Capítulo 1.

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Me llamo Ann y tengo 16 años mis maravillosos padres me han mandado a un internado, ¿por qué? no lo sé, dicen que soy muy problemática, y me dispongo a despedirme de mi hermano Marshall, tiene 21 años y es imbécil, pero le aprecio, me va a costar vivir sin este imbécil, que empiece la nueva vida.

***

Llegó al internado, guau, es precioso, ja, dentro de dos días será mi infierno así que no te emociones.

Veo a niñas pijas con sus bolsos de Chanel, realmente mis padres son asquerosamente ricos pero yo no soy de esas niñas mimadas, seguro que me llevo mal con todas.

Encuentro secretaría y la verdad no sé como, pregunto por mi horario, habitación, taquilla, en fin esas cosas.

Realmente echó de menos a Alex, si no lo he dicho era mi novio, al irme pues las cosas se jodieron, y a Cris, mi mejor amiga, dios no voy a poder rodeada de pijos.

Lo que no pensé es como llegar a mi habitación, bien Ann bien, habla con alguien y que te indique vamos. Veo a un chico de unos 17 y bastante mono, allá vamos.

- Hola, me llamo Ann, soy nueva.

- Hola, no me importa, adiós.

- ¡Bastardo! - verás problemas desde el primer día.

- ¿Nadie te ha dicho que las niñas buenas no dicen palabrotas?

- ¿Y quién te ha dicho que soy una niña buena?

- Mm, así que eres una niña mala, me gusta, Ann algún día nos veremos por aquí, llevó prisa sabes.

- Adiós imbécil, no quiero verte.

- Que pena porque yo sí, y por cierto, me llamo Ángel.

- No me importa bastardo.

Pues nada debería encontrar otro pijo que me diga donde coño está mi habitación, o alguien que me que me indique mi habitación o encontrarla yo misma.

Pues estoy perdida, sí definitivamente no sé donde estoy, y no sé donde puedo fumar, por favor Dios, se que soy atea, pero ayúdame por favor. AYYYYY, UNA PERSONA, WIIII, DIOS ANN TE LO AGRADECE, PERO SIGO SIENDO ATEA.

- Oye, tú, chico, ayúdame.

- ¿Me hablas a mi?

- Otro prepotente.. por favor - Sí tú, me he perdido y soy nueva, me llamo Ann.

- Me llamo Tom, encantado, ¿qué necesitas?

- Que me lleves a mi habitación. - venga Ann pon tu mejor puchero.

- Venga vamos anda.

- Oye Ann, ¿sabes que las chicas no suelen estar en el patio? aquí son todas muy... ya sabes, buenas, aunque muy pijas.

- Ya sí, yo necesito fumar, ¿dónde puedo hacerlo? y si ya he visto a estas chicas, típicas pijitas que son muy perras, pero yo soy distinta, estoy aquí de paso, esto es un infierno.

- Sí, bueno ya hemos llegado, no estabas tan lejos, vengo a por ti para cenar y te presento a algunas chicas y chicos para que vayas socializando ¿vale?

- Perfecto, muchas gracias Tom, me he cruzado con un chico muy borde.

- ¿Quién?

- Creo que se llamaba Ángel.

- No te acerques a él, hazme caso, no es bueno para ti ni para nadie.

- Bueno no tengo problema, luego nos vemos voy a colocar mis cosas. Menos mal que son habitaciones individuales que si no me pego un tiro.

- Hasta más tarde Ann.


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