del jefe de Thiago quien obviamente estaba feliz por uno de sus cantantes que más le generaba ingresos económicos.
Posterior a ello adoptaron dos hermosos hijos que llamaron Julián (por el chico de "Luff" de Webtoon, precioso el tipo por cierto) y Lorena, niños preciosos.
Y así terminó la historia de ambos, se puede asegurar que ambos son muy felices, ¿hubo discusiones?, claro que hubo discusiones pero aún así ellos se mantuvieron juntos.
Y todo por mandar "cartas al mesero".
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- ¡No mames Cuauhtémoc, deja de hacer fanfics de mi! - Reclamo Aristóteles quien recién entraba a la habitación para ver al poblano publicar el último capítulo de su fanfic.
- ¡No veas! - Chillo abrazando su laptop para evitar que viera el contenido - ¡No puedes eliminar mis instintos de shippearte con alguien!
- ¡Sólo nos hablamos una vez, carajo!
- ¡Pero yo ví amor en sus ojos! - Exclamó de manera dramática a lo que Aristóteles se dió un zape
- ¡Ni siquiera estuviste ahí, menso!
Y, antes de que siguieran peleando, Diego ingreso a la habitación con un sobre en sus manos
- Aris, un tal Thiago te mando una carta, sepa la bola de que es - Aviso, ambos se vieron a los ojos antes de correr a tomar la carta que soltó el rubio antes de salir corriendo para evitar ser atacado por ese par de locos.
- ¡Abrela, abrela! - Ordeno Temo y, a jaloneos, Aris la abrió.
Y, tal cual, ambos leyeron la carta que iniciaba así:
Querido mesero de ojos bonitos...
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Y, después de un hiatus y cancelación, por fin hemos finalizado este fanfic que era el único que se hallaba sin ningún aporte de mi parte.
¿A poco no se notaba que Temo había escrito el fanfic?, creo que con sólo leer atentamente unas partes te das cuenta que se daba demasiada importancia a sus sentimientos y demás (los cuales solo eran para darle emoción).
Espero que haya sido de su agrado este final, la verdad no soy bueno en dar finales (quiénes han leído mis demás fanfics lo han de saber de antemano), sus comentarios retroalimentativos serían demasiado buenos para mi persona y el mejoramiento de mi escritura.
Los quiero demasiado y espero volver a ver a alguno en el resto de mis fanfics.
