La avaricia por el dinero y el reconocimiento en algún puesto, ciega a las personas.
JiMin es testigo de eso.
El chico es testigo al ver como su esposo se enfoca más en resaltar en su trabajo, que en notar como se van distanciando paulatinamente...
YoonGi besaba con fuerza a su pequeño esposo, ambos, sobre el sillón. El Min mayor sobre su menor, mientras que acariciaba lo acariciaba con amor.
Y JiMin, suspiro a por cada caricia, deleitándose por el dulce toque.
Pero al parecer el destino odiaba a la joven pareja. La puerta principal es tocada.
—¡Maldición, demonios, porque todo el mundo me odia!— maldijo YoonGi entre el cuello de su pareja, mientras dejaba una mordida y un pequeño besito en la zona.
—Será otro día— rio bajito JiMin.
—Pero yo no quiero esperar hasta otro día, amor— puchereo YoonGi.
—Pues te esperas, iré a abrir.
Min se quitó de encima de su menor, para que este pueda atender la puerta. JiMin acomodo sus cabellos y su ropa, acción que le imitó su mayor. Cuando la puerta fue abierta, JiMin prefirió haberse quedado con YoonGi y no abrir la puerta. Los visitaban ChanYeol y BaeKyung, una pareja que no soportaba JiMin, no es que les cayera mal, sino que, no le gustaba la forma en la que presumían sus carreras musicales.
—¡JIMIN-AH! Que gusto verte.
—ChanYeol, BaeKyung, como están, pasen ,por favor.— fingió una sonrisa.
—YoonGi, hombre, ¿Cómo estás?— ChanYeol saludo cuando estuvieron dentro del hogar Min.
—ChanYeol, hola, bien, ¿Como estás tú?
—Estoy muy bien, no sé nota, estoy mejor que nunca.— ChanYeol hizo un ademán con su mano, mostrando su atuendo carísimo.
—Chicos— hablo BaeKyung —trajimos muchos regalos, miren, esto es para YoonGi.— le entrego una gran caja —Y esto es para JiMin.— también le entrego una gran caja —Y esto es para su departamento. Espero lo disfruten, lo escogimos para ustedes.
—Gracias. No se debieron de molestar.
—Saben que no es molestia, el dinero hasta nos sobra, así que no es nada traerles cosas.
JiMin bajo la cabeza, con una muy pequeña sonrisa. —Bueno, gracias por los detalles.
—No se preocupen. Tenemos que irnos, tenemos una cita con unas importantes personas y no queremos hacerlos esperar, de acuerdo. Nos vemos luego.
La pareja se despidió y se fueron para dejar solos al matrimonio Min. JiMin vio la caja que le habían dado sin expresión alguna. La abrió, y sus ojos se abrieron en sorpresa, cosas tan caras reposaban en la caja, como ropa, maquillaje, zapatos de plataforma, y otros accesorios.
Pero YoonGi era otra cosa, miraba maravillado todo lo que le obsequiaron. Entre trajes elegantes, relojes, zapatos, accesorios y otras cosas. No sé aguanto las ganas y subió a la habitación a probarse todas las cosas.
Había pasado una hora en dónde YoonGi modelaba las cosas, JiMin subió a ver a su esposo.
Abrió la puerta encontrándose con un YoonGi que no se parecía a su YoonGi. Este portaba una camisa blanca, un pantalón de vestir gris y el saco del mismo color.
—¿Como me veo, amor?
—Te vez muy bien, Yoonnie. Pero, no lo necesitas para verte bien.
—Claro que si, solo así, podré triunfar en este mundo.
—¿Co-como?— el rubio abrió sus ojos muy sorprendido.— ¿Acaso escuché bien?
—Sip, quiero triunfar en mi carrera, ya no venderle mis canciones sin que sepan que yo soy el autor, ahora diré quién es el productor, así yo conseguiré fama por mi mismo.
YoonGi, no.
—Que dices, bebé, ¿Crees que lo logre?— se acerco hasta JiMin, y enredo sus brazos en la fina cintura, haciendo que los brazos del último quedaron en el pecho de su pareja.
JiMin no sabía que decir. Simplemente suspiro.
—Lo-lo que tú te propongan te sal-saldrá.
YoonGi beso a JiMin, este correspondiendo, confundido, demasiado confundido.
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