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Segunda falta: Faltar a la cena con los padres de JiMin.

YoonGi volvió a prometer que estaría en la cena con los padres de JiMin, le prometió no defraudarlo, y JiMin

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YoonGi volvió a prometer que estaría en la cena con los padres de JiMin, le prometió no defraudarlo, y JiMin... JiMin, le creyó ciegamente, el lo excuso como amor. Creyó que YoonGi llegaría como prometió. Creyó que cumpliría su promesa.

Se terminaba de preparar, para ir a casa de sus padres, Min le dijo que lo vería allá. Cuando estuvo listo, tomo su abrigo y celular, para mirarse en el espejo por última vez, para después salir y asegurar su pequeño departamento. Bajo en el ascensor del edificio, saliendo y el viento frío de Seúl acompañándole en su viaje.

Mientras caminaba, noto como la ciudad era iluminaba por luces y adornos de colores, como la gente se paseaba felices, como si no tuvieran ningún problema, sintió un sentimiento extraño albergado en su pecho, algo le incomodaba.

Cuando llegó, sus padres le dieron la bienvenida, una cálida y familiar bienvenida. Olvidó sus preocupaciones por un breve momento.

Cuando estaban a punto de cenar, decidieron seguir hablando mientras esperaban al que faltaba. Pasaron quince minutos, treinta minutos, convirtiéndose en una hora, fue cuando su padre. NamJoon, pregunto por el que faltaba.

—Pequeño, ¿Donde está YoonGi?

JiMin bajo la mirada. —Si te soy sincero, papá, no se dónde está.

SeokJin, abrió los ojos asombrado por la respuesta de su hijo.

—¿Cómo?

—Se supone que nos veríamos aquí. Me prometió que venía.

NamJoon empezaba a molestarle la actitud de su yerno. Ya iban dos veces que YoonGi le prometía algo a su hijo.

—No te preocupes, pequeño, continuemos nosotros.

Comieron en silencio, sobre todo JiMin, no sabía si era la vergüenza, o la tristeza que lo abrazaban, pero decidió ignorar el pensamiento.

Cuando termino de comer, JiMin se despidió de sus padres, y como pudo se retiró, su padre NamJoon insistiéndole, el que se quedará a dormir con ellos, pero JiMin rechazándole de inmediato.

JiMin volvió a las frías calles de Seúl, caminando rumbo a su destino; su hogar. Mientras caminaba, una lágrima había resbalado, callendo por su mejilla, después de una, siguió otra y otra, convirtiéndose en varias

Cuando estuvo dentro del estacionamiento, ignoro el hecho de que podía subir por la caja metálica, decidiendo mejor las escaleras.

—JiMin.

El nombrado volteo a ver, una sonrisa sincera se formó en sus gruesos labios, al ver al proveniente del llamado.

—JungKook.

—Buenas noches, hyung.

—¿Como estás, JungKook-ah?

—Bueno, he estado bien, hyung. Vengo por mi auto.

—¿Te encontraste con alguien?

—No, que va, viene a traer a alguien.

—De verdad.

—Si, de hecho se viene a vivir aquí mañana.

JiMin se sorprendió —¿Puedo saber de quién se trata?

—Le encantara saber de quien se trata. Hace unas semanas, empecé a salir con Tae, y decidimos venir a vivir aquí.

—¡Valla sorpresa! Ya tendré con quién pasar el tiempo.

Poco a poco la noche comenzó a ser más entretenida, JiMin y JungKook no se habían visto por un buen rato. Así que no se molestaron en platicar hasta tarde. En el transcurso, el teléfono de JiMin sonó en llamada, de eso, JiMin ya estaba en una cafetería con su amigo platicando felizmente. Cuando JiMin vio al remitente de la llamada, su sonrisa de desvaneció por completo. YoonGi le llamaba.

—¿Es importante su llamada, hyung?

JiMin miro su teléfono de nuevo.

—No, no es importante.— sin pensarlo, colgó.

Pero al parecer la llamada era insistente.

JiMin apagó por completo su teléfono.

—Hyung, ¿Debería de llamar Tae para que se nos una?

—Si, apenas son las ocho, podemos estar un rato más.

—¿Quiere decirle a YoonGi-hyung?

—No, JungKook, tiene algo más importante que hacer.

—Esta bien.

En pocos minutos, TaeHyung llegó a la cafetería, incluyéndose de inmediato a la conversación.

A eso de la media noches, el trío llevo al mayor a su edificio para que pueda dormir. Quedando en verse mañana a las siete de la mañana en el estudio de baile de JiMin que le había regalado su abuela como regalo de cumpleaños.

Cuando JiMin ingreso a su departamento. Le importo poco si YoonGi estaba en casa o no, había pasado un momento muy alegre como para arruinarlo.

Cuando terminó de ducharse, YoonGi entraba a la habitación donde dormían, JiMin hizo caso omiso a su presencia.

—Hola, bebé— YoonGi estaba algo asustado por la reacción que tendría JiMin al no cumplir con estar en casa de sus padres.

—Hola.— JiMin estaba muy concentrado en sus pensamientos, como sería el día cuando amanezca y pueda irse con sus amigos, y pase el día completo con ellos.

—Bebé, ¿Podemos hablar?

—Si es por lo de la cena, solo olvídalo, ¿Está bien? Tengo un buen humor, como para arruinarlo, solo fue una promesa rota, puedo perdonarte si es lo que quieres.

YoonGi estaba anonadado.

—JiMin escucha...— fue interrumpido por el teléfono de JiMin que sonó en llamada.

—Tengo que contestar.— fue lo único que dijo para salir de la habitación y atender.

Jeks

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Jeks

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